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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz
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IDENER, spin off de la Universidad de Sevilla, mejorará la sostenibilidad de la cadena de valor de los envases de alimentos en Europa

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edCreativo Andalucía

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Actualmente en las cadenas alimentarias europeas se utiliza una gran cantidad de envases que a veces son innecesarios y en muchas ocasiones son de un solo uso. Esto hace que la gestión de la producción y de residuos no se lleve a cabo de forma correcta y poco a poco nos estemos convirtiendo en una sociedad de desperdicio. De hecho, anualmente se producen en todo el mundo cerca de 400 millones de toneladas métricas de plástico (el 15% se produce en Europa), lo que lamentablemente genera alrededor de 22 millones de toneladas de plástico vertidos al medio ambiente y 1800 millones de toneladas de CO2, incluido el CO2 procedente de la gestión de residuos.

Dado que la función principal de los envases es salvaguardar su contenido, la optimización de los envases para reducir estas cantidades alarmantes es un objetivo europeo importante. Esto se pone aún más de relieve si se considera que el 30% de todos los alimentos producidos a nivel mundial se pierde o desperdicia a lo largo de la cadena de suministro. Además, en el año 2022 en Europa los envases representan entre el 36 y 39% del uso de plástico; sin embargo, sólo el 46% de estos envases de plástico se reciclan.

Desde la perspectiva europea, sobre la base del objetivo revisado de la Directiva sobre envases y residuos de envases, de un 55% de plástico reciclado en Europa para finales de 2030, el desafío se ha planteado para todos los actores de la cadena de valor del plástico. Estudios recientes estiman que la cantidad de desechos plásticos emitidos al año varían entre al menos 3 y 14 millones de toneladas métricas, con un total acumulado de entre 75 a 199 millones de toneladas. Sin embargo, la discrepancia entre los diferentes valores obtenidos en todos los estudios refleja otro problema: debido al uso de diferentes metodologías de análisis, existe una brecha entre los datos de demanda de plástico y producción de residuos, que podrían indicar que los desechos plásticos generados en todo el mundo podrían superiores a los reportados.

Lamentablemente, el uso indebido de materiales plásticos ha contribuido a la descarga de micropartículas de plástico que están presentes en suelos y cuerpos de agua tanto dulce como salada. Los seres humanos están expuestos a estos materiales a través de varias vías, y en la última década se ha intensificado la investigación de sus efectos en el cuerpo humano. Se ha demostrado que las micropartículas de plástico procedentes de aplicaciones de embalaje tienen un gran impacto en la salud humana.

Según Ignacio Fernández-Pacheco Ruiz, de IDENER, “la contaminación y el impacto sobre la salud humana y del medioambiente por los envases de plástico es un tema de actualidad debido al foco de atención que se ha puesto sobre esta crisis”. “Pero como en otras crisis medioambientales que ha sufrido la humanidad en el pasado, el público general fuera de la comunidad científica no es consciente del alcance e impacto final que tienen van a tener los hábitos de consumo actuales sobre nuestro planeta o de cuáles son las posibles medidas que podemos llevar a cabo para mitigarlos. Debido a la complejidad de afrontar este problema, la involucración de todo tipo de entidades a lo largo de toda la cadena de valor; productores de plástico, fabricantes de envases, envasadores, distribuidores, consumidores y organismos de regulación, es necesaria para proponer medidas realistas y eficaces que ayuden a mitigar este problema”.

Una docena de países europeos

La spin off de la Universidad de Sevilla, IDENER, lidera y coordina MAGNO, un proyecto financiado por la Agencia Ejecutiva para la Investigación (Research Executive Agency) dependiente de la Comisión Europea. MAGNO está formado por un consorcio con miembros de 12 países europeos y donde también se colabora con Líbano y Túnez debido a su localización en la cuenca del Mediterráneo, uno de los mares que más sufre este tipo de contaminación.

Este proyecto está analizando toda la cadena para comprender su funcionamiento y promover la implementación de nuevas estrategias que permitan mejorar la sostenibilidad de la cadena de valor. De forma paralela, se creará dentro del proyecto de un Gemelo Digital del ecosistema (en inglés, Ecosystem Digital Twin, que incluye algoritmos basados en IA para la extracción y recopilación de datos) de la cadena de valor de los envases en Europa, con el objetivo de poder predecir los efectos futuros al modificar nuestra forma de diseñar, producir, utilizar y reciclar los envases de plástico para alimentos. El “Ecosystem Digital Twin” formará la base de MAGNO para probar estrategias para mejorar el rendimiento del sector de envases de alimentos.

