Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
La preocupación por el cambio climático… ¿Es cosa de urbanitas?
Hay razones para pensar que el calentamiento global genera más alarma en ciudades que en pueblos. Pero también argumentos en sentido contrario. Este post busca dilucidar la cuestión utilizando datos de opinión pública de los últimos dos años. Los datos de encuesta indican que el grado de preocupación es muy similar entre zonas urbanas y rurales. Por tanto, no, la preocupación por el cambio climático no es exclusiva de “urbanitas”.
Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
Existe un discurso social ampliamente difundido que sostiene que el cambio climático es una cosa que preocupa fundamentalmente a gente de ciudad, y especialmente a las personas de cierto nivel cultural de esas urbes. Según este argumento, serían los “progresistas de ciudad” los que tendrían una mayor sensibilidad a los llamados a tomar acción frente al cambio climático. Este discurso tiene una visión en general negativa de la población urbana sensible al calentamiento global. En su estructura discursiva contiene elementos populistas, pues plantea una dicotomía entre una élite urbana y un pueblo rural. Esa élite urbana, dice el argumento, es frívola y está alejada de la realidad, pues se trata de personas que tienen menos contacto directo con la naturaleza y con las supuestas consecuencias del cambio climático.
Hay algunas indicaciones que, efectivamente, sugieren que la sensibilidad por el cambio climático tal vez sea mayor entre las personas que viven en ciudades. Las prácticas de “consumo responsable” que evitan productos cárnicos, o el uso de envases de plástico -entre otras-, tienden a tener más visibilidad en las ciudades. Asimismo, los partidos ecologistas europeos suelen recibir una mayor tasa de apoyo electoral en distritos urbanos que en distritos rurales. Las protestas que reclaman medidas ambiciosas contra las emisiones de carbono -como Extinction Rebellion o Fridays for Future- suelen celebrarse en ciudades. Una de las líderes del segundo movimiento, Greta Thurnberg, nació en una ciudad -Estocolmo- y es hija de padres con profesiones claramente urbanas, como cantante de ópera y actor. Por último, las iniciativas que promueven limitar el uso del coche y el avión y favorecer otras modalidades como trenes, autobuses, o la bicicleta aparecen con mayor frecuencia en ciudades que en pueblos.
No obstante, se puede también plantear un argumento contrario al anterior. Podría ser que las personas que viven en zonas rurales sean las más receptivas a los mensajes que alertan del cambio climático. No en vano las consecuencias del calentamiento global son especialmente manifiestas en el campo, en las actividades agrícolas: olas de calor inusualmente tempranas que agostan las cosechas antes de tiempo, mayor número de eventos climáticos extremos como heladas o granizos a destiempo que arruinan los frutales, o sequías profundas como las que está padeciendo ahora el levante y el noreste de España. Esta mayor exposición a los efectos directos del cambio climático pudiera hacer que sean las personas más vinculadas al campo las que estén más alarmadas.
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