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CRÓNICA

Ayuso redobla su guerra contra los periodistas y Feijóo le da vía libre

Díaz Ayuso, antes del pleno de la Asamblea del jueves.

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La Asamblea de Madrid alcanzó este jueves un hito en la historia del parlamentarismo. Aprobó por unanimidad una declaración institucional en favor de la libertad de expresión y en defensa de los periodistas. Recalcó la obligación de la Comunidad de Madrid y de sus instituciones de proteger el derecho de información “cesando cualquier comportamiento que suponga amenazas u hostigamiento a periodistas y a medios que realizan su función democrática”. Qué bien suena todo.

Acto seguido, el Partido Popular se pasó ese texto por la parte inferior de la espalda y prosiguió lo que había comenzado Miguel Ángel Rodríguez unos días antes: atacar con mentiras a los periodistas que investigan los delitos fiscales de la pareja de Isabel Díaz Ayuso.

Díaz Ayuso no va a ceder. Es cierto que por segunda semana no se atrevió a defender la inocencia de su novio, como hizo en una rueda de prensa en Leganés, ni a afirmar que se le ha hecho una inspección fiscal “salvaje”. Será porque Alberto González Amador ya ha reconocido a través de su abogado que defraudó 350.000 euros a Hacienda con la esperanza de alcanzar un acuerdo que no incluya una pena de prisión.

Lo que sí hizo Ayuso fue continuar con la campaña de Rodríguez –repleta de eso que la declaración institucional llamaba “amenazas u hostigamiento”–, lo que demuestra que no fue una iniciativa personal de su jefe de gabinete o un ejemplo más de su notoria trayectoria.

Ahora ya está claro que la guerra contra los periodistas procede de una orden de Ayuso y que es coherente con su concepción del poder.

Para criticar a la oposición, la presidenta disparó contra los periodistas: “No se puede intimidar a una persona en su propiedad privada, como está pasando. No se puede presionar ni intimidar al entorno de los políticos en cuarta generación, como están haciendo. No se puede intimidar a una portera de finca ni a los vecinos ni a ciudadanos anónimos, incluso a menores”.

Ayuso regurgitó los bulos generados por Rodríguez, que él mismo difundió esta semana, incluyendo fotos de dos periodistas de El País, además de lanzar ataques similares contra reporteros de elDiario.es. La intención es difamar a los que preguntaron a los vecinos sobre si se habían hecho obras de rehabilitación en el piso de los Ayuso.

Hacer preguntas sobre lo que Ayuso no quiere que se sepa es sinónimo de intimidar desde su punto de vista. O hacer preguntas sin más. Una petición de licencia de obras para reformar la vivienda había sido rechazada por la concejalía del distrito (su concejal fue desterrado más tarde a las profundidades abisales de la lista electoral) y no consta que se solicitara otra. Al menos, el Ayuntamiento se ha negado a informar de ello.

Su consejero de Presidencia, Miguel Ángel García, afirmó que se está atacando “el derecho a la intimidad y la privacidad” de la presidenta. Era de esperar conocimientos tan escasos en Derecho de un licenciado en Periodismo como él, pero cualquiera debería saber que investigar un delito fiscal o los bienes pagados por una persona que ha intentado defraudar a Hacienda no tiene nada que ver con el derecho a la intimidad de él o de su novia si viven en esa misma casa.

Los medios han informado con amplitud de los bienes comprados por los implicados en el caso Koldo, y el PP lo ha utilizado en sus iniciativas parlamentarias, sin que nadie se haya atrevido a sostener que se ha atacado su intimidad.

Es un argumento bastante obvio que utilizó la oposición en el pleno. “Es el colmo de la hipocresía que usted, que no ha tenido un trabajo precario en su vida, vaya dando lecciones del esfuerzo a la gente mientras vive en un piso comprado con la ayuda de un delito fiscal”, dijo Manuela Bergerot, de Más Madrid, que también llamó “defraudador confeso” a González Amador.

