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Sobre este blog

El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Camarney, el negocio de la masacre que se esconde en Tarragona

Un macaco de cola larga en Camarney

Concha López

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Camarney, en Camarles (Tarragona), es el mayor centro de distribución de primates para investigación de Europa. PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) y Abolición Vivisección han enviado una carta a los responsables de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial de Salud Animal (OMSA), para alertarles sobre la necesidad de “reforzar las medidas para la prevención y el control de patógenos zoonóticos de los primates destinados a experimentación, así como adoptar duras medidas contra este comercio internacional”.

Este llamamiento se produce a raíz de la reciente investigación difundida por el grupo español Abolición Vivisección sobre Camarney. El informe, sustentado en datos y documentación de las administraciones y en imágenes que no dejan lugar a dudas, muestra las “deplorables e inadecuadas medidas que el centro toma para prevenir la propagación de graves enfermedades fácilmente transmisibles a humanos, como la tuberculosis”.

La carta enviada a la OMS y la OMSA advierte de la urgente necesidad de reforzar el Código Terrestre de la OMSA, encargado de garantizar y mejorar la seguridad en el comercio internacional de animales.

La información publicada por Abolición Vivisección, explican en la carta, revela que los certificados de salud de algunos de los macacos aparecen borrados de la base de datos de Camarney y que el centro no registra las causas de muerte de los animales ni los resultados de las necropsias. En varias ocasiones, relatan, a los inspectores se les negó el acceso a las instalaciones por no disponer de pruebas actualizadas de tuberculosis de los primates y, según reflejan las inspecciones, las malas condiciones de algunas jaulas suponen el riesgo de que los macacos puedan lesionarse o escapar.

Camarney, origen y consecuencias

El informe comienza relatando que, en 1999, el por entonces llamado Centre de Recherches Primatologiques consiguió las licencias para instalar una granja de macacos destinados a experimentación en el pueblo de Camarles, en Tarragona. “Este es el principio de la historia del mayor centro de distribución y experimentación de macacos en peligro de extinción en Europa, Camarney S.L.”.

Primitivo Forastero, alcalde de Camarles en esas fechas y “posteriormente inhabilitado por conceder licencias urbanísticas ilegales”, es quien otorgó las licencias necesarias para la instalación y la actividad de la empresa. Como “agradecimiento”, el pueblo de Camarles recibió tres millones de pesetas del director del centro, Gérald de Senneville.

Durante los siguientes años comenzó una lucha legal por parte de ONG contra Camarney y entre las administraciones, incluida la aprobación de una ley autonómica contra la instalación de “granjas y centros de distribución de primates para experimentación” que entró en vigor solo unos días después de la concesión de las licencias a Camarney, y que culminaría entre 2004 y 2005 con una demanda-amenaza de 11 millones de euros al Ayuntamiento como indemnización y con el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya devolviendo las licencias retiradas a Camarney.

Desde entonces, por las jaulas de Camarney han pasado más de 30.000 macacos de cola larga, ahora en peligro de extinción, antes de ser transportados en diminutas cajas por toda Europa a los laboratorios que los torturan y asesinan diariamente.

El negocio de la masacre

Tanto el origen de Camarney como el de la mayoría de los macacos encerrados en sus jaulas está en Mauricio, una pequeña isla en medio del Océano Índico que, tras la fachada de paraíso, esconde su papel como uno de los principales exportadores de macacos de cola larga para su uso en experimentación.

Camarney pertenece a Noveprim Limited, una de las empresas de Mauricio que cuenta con varias granjas dedicadas a la captura y a la supuesta cría de macacos. A su vez, el 49% de Noveprim es de Charles River Laboratories, la empresa responsable de vender a más de la mitad de todos los animales usados en los laboratorios del mundo anualmente, estimados en más de 125.000.000.

“Mientras que los cazadores que capturan a los macanos en la naturaleza reciben unos 30$ por macaco, los centros y empresas que terminan vendiéndolos a los laboratorios lo hacen por más de 30.000$, precio que sigue aumentando cada año. Un ejemplo de cómo los macacos de Camarney acaban siendo vendidos como un producto de usar y tirar es el catálogo de otra de las vastas empresas de la experimentación animal, Inotiv”, dice el informe.

De la naturaleza a los laboratorios, el sufrimiento de los macacos

Hasta 2015, todos los macacos de Camarney procedían de Mauricio, presumiblemente de Noveprim, pero desde ese año también han llegado miles de macacos de cola larga procedentes de Vietnam, de Nafovanny, la mayor granja de macacos del mundo.

Los macacos llegan en diminutas cajas tras un viaje por carretera desde París, hasta donde han sido previamente transportados desde sus países de origen en bodegas de aviones. En estos transportes de al menos 30 horas, los macacos apenas pueden moverse o tener acceso a agua y comida, haciendo que muchos de ellos no sobrevivan a estas deplorables condiciones. Una vez en Camarney, los trágicos supervivientes son encerrados en otras jaulas. Los procedentes de Vietnam son encerrados en ‘Fase 3’. Estas jaulas, a diferencia de las destinadas a los macacos de Mauricio, están cubiertas por lonas que les impiden volver a tener cualquier contacto o visibilidad del exterior.

