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Una clínica de abortos denuncia el acoso en su puerta de una procesión presidida por el obispo ultracatólico Martínez Camino

Un momento de la procesión. De espaldas y tras la Virgen, el obispo auxiliar Martínez Camino.

Marta Borraz

La clínica Dator, uno de los centros que practica interrupciones voluntarias del embarazo más reconocidos de Madrid, ha presentado una denuncia por un nuevo episodio de “acoso” ocurrido a sus puertas. El pasado 11 de mayo por la mañana, un grupo de “unas sesenta personas vestidas con indumentaria de cofradía” se concentraron frente al centro médico “durante 30 minutos” y tras “rezar el rosario”, comenzaron “a proferir frases como 'aquí matan niños' que repetían constantemente”, destaca la denuncia, a la que ha tenido acceso eldiario.es. Se trataba de una procesión presidida por el obispo auxiliar de Madrid Juan Antonio Martínez Camino y organizada por una parroquia cercana. Según fuentes presenciales, fue el propio párroco del templo el que alentó a la protesta.

Tal y como confirma la página web del mismo, la peregrinación estaba presidida por el conocido obispo y secretario y portavoz de la Conferencia Episcopal durante diez años Martínez Camino. El prelado aparece de espaldas en algunas fotos que hicieron trabajadores de la clínica, alertados por lo que estaba ocurriendo, y que muestran a la comitiva abandonando el lugar, por lo que no es posible confirmar si él fue una de las personas que participó en los hechos en sí. Por su parte, la Archidiócesis de Madrid confirma su presencia y apunta a que forma parte de “una visita pastoral” que están haciendo los obispos auxiliares por distintas parroquias.

La página web de San Germán de Constantinopla, el templo que organizó la procesión con motivo del día de San Germán, que se conmemora cada 11 de mayo, ratifica la presencia del obispo, conocido por sus posiciones ultracatólicas. Así, anuncia en una convocatoria pública que a las 12.00 de ese sábado se llevaría a cabo la peregrinación con “La Madre” –una talla de la Virgen que procesionaron los asistentes– y que previamente se celebraría una misa presidida por el obispo auxiliar. La Archidiócesis, sin embargo, descarta hacer alguna valoración sobre lo que ocurrió después.

Según relata la denuncia presentada por Dator, entre las 12.45 y las 13.15 horas, mientras “se desarrollaba el normal funcionamiento de la clínica”, los trabajadores comenzaron “a oír bastante alboroto en el exterior”, ante lo que algunos salieron y comprobaron “cómo había una concentración de unas sesenta personas vestidas con indumentaria de cofradía”. El tumulto, prosigue, se produjo en la calle Hermano Gárate, donde está la puerta de acceso a la clínica, pero la peregrinación “procedía de la calle Pensamiento”, justo una de las que incluye el recorrido publicitado por la parroquia en su web. El templo está situado a escasos 5 minutos a pie de la clínica.

La denuncia, fechada el pasado 14 de mayo, señala que “durante 30 minutos” la concentración “se queda estática en la puerta de la clínica rezando el rosario en un tono de voz suficiente para que los trabajadores lo escucharan e insultando a trabajadores y usuarias”. Una vez finalizaron el rezo, “comenzaron a proferir textualmente frases como 'aquí matan niños' que se repetían constantemente”. Según testigos presenciales de los hechos, fue el propio párroco de San Germán, Mario Fernández, el que animó al resto de asistentes, pero la Archidiócesis no ha querido confirmar este extremo.

“Cercenan los derechos de las mujeres”

Tampoco hace ninguna valoración sobre la presencia del obispo auxiliar Martínez Camino, que durante los diez años que fue secretario de la Conferencia Episcopal, y junto al cardenal Rouco Varela, se erigió en imagen de una Iglesia de posiciones cerradas y condenatorias. Obispo jesuita, Camino representa a la línea más ultracatólica de la Iglesia y es férreo defensor de los sectores más a la derecha. De hecho, ha sido considerado uno de “los obispos de hierro” en España contra las políticas más aperturistas del Papa Francisco y, entre otras cosas, ha acudido a galas de premios organizadas por el grupo ultracatólico HazteOir.

Los hechos denunciados por la clínica Dator constituyen un episodio más de los que prácticamente cada semana vive el centro médico. Sus profesionales denuncian que desde 2010, año en que se aprobó la ley actual del aborto, reciben el acoso y el hostigamiento de grupos ultracatólicos que se sitúan a sus puertas para clamar contra la interrupción voluntaria del embarazo e intentar convencer a las mujeres que entran de que no aborten. De hecho, cada sábado por la mañana, uno de los momentos en que la clínica realiza las intervenciones, la presencia se intensifica, denuncian fuentes del centro.

“Están cercenando y se están obstaculizando los derechos de las mujeres. Es importante señalar que son prestaciones de la sanidad pública”, explican las mismas fuentes. De hecho, las clínicas en las que se practican abortos pelean contra este problema desde hace años y piden responsabilidades a las Administraciones públicas. Entre otras cosas, los grupos que suelen situarse a las puertas de los centros enseñan folletos a las mujeres, rezan, gritan contra el aborto o enseñan fetos de juguete, hechos que conviven con las pintadas que aparecen de vez en cuando en la acera. Dator fue la clínica que pocos días antes de las elecciones generales del pasado 28 de abril amaneció con pegatinas pidiendo a Abascal, Casado y Rivera la derogación de la ley del aborto.

El Defensor del Pueblo está investigando actualmente este tipo de acoso, no solo en Madrid. Ocurre en varias ciudades españolas y así lo ha denunciado la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción Voluntaria del Embarazo (ACAI), que ha entregado un informe al organismo en el que acredita este tipo de episodios en clínicas de Málaga, Albacete, Córdoba y Algeciras (Cádiz). Las clínicas han elaborado incluso una investigación con testimonios de mujeres que se han visto abordadas por estas personas al entrar en los centros: A la pregunta de si se han sentido acosadas y amenazadas, un 89% y un 66%, respectivamente, responde afirmativamente, y la gran mayoría, un 73%, se sintió “muy molesta”.

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