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Las opciones de una izquierda fracturada en Madrid: movilizar más votantes con un sistema que no penaliza la división

Íñigo Errejón, Pablo Iglesias, y Alberto Garzón en el Congreso

Marcos Pinheiro

La izquierda afronta más fracturada que nunca las elecciones a la Comunidad de Madrid. Aunque Íñigo Errejón todavía confía en sumar a Podemos a la plataforma de Más Madrid, la carta de Pablo Iglesias y las declaraciones de los líderes del partido durante este viernes alejan esa posibilidad y plantean un escenario con tres partidos de izquierdas. El sistema electoral de Madrid no castiga esa fractura, como sí hace el de otras comunidades autónomas y el nacional, así que su capacidad de sumar una mayoría dependerá de la capacidad de esos tres partidos para movilizar a los votantes.

El PSOE se presentará a los comicios con su candidato de 2015, Ángel Gabilondo. Podemos tenía hace solo dos días en Errejón al suyo y negociaba con Izquierda Unida su integración en la lista con Sol Sánchez como número dos. En la derecha no había dudas: se presentarán PP, Ciudadanos y Vox.

Sin embargo, Errejón y Manuela Carmena publicaron este jueves una carta en la que anunciaban que concurrirían juntos a las elecciones bajo la plataforma de la alcaldesa. El cofundador de Podemos será el candidato de Más Madrid en una lista sin ataduras para tratar de arrebatar a la derecha el gobierno regional. La respuesta de Podemos ha sido situar a Errejón fuera del partido, anunciar que se presentarán con candidatura propia y pedirles que deje su escaño en el Congreso de los Diputados en unos términos muy duros. “Comprendo que de algo tendrá que vivir hasta mayo”, aseguró el secretario de Organización Pablo Echenique en una entrevista en la cadena Ser.

Así, la izquierda concurrirá a los comicios con al menos tres listas diferentes. ¿El fraccionamiento del voto les restará opciones? Pablo Simón, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid, cree que esa división ha perjudicado tradicionalmente a la izquierda, pero que ahora se da en un escenario distinto que puede incluso beneficiarle.

“El manual tradicional de nuestro sistema político decía que la división penalizaba a la izquierda. En el sistema del bipartidismo imperfecto, si no había una concentración de voto importante en torno al PSOE podía beneficiar al PP y que este partido acabase gobernando”, sostiene. Pero ahora estamos bajo un paradigma distinto, añade, en el que “no importa tanto ser primero sino conformar mayorías”.

Bertat Barbet, politóloga por la Universidad Pompeu Fabra, sin embargo, no tiene tan claro que esa división vaya a ser beneficiosa. Argumenta que hay dos claves que hay que tener en cuenta para hacer una primera hipótesis: el sistema electoral de la Comunidad de Madrid y la capacidad de movilizar al votante que van a tener esos tres partidos.

La particularidad del sistema madrileño

Para hacer cualquier cálculo hay que tener en cuenta la particularidad del sistema electoral madrileño. Con una circunscripción única, en las elecciones del próximo 26 de mayo se repartirán 132 diputados -tres más que los actuales por el incremento de la población- aplicando el método D'Hont. Todo partido que supere el 5% de los votos tendrá escaños.

La diferencia con otras comunidades autónomas y con las elecciones generales es que se reparte un número muy alto de escaños en una misma circunscripción. En las elecciones al Congreso de los Diputados hay provincias que, al repartir pocos escaños, dejan sin representación a partidos que han obtenido un gran porcentaje de votos. Un ejemplo: en 2016, Unidos Podemos y Ciudadanos se quedaron sin representación por Soria, donde se repartían dos escaños, a pesar de que tenía un 15,2% y 11,4% de los votos respectivamente. Algo parecido les ocurrió en Ciudad Real: ningún escaño a pesar de sumar entre los dos un 25% de los votos. Aquí se repartían cinco.

Las elecciones regionales de Madrid, con una barrera del 5% para entrar en el reparto de 132 es muy fácil conseguir un número relevante de asientos en la Asamblea. UPyD se hizo con ocho en 2011 tras alcanzar el 6,32% de los votos. En los comicios de 2015, Ciudadanos se convirtió en decisivo para formar gobierno con los 17 diputados que le dieron su 12,14% de los votos.

Barbet señala que este sistema electoral “penaliza poco ir separado” y que la clave está en si todos superan esa barrera del 5%: “Si alguno se quedara por debajo de la barrera del 5%, un 4,7% por ejemplo, se perderán escaños en la suma del espacio de izquierdas”.

Movilizar votantes del mismo espacio sociológico

Simón recuerda que en 2015 en Madrid fue decisivo que IU no entrase en ese reparto de escaños -se quedó con un 4,1% de los votos-, pero ahora “es descabellado” pensar que alguna de las tres candidaturas de izquierda vaya a estar por debajo de ese listón.

Su tesis se basa, además, en que “los votantes de izquierda no tendrán excusa para quedarse en casa porque si suman, las izquierdas gobernarán” y ahora hay partidos que pueden representar todas las sensibilidades, incluidas aquellas que no se vieron representadas en la coalición que forman Podemos e IU.

“Es un poco pronto porque dependerá del debate, pero me cuesta un poco ver cómo eso puede generar una mayor votación movilización”, opina Barbet. “La división no esta yendo acompañada de una etapa de debate de temas que beneficien a la izquierda, que es lo que ha pasado en la derecha, donde se ha dado una ola de entusiasmo de 'por fin hablamos de esto'”. Añade que ella no ve claro que haya dos espacios sociológicos distintos, votantes que se vayan a movilizar solo si Errejón y la lista avalada por Iglesias van por separado.

Barbet explica además que, al menos por el momento, las candidaturas no van a colaborar para repartirse ese espacio sociológico según las preferencias de los electores, sino que van a competir por los mismos votos.

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