El crucial papel de las aerolíneas

Air France, la principal aerolínea del transporte de animales para experimentación durante más de 25 años, se comprometió a dejar de transportar primates destinados a laboratorios a partir de julio de 2023. Desde entonces, aseguran desde Abolición Vivisección, varias aerolíneas como Egypair, Bluebird Nordic, HiFly Malta o MNG Airlines han empezado a realizar estos miserables transportes.  Los vuelos que transportan a los macacos al Reino Unido son realizados por Bin Air, Flightline y RAF-Avia.

Los macacos que no mueren en Camarney o vayan a ser usados allí son transportados de nuevo por carretera a laboratorios españoles, como los de la Universidad de Navarra; franceses, como Sanofi; y alemanes, aunque también son enviados a otros centros de distribución, como el R.C. Hartelust, en Holanda.

En el caso de los que son enviados a sufrir y morir en laboratorios del Reino Unido, precisa el informe, son cargados como mercancía en un avión desde el aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat o desde el aeropuerto francés Albert Picardie, a más de 15 horas por carretera. Tras aterrizar en el aeropuerto de Manchester, son transportados nuevamente en camiones o furgonetas hasta los laboratorios de Charles River Laboratories o Labcorp.

Los experimentos

Los macacos de cola larga son los primates más usados en experimentación: más de 100.000 son asesinados cada año en los laboratorios de todo el mundo, y la mayoría de ellos solo tienen entre 2 y 4 años.

Son sometidos a experimentos como, por ejemplo, el envenenamiento con productos químicos para comprobar su toxicidad, cirugías e implantes en el cráneo, estudios de enfermedades en los que no se estudia la enfermedad sino sus supuestos efectos, adicciones al alcohol o a la cocaína, e incluso son torturados psicológicamente.

Estas investigaciones “tan crueles como inútiles” acaban con los macacos asesinados durante el experimento o tras él, y “sin haber obtenido ningún resultado válido”.

Desde 2022 y hasta junio de 2023, Camarney importó 4.898 macacos de cola larga: 3.641 de Mauricio y 1.257 de Vietnam; y exportó 3.651: 1.152 a Francia, 937 a Reino Unido, 685 a Holanda y 877 a Alemania (solo datos de 2022), según las cifras contenidas en el informe obtenidas de las administraciones.

Desde 2020, Camarney también experimenta con macacos en peligro de extinción. En febrero de 2019, Camarney solicitó la autorización para un proyecto de experimentación con macacos de cola larga, pero el departamento de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat de Catalunya lo denegó por no estar registrado como centro usuario. Ese mismo año, Camarney empezó a solicitar la licencia para convertirse en centro usuario. Aunque supuestamente la Generalitat ya se opuso en un inicio a la existencia de Camarney, durante estos años no solo ha seguido permitiendo su actividad de encerrar y enviar a un inimaginable sufrimiento a decenas de miles de macacos, sino que, en abril de 2020, concedió la licencia a Camarney que le permite experimentar con ellos.

Esta licencia fue concedida tras dos informes desfavorables, afirma el informe, y, como el resto de licencias de Camarney, no está exenta de irregularidades. Además de una larga lista de “problemas a solucionar”, en el momento en que a Camarney se le permitió comenzar los experimentos con primates carecía de las instalaciones adecuadas para ello, de un programa higiénico sanitario e incluso de un registro para el control y el seguimiento de los animales.

Camarney duplica su capacidad

Camarney se aprobó para encarcelar a 3.600 macacos en 72 jaulas, pero actualmente está construyendo nuevas jaulas, algunas de ellas ya ocupadas, que le permitirán prácticamente duplicar su capacidad. Con ello, denuncian desde Abolición Vivisección, “alrededor de 7.000 macacos serán hacinados a la espera de su muerte o tortura en algún experimento si se permite que Camarney finalice estas obras”.

Casualmente, el comienzo de la ampliación de Camarney en 2022 coincidió con otra negligencia de la Generalitat de Catalunya al no realizar ese año la inspección obligatoria por ley.

Camarney y las irregularidades

El informe enumera “algunas de las irregularidades y negligencias que rodean a Camarney desde sus inicios”. Por ejemplo, “el certificado sanitario de algunos macacos aparece borrado del registro de entrada en Camarney, haciendo imposible la trazabilidad”, o que en las inspecciones “es habitual que el recuento de macacos no concuerde con el del registro de la empresa”. También indica que “no se registran los tratamientos que reciben los macacos, ni quienes han estado hospitalizados” y “no se anota la causa de la muerte de los macacos que mueren en Camarney, ni los resultados de la necropsias”.