El consorcio del proyecto se compone por una amplia representación de diferentes organizaciones concienciadas y dispuestas a participar en dar solución al problema desde diferentes puntos de vista: PyMEs como IDENER R&D (IDE), Soluciones holísticas y ontológicas para la sostenibilidad (HOLOSS), la consultora tecnológica especializada en proyectos de financiación Europea Kveloce (KVC) e IRIS Technology Solutions (IRIS); centros de investigación como el Instituto Fraunhofer para la ingeniería de proceso y envasado de Alemania (FHF IVV), el centro de investigación del calzado y del plástico de la región de Murcia  (CETEC) y el Instituto Nacional de Ciencias y Tecnologías del Mar de Túnez (INSTM); asociaciones como la asociación europea para convertidores de plásticos (EUPC); universidades como la Universidad de Balamand (UOB) y la Universidad de Sousse (UOS) y grandes empresas del sector como Det Norske Veritas (DNV). De igual manera, el proyecto iniciará un proceso de consultas a todos los actores de la cadena de valor pues se busca la integración de todas las organizaciones que intervienen desde principio a fin.

Desde IDENER consideran que “uno de los puntos fuertes del consorcio que forman las entidades que trabajan en MAGNO es el diferente trasfondo técnico y puntos de vista de cada uno de los socios, al integrar diferentes tipos de entidades que han trabajado - y trabajan - en diferentes proyectos de investigación relacionados con la materia (materiales bio-basados y biodegradables, impacto sobre el medio ambiente de plásticos, técnicas de fabricación de envases, separación y reciclado de plásticos, etc.) obtenemos una perspectiva multidisciplinar que será clave para la consecución de los objetivos propuestos en el proyecto”. “Se trata de un proyecto multidisciplinar que aprovecha los conocimientos de las empresas que participamos. Además, en todo momento se tienen en cuenta los puntos de vista de los actores de las cadenas de valor que son los que permitirán identificar aspectos de mejora y nuevas estrategias”, añade.

Los objetivos

MAGNO tiene como objetivo analizar y determinar las mejores estrategias de fabricación, uso y reciclaje de envases para alimentos. Esto incluye el estudio de diferentes materias primas y alternativas a los materiales de origen fósil, opciones de diseño, rutas de producción y los enfoques que existen para reducir la generación de residuos durante la fabricación para lograr prácticas de fabricación de envases de alimentos más eficientes y respetuosas con el medio ambiente.

También se trabaja en la identificación y clasificación de los materiales utilizados en el sector del envasado de alimentos, especialmente sobre los que pueden dañar la salud humana y el medio ambiente., buscando mejorar el uso del embalaje desde el punto de vista de envasadores, distribuidores y minoristas. Y, por último, en base a los principales resultados obtenidos de cada una de las líneas de investigación, formular una serie de iniciativas que sirvan de alimento para futuras normas y legislación para el sector del envasado de alimentos a nivel europeo.

Por supuesto, MAGNO también trabajará para identificar las necesidades y percepciones de los consumidores basándose en el enfoque actual de envasado de alimentos e intentará promover cambios en el comportamiento para que los consumidores también tomen mejores hábitos de consumo. Esto incluye análisis de mercado y la aplicación las mejores estrategias disponibles para involucrar a los consumidores en el dilema de la contaminación ambiental y brindar soluciones sobre cómo disminuir y resolver sus impactos.

El coordinador del proyecto apunta que “los objetivos del consorcio que forma MAGNO son ambiciosos debido a la gran dificultad para alcanzar los objetivos fijados por la Comisión Europea en sus planes de acción de polución cero y economía circular (Zero Pollution and Circular Economy Action Plan) por el aumento de producción y consumo de plástico y la disparidad de niveles económicos entre los diferentes países dentro de la Unión Europea. Como sociedad, debemos consumir, reutilizar, reciclar y tratar nuestros residuos plásticos de forma más consciente y eficiente, para lo cual esperamos que los resultados del proyecto puedan contribuir en este esfuerzo colectivo”.

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