En un momento, la coraza de Ayuso ofreció un pequeño resquicio en lo que es hasta ahora su única concesión de que Amador pudo cometer un delito. “Una inspección fiscal es todo lo que tienen ustedes en su mano”, dijo a la oposición. Le debe de parecer poca cosa.

Como era de esperar, dedicó más tiempo a atacar al Gobierno de Pedro Sánchez que a defenderse. Dio una larga lista de medios conservadores que supuestamente han sido atacados por el Ejecutivo. Una realmente amplia, porque en ella se encontraba 'Estado de Alarma', dirigida por el experiodista de El Mundo Javier Negre. Es una web de escasa difusión aunque ampliamente financiada por gobiernos del PP –hasta Feijóo le soltó pasta en la Xunta– que es conocida por propagar bulos. Su último logro profesional ha sido burlarse de una persona con discapacidad intelectual.

La comprobación final de que Ayuso tiene secuestrada la posición del PP apareció el jueves con unas declaraciones de Alberto Núñez Feijóo en Bruselas. Le preguntaron por el tema, aunque quizá hubiera preferido no hablar del tema– y empezó respondiendo que el Gobierno tiene “gravísimos problemas” y quiere que se hable de la persona que tiene una “relación afectiva” con Ayuso. Todo le parece una maniobra de distracción. A las amenazas de Rodríguez a una periodista de este medio, no les dio ninguna importancia: “En las conversaciones privadas entre periodistas, cada uno tendrá su propia opinión”, dijo, con lo que se deduce que no encuentra censurables las amenazas en privado. En público, sería otra cosa.

Después de no haber tenido el valor de mencionar a Ayuso en dos sesiones de control consecutivas en el Congreso, Feijóo decidió, solo o presionado, que no puede dejar de apoyar a la líder del PP madrileño, bien restando gravedad a su acoso a los periodistas o destacando que el ministro Óscar Puente también ataca a otros medios.

Feijóo tuvo otra frase para enmarcar: “Entiendo que al Gobierno le interese la polarización, pero a mí me interesa la verdad”. Por eso, los diputados del PP convierten cada sesión de control en una exhibición de armas de destrucción masiva.

El ABC escribió el jueves en un editorial que los ataques del Gobierno de Madrid a los medios suponen “un precedente funesto que da cuenta de hasta qué extremo se han normalizado las presiones a los medios” (luego dedica la mayor parte del espacio a criticar al PSOE por lo mismo). En ese periódico deberían saber que no es una novedad, porque fue Esperanza Aguirre la que terminó forzando el despido de su director, José Antonio Zarzalejos, en 2008. Tampoco deben sorprenderse si recuerdan lo que hizo Ayuso en Telemadrid y Aguirre antes y... es una larga historia.

Ha sido un patrón de conducta del partido desde fechas anteriores a las actuales. No abandonará nunca esas tácticas. Miguel Ángel Rodríguez lo vino a confirmar en una conversación con un periodista de La Sexta. Nadie le quitará el puesto, porque está haciendo lo que se espera de él. “Yo nunca he mentido ni he amenazado a ningún periodista ni he difundido ningún bulo. Por tanto, no voy a dimitir ni Ayuso ha pedido mi cese”, dijo. La primera parte de la frase resulta inaudita para cualquiera que conozca su trayectoria en la época de Aznar en el Gobierno.

En una definición que resultará paradójica a los menos informados, no hay personaje político más chavista en España que Rodríguez en su relación con los medios de comunicación críticos y a los que ahora tacha poco menos que de delincuentes. Ayuso lo ha aprendido todo de él. A Feijóo no le parecerá mal mientras haga sus cosas en privado, a lo que Rodríguez podrá responder: es lo que he hecho toda mi vida.

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En elDiario.es somos conscientes de que publicar noticias como esta no es fácil, que puede haber consecuencias. Al menos ya sabemos a qué nos enfrentamos esta vez. Nos lo han dejado claro y por escrito: “Os vamos a triturar, vais a tener que cerrar”. Las amenazas de Miguel Ángel Rodríguez, la mano derecha de la presidenta de Madrid, no son solo un calentón. No es siquiera la primera vez que recurre a presiones así para evitar que se publique una información.

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