“Los cadáveres congelados no pueden ser identificados”, relatan, y en una ocasión “se encontró un cadáver sin identificar en una bolsa de plástico encima del congelador”, por lo que la veterinaria propuso “solucionarlo marcando las bolsas de cadáveres con un rotulador permanente”.

Denuncia asimismo que tanto la sala de experimentación animal como las jaulas “carecen de medidas de seguridad para evitar que los macacos se lesionen o se escapen”, así como “continuas deficiencias” en el control del ‘bienestar animal’, como la climatización de las jaulas y sala de experimentación, los niveles de ruido o los ciclos de luz.

Los macacos de Camarney se venden como si fuesen SPF (libres de determinados patógenos), pero en Camarney están en contacto con pájaros, liebres, ratas y ratones, y están expuestos a todo tipo de patógenos. Incluso se han detectado parásitos en macacos usados en un experimento en Francia, que supuestamente habían pasado la cuarentena y habían sido revisados en Camarney.

En los años 2006, 2007, 2012, 2015 y 2022 la Generalitat de Catalunya no realizó la inspección anual obligatoria, permitiendo así algunas de las mayores negligencias de Camarney. Además, en varias de las inspecciones no se pudo acceder al interior de las instalaciones y comprobar el estado de los macacos por no haber realizado el test de tuberculina, un text que detecta, deficientemente, si los macacos tienen tuberculosis. Al suponer un enorme riesgo para la salud pública, este test también es obligatorio. En 2023, prosigue el informe, se detectó un brote de tuberculosis en una de las granjas de macacos de Mauricio cuando iban a ser exportados.

Durante las inspecciones, continúa, “es habitual” encontrar que se han hecho o se están haciendo obras o modificaciones sin comunicarlo o sin pedir los permisos necesarios, incluso en edificios enteros que no aparecían en los planos. Además, se han detectado “deficiencias estructurales” en varias instalaciones, como en el área de hospitalización, el laboratorio y la enfermería.

Varios de los trabajadores encargados del 'cuidado y atención' de los animales “no han realizado el curso obligatorio ni disponen del título necesario”, y tampoco consta el personal “necesario y cualificado” para la realización de los experimentos con macacos. Durante la tramitación como centro usuario, Camarney “se opuso a llevar a cabo varios requerimientos sobre modificaciones estructurales, sanitarias y en sus procedimientos”.

A la hora de formar el comité de ética, dice también el informe, Camarney “quiso imponer sus condiciones sobre lo que exige la ley”. “Aun habiendo faltas en la composición y funcionamiento” del comité de ética, la Generalitat concedió la licencia como centro de experimentación animal. Aseguran desde Abolición Vivisección que todos los integrantes del comité de ética son de Camarney “y se benefician del negocio de la experimentación animal”, como el ‘asesor de bienestar animal’ Hernán Serna, de Binaex SLU, empresa dedicada al lobby y la propaganda para el negocio de la experimentación animal.

Una de las empresas proveedoras de Camarney es Nafovanny, de Vietnam, sobre la que existen sospechas de su involucración en la captura ilegal de macacos desde hace décadas. Nafovanny está “íntimamente relacionada” con Vanny Bio Research, en Camboya, “actualmente investigada en EE.UU. por vender macacos de cola larga capturados en la naturaleza como criados en cautividad y varios delitos de falsificación de documentos”.

En 2022 los macacos de cola larga fueron declarados en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), siendo su captura para abastecer a los laboratorios uno de los principales motivos de su dramática situación. Además, Noveprim, la empresa dueña de Camarney y de varias granjas de macacos en Mauricio, es una de las muchas empresas que aparecen en los ‘papeles de Panamá', y se han podido constatar “continuas e inexplicables discrepancias en los datos sobre el comercio de macacos”; por ejemplo, “no coincide el número de individuos, el peso, ni el precio, según la fuente (oficial o no) consultada y dependiendo de su implicación en el negocio”.

Ultima reflexión

Durante los últimos veinte años, Camarney ha sido el mayor centro de primates para experimentación de Europa, importando, enjaulando y enviando a más de 30.000 macacos de cola larga a su inútil tortura y muerte en laboratorios. Durante este tiempo y en contra de la propaganda de la experimentación animal, la persecución y el uso de los macacos de cola larga no ha dejado de aumentar, hasta el punto de haberlos llevado a estar en peligro de extinción desde 2022.

Aunque el negocio de la experimentación animal es el responsable de esta masacre, la historia de Camarney, sus irregularidades y el sufrimiento de sus decenas de miles de víctimas son solo posibles por “la aterradora permisividad cómplice de administraciones e investigadores, y el muy patrocinado desconocimiento de la sociedad sobre este cotidiano horror”, concluye el informe.

“Ni Camarney puede seguir existiendo ni nosotras podemos seguir permitiéndolo”, proclama.

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