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El PP se plantea acabar con el 'dedazo'

Los nuevos vicesecretarios del PP, durante su conferencia política.

Luz Sanchis

La conferencia política que el PP ha organizado para, según ellos, “debatir” nuevas propuestas tiene el ritmo frenético y la puesta en escena a la americana que caracteriza a sus nuevos mandos. Pero debatir, se debate poco. Los escogidos por la organización para sentarse en los taburetes de las ponencias plantean oficialmente los asuntos en los que el PP está dispuesto a cambiar y los que no están en discusión. El asunto estrella de la conferencia ideada por el nuevo equipo que integra la segunda línea de la cúpula de Génova: hacer primarias. Este sábado, antes de la clausura de Mariano Rajoy, Pablo Casado y Andrea Levy presentarán las conclusiones de esta conferencia exprés que habrá durado unas seis horas.

Javier Maroto, Rafael Hernando, Fernando Martínez Maíllo y Cristina Cifuentes, entre otros, se esforzaron por presentar el foro encomendado moviéndose por el escenario con micro inalámbrico y constantes recordatorios al orador de que acababan los cinco minutos de tiempo. Un contador electrónico gigante en el escenario también indicaba cuándo era el momento de callar. Muchos no lo respetaron, pero sirvió como método de presión. Algunos militantes, pero también muchos cargos, aprovecharon para hacer después una sucesión de micromítines de un minuto desde la platea y también mucho de terapia de reafirmación interna. La dirección mantiene que todas fueron espontáneas y ninguna preparada. La autocrítica fue escasa.

Por ejemplo, un miembro de Colegas inquirió a Alfonso Alonso mientras Maroto hacía de presentador sobre “por qué el PP deja que la izquierda dé lecciones en materia de igualdad de derechos para los homosexuales”. La conclusión final, en boca del ministro de Igualdad, fue que tenía razón porque en el partido no se discrimina a nadie por su orientación sexual.

La palabra clave: primarias. Pero al estilo del PP. Es decir, que se atacó las “primarias trampa” o “plancha” del PSOE, Ciudadanos y Podemos. Como dijo Juanma Moreno, eso es “pose intelectual”. El andaluz fue el encargado de lanzar la idea estrella, que en un futuro congreso nacional se apruebe que voten los militantes y no los compromisarios escogidos previamente. Pero no se llamarán “primarias” sino “democracia directa”. La palabra “primarias” no gusta en el PP ya que ha sido arrastrado al debate por el resto de la oposición.

Congresos “asamblearios”

Moreno apuntó que se podrían hacer “congresos asamblearios” porque votarían todos. El presidente del PP andaluz propuso también la limitación de mandatos para el Gobierno central y los autonómicos, cargos electos y hasta para los dirigentes del partido, con la excepción en el caso de los alcaldes de ayuntamientos con menos de 20.000 habitantes. En ese momento, uno de los asistentes comentó a su acompañante: “¿Qué somos, Podemos? ¡Esto es una vergüenza!”.

Reforma electoral

José Antonio Bermúdez de Castro planteó reformar la ley electoral con cambios en los repartos por circunscripciones para “mejorar la representación”. Para ello, habló de crear “una bolsa de restos” con 10 o 15 escaños para cambiar la proporcionalidad en lugares donde los votos no se traducen necesariamente en número de diputados. También de crear una “prima de gobernabilidad” con escaños extra para el que más votos obtenga, como ocurre en Grecia, por ejemplo.

Méndez de Vigo a lo Frank Sinatra

Hubo tiempo para ver a un Iñigo Méndez de Vigo amenazando con cantar My Way ante un micro retro derrochando empatía y voluntad de diálogo con tal de hacer olvidar a José Ignacio Wert y su estilo de gestión. A una ministra como Fátima Báñez posando ante un contador electrónico de contratos creados durante el Gobierno de Rajoy (una media, no en tiempo real) que se fue a negro justo después. A diputados despistados preguntando en qué sala se hablaba de qué tema y a algunos miembros del partido enarcando la ceja con cara de ironía ante la mención de la palabra “debate”.

Una de las estampas más curiosas se produjo cuando María Dolores de Cospedal pidió el micro desde la platea para elogiar la intervención de Soraya Sáenz de Santamaría a propósito de no reformar la Constitución. Los organizadores mantienen que ninguna de las intervenciones estaba preparada y que todo fue espontáneo y natural.

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