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No concedan el asilo político a César Hinostroza

Gabriela Wiener

Puede que aún no estén al tanto pero desde el miércoles tienen refugiado en su territorio –en la ciudad de Madrid, para ser exactos– al hombre más buscado del Perú. Se trata del exjuez supremo César Hinostroza Pariachi, quien se encuentra prófugo de la justicia peruana. Se le busca por ser un funcionario que ha incurrido en varios actos de corrupción, por ser líder de la organización criminal los Cuellos blancos del Puerto –una banda que operaba dentro y fuera de la Corte Superior de Justicia del Callao y a la que se le imputan los delitos de corrupción de funcionarios, tráfico de influencias, cohecho y peculado. También se le busca por haberse reunido con “la señora K”, nombre en clave para Keiko Fujimori, líder del fujimorismo, que tiene mayoría en el Congreso, y por actuar como su socio dentro de los juzgados en los diversos casos abiertos que tiene ella misma y miembros de su partido. Por estas razones ha sido ya ha sido destituido e inhabilitado por diez años.

Señora Calvo y señor Marlaska, quizá de todas las revelaciones que sobre este sujeto lleva haciendo desde el mes de julio de este año el medio de investigación peruano IDL Reporteros, lo que repugna, indigna y pone los pelos de punta es el papel que cumplió César Hinostroza dentro del sistema de justicia patriarcal liberando impunemente a una serie de violadores de niñas. En el audio que se filtró a la prensa Hinostroza conversa sobre alternativas de reducción de condena o absolución a un presunto abusador sexual de una menor de edad. Al “tremendo juez”, como lo llamamos las peruanas, que ahora mismo duerme cómodo en suelo español, se le escucha decir: “Porque es menor de edad la chica seguro... ¿Cuántos años tiene? ¿Diez años? Once añitos... Pero, ¿está desflorada…? Ya, pero ¿quién le ha hecho eso…? Voy a pedir el expediente para verlo ¿ya?... ¿Qué es lo que quieren, que le baje la pena o que lo declaren inocente?”.

Pues bien, este presunto delincuente peruano ha pedido asilo político en vuestro país hace unas horas y se encuentra esperando la tramitación de su caso. Sabemos, por tanto, que no podemos esperar su expulsión inmediata, pero sí podemos exigir que se convenzan y convenzan a las autoridades de su país que no cabe la figura de asilo político para un personaje como Hinostroza. Porque no hay ninguna persecución política contra él. Su situación es la de un investigado por el tema de los audios de la corrupción en el Poder Judicial y otros indicios de sus actos. No solo no es un perseguido sino que es un protegido de la fuerza política número uno del Congreso de la República, el fujimorismo.

Que Hinostroza haya podido escapar teniendo un impedimento de salida del país, burlando el control de fronteras y mientras esperaba el debido proceso, se lo debemos, claro, al mismo Congreso, que tenía el encargo de hacer llegar la investigación al Ministerio Público y que demoró el trámite dándole a Hinostroza el margen que necesitaba para poder escapar y ponerse a buen recaudo en vuestro país. Blindaje, bloqueo, permisividad por parte de sus socios e ineficacia por parte del gobierno –el Ministro del Interior se ha visto obligado a dimitir– completan el cuadro de desvergüenza que ha dado alas al prófugo. Hoy, cuando ya está lejos, por fin se le ha dictado orden de captura internacional.

En España también somos testigos día a día de cómo la corrupción afecta la vida de todos los ciudadanos, en especial de las mujeres y los niñxs, que nunca encuentran justicia. Pero en nuestros países del sur las cifras son terroríficas: En 2017 hubo más de 25 mil denuncias de abuso sexual en el Perú, el 76% de las víctimas era menor de edad. En ese contexto de terrible violencia, esto es lo que hace un juez en el Perú: usar sus influencias para traficar con la inocencia, vender la dignidad de una niña de diez años para beneficiar a un pedófilo violador.

Señores ministros de España, César Hinostroza es el símbolo de la justicia institucional machista y de la impunidad en el Perú, y sus actos han probado de una manera transparente que las decisiones clandestinas, de una profunda insensibilidad, misoginia y falta de empatía con los más vulnerables, de esas élites, impactan terriblemente en nuestras vidas. No solo nos roban justicia haciendo favores a criminales sino que se llenan los bolsillos por arrebatarnos nuestros derechos. Sus manos, que negocian con los cuerpos y las vidas de las mujeres, están manchadas de sangre. Encubren y protegen agresores de toda calaña; se conocen y se entienden en esos ámbitos de poder en los que se toman las decisiones y allí están dispuestos a intercambiar privilegios y amparo para que nunca les toque a ellos pagar por lo que hacen. Solo pensar en todos los casos, las vidas, las libertades de las mujeres y niñas que dependen de jueces como éste nos muestra con crudeza el horizonte oscuro que deben enfrentar las mujeres en su búsqueda de reparación.

El gobierno de España, el gobierno de Pedro Sánchez, que se precia de defender el feminismo, empezando por la composición de su gabinete que incluso excede lo paritario, no puede permitirse tener al juez peruano que libera violadores de niñas en su territorio ni un solo día más.

Las peruanas y peruanos le rogamos que entregue a Hinostroza a las autoridades del Perú.

Atentamente

Gabriela Wiener Bravo

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