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La derecha se borra de una jornada histórica e impide el consenso de Estado sobre la exhumación de Franco

Santiago Abascal, Albert Rivera y Pablo Casado, el pasado 12 de octubre.

Iñigo Aduriz

Partido Popular, Ciudadanos y Vox se situaban este jueves al margen de la histórica exhumación del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos realizada 44 años después de la muerte del mandatario. Pese a que el desentierro se producía con el aval de los tres poderes del Estado –en el caso del legislativo, la iniciativa fue aprobada en el Congreso, en septiembre de 2018, con 172 votos a favor y ninguno en contra–, las derechas impedían con su posición, incluso de ataque al Gobierno, que la exhumación lograra un consenso de Estado.  

Las tres fuerzas políticas han tratado de ignorar el último hito de la democracia al considerar que la exhumación supone un acto “electoralista” del Ejecutivo socialista, a pesar de que el desentierro fue aprobado hace más de un año tanto por el Consejo de Ministros como por Las Cortes y se ha ido retrasando únicamente por los distintos recursos presentados ante la Justicia por la familia del dictador, que finalmente fueron rechazados. Ninguno de los tres ha condenado, además, los actos de exaltación de la dictadura y las loas a Franco realizadas por distintos ciudadanos en las últimas horas.

El líder del PP, Pablo Casado, decidía pasar la jornada en la provincia de León centrando su mensaje en la economía, eje principal de su campaña para las generales del 10N, y sin mencionar en sus actos públicos de forma explícita el inédito traslado de los restos de Franco del Valle de los Caídos al cementerio de Mingorrubio, en El Pardo (Madrid). 

Sus únicas palabras al respecto, siempre de forma indirecta, eran para recordar que el miércoles “murió Santos Juliá”, un historiador experto en la Guerra Civil y la dictadura. “Hay que recordar a este gran historiador. Él decía en una frase maravillosa que el pasado pasado está. Aunque tenemos la obligación de conocerlo, no nos podemos enredar en sus redes porque hoy no es ayer”, aseguraba en una declaración ante la prensa en Valencia de Don Juan (León). “El 10 de noviembre no se vota sobre nuestro pasado, se vota sobre nuestro futuro”, añadía.

“El PSOE se preocupa por la propaganda”

A través de las redes sociales, el partido evitaba escrupulosamente hacer una sola mención al desentierro escudándose en los datos del paro conocidos a las 9.00 de la mañana. “Hoy España conoce el peor dato de paro desde 2012, pero el PSOE se preocupa más por la propaganda que por tus problemas”, aseguraba la cuenta oficial del PP en un tuit.

Dirigentes como la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, o el alcalde de la capital José Luis Martínez-Almeida, sí se referían a la exhumación, para mostrar siempre su rechazo. La primera hablaba de “necroshow” y el segundo se preguntaba, con tono irónico: “¿Va Pedro Sánchez en el helicóptero o no? Es la única reflexión que me genera”.

Casado siempre estuvo en contra de las políticas sobre memoria histórica. En 2008, cuando era presidente de las Nuevas Generaciones de Madrid aprovechó el Congreso que revalidó a Esperanza Aguirre como presidenta del PP madrileño para hablar de la “guerra del abuelo”, en alusión a la Guerra Civil, y a las “fosas de no sé quien” al referirse a la Ley de Memoria Histórica aprobada un año antes por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Los populares, además, han evitado condenar el franquismo en Las Cortes hasta en seis ocasiones en los últimos 15 años.

La nota discordante dentro del PP respecto a la posición oficial en contra de la exhumación la ponía este jueves el líder de los populares guipuzcoanos, Borja Sémper, un dirigente crítico con la dirección de Casado. “Que trasladen los restos de Franco me parece bien. Y no creo necesario desarrollar esta idea, por obvia. Me parecerá aún mejor si mañana el debate en España lo protagoniza el futuro y cómo abordamos juntos los inmensos retos que tenemos. Como adultos responsables, a ser posible”, señalaba a través de un tuit.

Rivera, sobre la exhumación: “A mí me da igual”

Ciudadanos, por su parte, si bien en 2017 apoyó una iniciativa votada en la Comisión Constitucional de la Cámara Baja que hablaba de la resignificación del Valle de los Caídos y que incluía el desentierro de Franco, en 2018 cambió de postura en plena pugna con el PP por el electorado de derechas. Cuando se produjo la votación definitiva de la exhumación los de Rivera se abstuvieron junto a los populares y este jueves el propio líder de Ciudadanos era uno de los dirigentes más críticos con el traslado de los restos de Franco. 

“Lo único bueno es que Sánchez dejará de hablar de los huesos de Franco, esa es la buena noticia”, declaraba en una entrevista en Telecinco, en la que defendía que “lo importante es hablar del desempleo, las pensiones o la educación”. El líder de Ciudadanos considera que la prioridad de un Gobierno no deben ser “los huesos de un dictador muerto hace 44 años”. “A mí me da igual porque yo nací en democracia”, llegaba a manifestar, si bien aseguraba que los dictadores no le gustan “ni vivos, ni muertos”.

Los más beligerantes con la exhumación eran los dirigentes de Vox, formación de extrema derecha que no oculta su simpatía hacia el franquismo. “Parece que algunos están deseando volver a los años 30, a la quema de iglesias, la profanación de tumbas de monjas, las checas, matar a los líderes de la oposición o los golpes de estado”, aseguraba el número dos del partido, Javier Ortega Smith, en un desayuno informativo en Madrid. 

El líder de Vox, Santiago Abascal, elevaba aún más el tono acusando a Sánchez de ir “más allá de la telebasura con este show electoral y necrófago” del desentierro. En un comentario en su perfil de Twitter, el líder extremista exclamaba: “El carroñero de la Moncloa ha iniciado una campaña de odio. El Gobierno debería hacerse la misma foto que se hicieron sus admiradas milicias. A los muertos se les respeta, se llamen Franco o Pasionaria”.

No plantean revertir el traslado

En otro tuit cargaba contra “el silencio cómplice del PP y de Ciudadanos, y la vía libre del Tribunal Supremo y de la Junta electoral, para cometer esta tropelía. Ahora irán a por la Cruz, esparciendo el odio desde las instituciones, y todos seréis responsables”, advertía.

Las tres derechas que pelean por cada voto de las generales del 10 de noviembre se apuntaban a la estrategia de desacreditar la exhumación de Franco del Valle de los Caídos, el mausoleo público en el que están enterradas decenas de miles de víctimas de la dictadura. Ninguno de ellos se ha comprometido en cambio a revertir la decisión que, según las encuestas, cuenta con el respaldo de la mayoría de los españoles incluido un alto porcentaje de sus votantes. 

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