El nuevo rector de la Rey Juan Carlos, al catedrático que le grabó y denunció por soborno: “Eres un hijo de puta”

“Eres un hijo de puta. Deseo que tu familia se divorcie de ti”. El nuevo rector, desde febrero, de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Javier Ramos –candidato señalado como sucesor por el exdirigente Fernando Suárez, protagonista de una docena de casos de plagio académico–, insultó en un ataque de furia al menos un par de veces al catedrático Antonio Alonso en la cafetería del campus, según la denuncia del agraviado que corroboraron dos testigos a eldiario.es.

Ramos y Alonso ya habían tenido un enfrentamiento en el pasado: el catedrático Alonso le grabó una conversación al futuro rector en 2010 en la que, presuntamente, ofrecía prebendas a una tercera persona a cambio de que retirara una denuncia contra el rector entonces de la institución, Pedro González Trevijano. Alonso presentó incluso una denuncia por soborno.

Los insultos llegaron en público, ante una veintena de personas, en una de las cafeterías del campus del Móstoles de la universidad, y lo hizo sin mediar provocación alguna, según la versión relatada por Alonso y corroborada por otros dos trabajadores del centro que estaban sentados a la misma mesa.

El caso ha sido denunciado por el catedrático ante la defensora universitaria. Uno de los testigos de la discusión pidió en el Consejo de Gobierno del centro, celebrado el pasado viernes, la dimisión del rector por comportamiento indigno. No tuvo ninguna respuesta por parte del interpelado.

Este diario ha tratado de contactar con Ramos para que ofrezca su versión de los hechos, pero el rector no ha querido opinar. La dirección de comunicación de la universidad respondió que “la Universidad Rey Juan Carlos no hace declaraciones institucionales de conversaciones privadas. Excede, por lo tanto, del ámbito jurídico de la institución”.

La bronca

Según el escrito presentado por Alonso, que mostró a este diario cuando se le pidió, y que dos testigos presenciales han corroborado, el profesor estaba comiendo en la llamada cafetería de profesores del campus de Móstoles con el secretario académico de su departamento, Javier Martínez, y el director del mismo, Enrique Cabello.

El rector se sentó a la mesa “de forma sorpresiva” y les pidió que le contaran qué harían para mejorar la universidad, “pero sin grabadoras, Antonio, apaga el móvil”. Alonso contestó que ni siquiera lo llevaba encima y añadió, “ya que lo mencionas: transparencia (...), pues esta universidad va a convocar (...) 300 plazas de profesorado sin ninguna transparencia, cada departamento va a contratar a quien quiera”, según el escrito.

Tras un breve intercambio de opiniones sobre esta cuestión, la conversación se fue calentando. Transcurrió como sigue, según el relato del catedrático y los dos testigos.

—“Bueno, hablemos. Pongo mi móvil encima de la mesa para que se vea que no lo estoy grabando”, dijo el rector.

—“Ya que insistes, te diré que mi grabadora está custodiada por mi abogado desde por lo menos 2011. Solo grabé cuando sabía que me iban a amenazar o cosas similares”, respondió Alonso.

—“Yo nunca te he amenazado”.

—“O cosas similares, he dicho, como sobornos”.

—“En ese contexto, yo solo era un mediador”, se excusó el rector.

—“Yo creo que ofrecer dinero, profesores, departamentos, etc. a cambio de quitar unas denuncias es un soborno, pero si tú consideras que no, es tu opinión. Yo me remito a las grabaciones, que todos pueden oír”.

Y ahí se desató la ira de Ramos. “Eres la persona más deshonesta y ruin que conozco. Lo que hiciste depositando las grabaciones en un juzgado es de ser un cabrón. Eres un mezquino”, le espetó.

Según los testimonios, en ese punto se levantó, señaló con el dedo a Alonso, y elevó la voz en mitad de la cafetería: “Eres, eres un hijo de puta y, a ver, con esto no digo que tu madre se dedique a la prostitución, te lo estoy diciendo a ti. Eres un hijo de puta. Sabes lo que te digo, que te deseo que toda tu familia se divorcie de ti, de verdad, te deseo que toda tu familia se divorcie de ti”. Y se marchó “rojo de ira” sin mirar atrás, rematan los testimonios.

El contexto

El episodio se circunscribe en todo el trasfondo de la relación entre Ramos y Alonso y la situación de la universidad que maneja un presupuesto de 122 millones de euros, según sus propias cuentas, para atender a casi 40.000 alumnos, 605 miembros del PAS (personal de administración y servicios) y 1.434 PDI (personal docente e investigador).

Javier Ramos y Antonio Alonso tuvieron un encontronazo en 2010. En aquel entonces, en vísperas de unas elecciones en la Universidad, Ramos estaba en el equipo de Pedro González Trevijano, rector del centro que aspiraba al tercer mandato (prohibido por los estatutos de la URJC) y Alonso en el de David Ríos, que aspiraba a dirigir el centro.

En noviembre, Ramos se personó en el despacho de Alonso, donde estaba Ríos, e intentó –presuntamente– sobornar a este en nombre de Trevijano. “Tú me quitas el contencioso porque me he presentado a la tercera reelección como rector y yo a cambio, ¿qué quieres?, dinero, profesores, departamentos, espacios...”, le dijo a modo de emisario.

El problema para Ramos fue que Alonso grabó la conversación y la llevó a un juzgado. El caso luego quedó en nada porque el juez no admitió la cinta, pero la mala relación entre ambos ya era una realidad. Desde entonces, según el relato de Alonso, apenas habían tenido contacto directo. Hasta el miércoles.

Contrataciones opacas

Respecto a la situación de la universidad, Alonso le mostró al rector durante esa conversación, antes de que volaran los insultos, su preocupación por el proyecto que tiene el centro, confirmado oficialmente, de contratar a, como mínimo, 200 profesores por el procedimiento de urgencia.

El rector Ramos ha ejecutado una de sus medidas estrella y le ha retirado 60 horas de docencia, de media, a los profesores de la URJC. Esto ha dejado un vacío de 60.000 horas, según explica el propio Ramos en un email que envió al personal de la universidad, que se cubrirán mediante contrataciones de profesores visitantes (dan 300 horas de clase al año) y asociados (entre 90 y 180).

Hay ocho millones de euros presupuestados (en las cuentas de diciembre, cuando Ramos aún no era rector, pero eso es otra cuestión) para esto, según la universidad.

El problema que ven Ramos, y otros profesores y plataformas dedicadas a denunciar los tejemanejes en la universidad, es que la vía de contratación elegida, por el procedimiento de urgencia, sin convocatorias públicas, les parece demasiado opaca para una institución pública. Y más en concreto para un centro como la Rey Juan Carlos, que tiene un número inusualmente alto de profesores visitantes, que se firman a dedo, y ya ha tenido varios problemas con la justicia por diferentes procesos de contratación de personal.

Las dos figuras laborales temporales elegidas por el rectorado para las contrataciones extra se pueden firmar a discreción y su continuidad o no depende básicamente del rectorado de las universidades. De ahí que una parte de la comunidad universitaria rechace este proyecto porque abre la puerta al nepotismo.