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Los pinchazos de la Operación Enredadera: “Hasta que nos metan en la cárcel nos vamos a reír un montón”

José Luis Ulibarri (EFE)

Laura Cornejo

Los pinchazos telefónicos autorizados por el juez de la Operación Enredadera son una pieza básica en la causa. Fundamentalmente demuestran que los imputados estaban organizados para amañar concursos públicos comprando voluntades de políticos y funcionarios, pero es que además denotan la impunidad que creían tener, el poder que ostentaban, y la presión que hacían a través de los medios de comunicación del cabecilla, José Luis Ulibarri, y su socio, Ángel Luis García 'El patatero'.

El poder de Ulibarri

Prácticamente desde el inicio de la investigación, la Udef situó a José Luis Ulibarri en el nivel superior de la organización. Las escuchas dejaban claro que era él quién tenía la influencia y el poder, y según colaboradores “más peligro que una caja bomba”, “ese levanta las gafas y...”, comentaban. Los agentes centraban su poder en sus amistades políticas y en los medios de comunicación de su propiedad, y sus colaboradores tenían en cuenta además su participación en la trama Gürtel. En una conversación, Ángel Luis García indica a un posible socio que busque en internet quien es José Luis Ulibarri “dueño de El País en Castilla y León” (en realidad era socio de la cabecera de El Mundo).

Los políticos que entran a formar parte de la trama, facilitando pliegos o convenciendo a otros para que lo hagan, intentan siempre paralizar cualquier información negativa sobre ellos en los medios de Ulibarri. Es el caso del alcalde socialista de Villarejo de Órbigo, Joaquín Llamas, que teme que el director de Diario El Mundo de Valladolid, Pablo Lago, saque “algún artículo” por haber prescindido de un histórico del PSOE en León, Tino González. Como le explica El Patatero, Llamas teme que González “muera matando”. Ulibarri pide que le transmita el mensaje de que “esté tranquilo”.

Miedo a 'Dios'

También en esas grabaciones queda clarísimo el miedo reverencial a José Luis Ulibarri: en una conversación entre el delegado de Gespol en Catalunya, José Alberto Bueno, y el delegado de la zona centro, Roberto Legazpi, tratan el posible amaño del concurso del tráfico en Palencia. Legazpi, dice haber recibido la llamada de 'Dios' para saber si tienen a alguien en ese Ayuntamiento. “Entonces me pregunta, Dios claro, Dios habla con sus homólogos, si esa concejala, esa concejala de mierda de Palencia, que no sabe como se llama, si tendríamos, si tendríamos todo su apoyo, vale, entonces le he dicho, hombre entiendo que sí, digo con Paloma sé que está muy bien con Jose Alberto y tal, dice no tendríamos su apoyo, sí vale perfecto, tenemos su apoyo”. Pero Bueno duda, y Legazpi teme haber metido la pata: “No jodas tú, es que tira un trueno y me mata, no me jodas que no lo sabes, le he dicho a Dios que sí”.

A lo largo de más de un año de pinchazos, con excepción de Ulibarri y su mano derecha, Miguel Manovel, los investigados hacen todo tipo de bromas jocosas sobre la jerarquía establecida y también sobre su conducta delictiva. En una de las conversaciones, Roberto Legazpi se ríe con su compañero Bueno después de haber comentado como inflar costes en los contratos. “Esto es alucinante, hasta que nos metan en la cárcel, nos vamos a reír un montón”, dice entre risas.

A su vez, José Alberto Bueno, que llega a visitar el Ayuntamiento de León entrando por una puerta trasera, subiendo hasta la sexta planta en un ascensor con llave y sin que quede constancia del acceso, comenta al acabar la reunión con dos concejales que uno de ellos le ha despedido “entre lágrimas” y que le va a “chupar la polla”.

También se refieren a socios y rivales como “mafiosos”. Así describen a un empresario de la competencia, el presidente de Aceinsa. “Es mafioso, mírate internet, quién es...un mafioso, es un prenda, otro prenda”. “De los que últimamente tenemos varios, pues otra prensa de esa línea”. A pesar de su opinión, Legazpi se reunió con él para ofrecerle concurrir juntos a concursos. Cuando comenta la reunión con Bueno dice: “Este es el típico que eso (risas) ya está ¿sabes?. Bueno le responde que ”como el de gafas (Ulibarri), pero Legazpi precisa: “A menos escala porque el de gafas es mucho más. Pasa que el de gafas vende de todo y hace de todo y está en todos los sitios”.

Ilegalidades camufladas

Miguel Manovel, que hace llamadas muy prácticas, siempre encaminadas a resolver problemas, comenta en una de ellas que para el contrato de Arroyomolinos, la sociedad que usan tiene que certificar estar al día con la Seguridad Social. En el caso de Utebo es imposible porque no tiene ni una sola persona dada de alta. La solución que da es traspasar el alta de un trabajador que tiene en otra sociedad.

Cohechos y sobornos

A lo largo de todo el sumario aparecen referencias a pagos y regalos que se hace a funcionarios y políticos. Es especialmente reveladora la reacción de Ángel Luis García cuando sabe que ha quedado fuera de una adjudicación en Oviedo. Monta en cólera porque ha estado dos años en contacto con el jefe de la Policía Local y cree que le ha traicionado: “Dos años pagándole todo, pagándole el palco (del estadio) y me trata así”, estalla. En pleno enfado incluso amenaza con acudir a un juzgado a denunciar los hechos.

Indiscreciones telefónicas

Mientras que los hombres de Gespol intentan hablar en clave y se refieren a Ulibarri como 'Dios', ' el de las gafas', ' el de eurovisión' o 'el jefe', su socio El Patatero saca de quicio a estos por su manía de “decir apellidos”, “qué puta manía”, comentan. Ulibarri también intenta ser discreto y lo hace bajo una máxima: “por teléfono, ni una paja”, “no me cuentes nada, no me cuentes nada”, advierte en varias ocasiones. Su discreción es tal, que los investigadores van descubriendo que tiene más teléfonos que el que pinchan al inicio y un Ipad en el que consume 11 gigas en 10 días, lo que les lleva a pensar que usa este dispositivo para recibir correos sobre sus negocios ilegales.

También es discreto Sadat Maraña, el asesor de Ciudadanos en la Diputación de León, que usa su teléfono móvil sin ser muy explícito, pero sobre todo el de su novia. Para hablar con Legazpi, dice este en una de sus escuchas, siempre le llama desde un locutorio, nunca desde su teléfono.

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