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Escocia será pionera en Europa en combatir la “pobreza menstrual”: tampones y compresas gratis para las estudiantes

Una de las imágenes de la iniciativa 'Tampons from Canada' de 2016.

Ana Requena Aguilar

Comprar tampones y compresas cada mes puede ser un lujo para muchas mujeres. Tanto que la dificultad para acceder a este tipo de productos higiénicos puede llevar a algunas a la llamada “pobreza menstrual”: la imposibilidad de utilizar productos adecuados y en la cantidad necesaria para cubrir sus reglas mensuales. Escocia ha tomado la delantera para combatir este fenómeno: se va a convertir en el primer país desarrollado en ofrecer productos sanitarios gratuitos a las alumnas de colegios, institutos y universidades. En total, 395.000 mujeres se beneficiarán de este plan del Gobierno para combatir la pobreza menstrual que costará 5,2 millones de libras (unos 5,7 millones de euros).

Asociaciones y ONG advierten con frecuencia de las consecuencias que tiene para adolescentes y adultas no tener acceso a productos o instalaciones adecuadas cuando tienen la regla: problemas de higiene y salud, pero también absentismo escolar o su reclusión en espacios privados. Son afirmaciones que suelen hacerse al hablar de países de África, América Latina o Asia. El caso de Escocia muestra, sin embargo, que la pobreza menstrual también existe en los países ricos.

Un estudio de Plan Internacional en Reino Unido hecho en 2017 mostró que el 10% de las chicas de entre 14 y 21 años no puede permitirse productos sanitarios durante su regla. Una de cada siete pide prestados tampones o compresas a amigas para poder utilizarlos. Al menos el 12% había tenido que improvisar una solución higiénica al no poder permitirse estos productos. Y el 19% había cambiado el uso de productos por otros menos idóneos pero más baratos.

El plan del gobierno escocés llega después de una encuesta que arrojó este resultado: una de cada cuatro estudiantes “lucha” para acceder a este tipo de bienes de primera necesidad. “En un país tan rico como Escocia es inaceptable que alguien tenga que pelear para comprar productos sanitarios”, dijo la secretaria de Gobierno Local del Ejecutivo, Aileen Campbell.

Para el comité de autoridades locales escocesas (COSLA), garantizar el acceso a estos productos busca asegurar “que ninguna joven vea afectada su educación” por este motivo, pero también contribuir a una “conversación más abierta sobre el tema y a reducir el estigma asociado con la regla”, en palabras de su presidenta, Alison Evison.

Bajar los impuestos a los tampones

En varios países, el debate se ha dirigido hacia los impuestos con los que están gravados los productos de higiene femenina. En 2015, Francia redujo el impuesto a tampones y compresas hasta el 5,5%, la mitad que en España. Canadá ha eliminado los impuestos a estos productos, al igual que India. En Reino Unido o Australia también ha habido intensos debates al respecto, impulsados por movimientos de mujeres.

En España, los productos de higiene femenina soportan un IVA reducido del 10%. Son muchas las voces que reclaman que pasen a formar parte de productos gravados con el tipo súper reducido de este impuesto, del 4%. En 2016, la campaña Tampons from Canada reclamaba a los entonces candidatos a la presidencia de Gobierno antes de las elecciones su compromiso con gravar estos productos con el IVA super reducido. En caso de que eso no suceda, decían, harían un pedido masivo de tampones a Canadá.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguró en junio que el Gobierno tenía en mente estudiar la rebaja del IVA de estos productos “por razones de discriminación”.

La asociación de consumidores Facua también ha reclamado que estos artículos estén gravados con el IVA superreducido, porque son productos “básicos para la higiene de las mujeres”. En un estudio, la asociación encontró diferencias de hasta el 400% en el precio de los paquetes de compresas en función de marcas y establecimientos, y del 185,3% en el caso de los tampones.

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