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Un mal día en la oficina

Mariano Rajoy

Antón Losada

Primero la Universidades Complutense y Rey Juan Carlos han decidido investigar oficialmente la carrera ultra rápida y el master mágico de Pablo Casado; justo lo que dijeron que solo harían si no les cuadraban los expedientes remitidos por el Instituto y el centro privado que le dieron los títulos. Se reabre el caso Casado, justo cuando parecía que se había logrado volver a cerrarlo a base de desacreditar a la fuente que expuso las presiones y recomendaciones recibidas desde el Partido Popular para que su joven estrella brillase aún más cegadora.

Además de aclarar el misterio de las convalidaciones mágicas, sin sustento alguno de documento oficial válido, que le permitieron sacarse un máster con cuatro trabajillos y un TFM, ahora alguien va a investigar de verdad sus portentosas marcas logradas durante el año cuando, además de sacar tantas asignaturas como un opositor, se ganó el acta de diputado y se situó en la dirección del partido.

Luego va la Guardia Civil y detiene a Eduardo Zaplana por blanqueo de capitales y andarse trayendo dinero del extranjero procedente de comisiones en negro a cambio de adjudicaciones. De la boda roja en El Escorial solo quedáis tú y José María Aznar, Mariano; a ver cuánto dura. Ya sé que nos dirás que es cosa del pasado, que Zaplana y sus chaquetas súper entalladas ya no pintaba nada en el PP y tú mismo le diste la patada como portavoz, pero lo cierto es que estabas allí, Mariano, y ya mandabas mucho mientras unos y otros depredaban la caja común. El Aznarismo se derrumba inexorablemente sobre el Marianismo en un inmenso lodazal de podredumbre y corrupción; te pasas el día achicando con baldes, pero no para de crecer.

Por si no tuvieras bastante, ese mismo día, un juez va y cita como investigado al número dos del Ministerio de Hacienda de Cristóbal Montoro, José Enrique Fernández de Moya, por los delitos de prevaricación, malversación, cohecho, falsedad y tráfico de influencias en relación con unas facturas de su época de alcalde de Jaén, pagadas por orden suya contra los reparos del interventor municipal y que la Guardia Civil denuncia como falsas y con una acusada propensión al sobrecoste. Y de esto no le podemos echar la culpa a Aznar ni al pasado.

Menos mal que los nacionalistas vascos son gente seria que no se confunden ni de prioridades, ni de enemigo. Menos mal que Marta Sánchez se ha pasado a Ciudadanos y por lo menos no tendrás que soportar la bazofia de su versión del himno en los mítines de las campañas que se avecinan. Menos mal que ahí están Pedro Sánchez y Albert Rivera, compitiendo por ver quién se la dice más gorda al President Torra y centrando de paso tu imagen como hombre de Estado; te van a convertir en nuestro Konrad Adenauer. Menos mal que ahí andan Pablo Iglesias e Irene Montero transformando la compra de una casa en un test de calidad democrática. Ciertamente ha sido un mal día, pero pasará; tú aguanta, que ya se derrotan ellos solos.

 

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