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Podemos reúne a su dirección para preparar el 10N con el convencimiento de que no habrá más espantadas como en Murcia

Pablo Iglesias y parte de la dirección de Podemos durante un Consejo Ciudadano.

Aitor Riveiro

Pablo Iglesias reúne este sábado a su dirección estatal para preparar la repetición electoral del próximo 10 de noviembre en una semana clave tras la irrupción del nuevo partido de Íñigo Errejón y la incógnita del daño que puede hacer a las expectativas electorales de Unidas Podemos, que parte en las encuestas previas al nacimiento de Más País en una situación similar a la lograda el 28A. 

La reunión deberá abordar el análisis que hará el secretario general del nacimiento de una candidatura que competirá directamente por buena parte de su fuerza electoral allí donde Unidas Podemos logró en abril sus mejores resultados. Y sobre todo, fijar la estrategia para evitar que los dirigentes autonómicos vuelvan a reprochar el centralismo que, dicen, lastra las opciones del partido más allá del papel del propio Iglesias en campaña.

El paso de Errejón se daba por descontado en la dirección de Podemos desde que los de Iglesias constataron la imposibilidad de llegar a un acuerdo con el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez. Más País ha logrado capitalizar la conversación en los medios de los últimos días, algo que también creían previsible.

Más peligroso para ellos es el movimiento protagonizado por el ya ex secretario general de Podemos en Murcia, Óscar Urralburu, y su número dos, María Giménez. Ambos anunciaron este viernes su dimisión orgánica y que dejaban el acta de diputado regional que lograron con Podemos este mismo mes de mayo para sumarse a Más País.

La quiebra de Murcia no tiene visos de producirse en otras regiones, creen en Podemos. De hecho, Urralburu era el último líder territorial afín al errejonismo que quedaba en el partido, dado que el secretario general en Euskadi, Lander Martínez, se desmarcó ya en enero del lanzamiento de Más Madrid a espaldas incluso de quienes habían sido los aliados de Errejón en el partido. Por si acaso, Martínez ha vuelto a dejarlo claro esta semana al señalar que “la división del voto nunca es una buena noticia”.

Del resto de direcciones territoriales menos afines a Iglesias, solo preocupaba Asturias. Errejón ha renunciado a concurrir en las Islas Baleares tras el no de Mès, lo que cerraba la puerta a un desembarco de cuadros de Podemos en Más País, máxime cuando el partido ocupa la vicepresidencia del Gobierno insular.

En cuanto a Asturias, también está descartado un movimiento como el de Urralburu, según fuentes de la dirección asturiana consultadas por eldiario.es. El secretario general autonómico, Daniel Ripa, acudirá este sábado al Consejo Ciudadano y expondrá en él su punto de vista sobre lo que ha motivado la situación actual.

También Andalucía estará presente en el CCE, aunque no está confirmada la presencia de su máxima dirigente, Teresa Rodríguez. La líder de Podemos en la región ha reclamado de forma insistente que Unidas Podemos y Más País lancen una plataforma conjunta bajo la marca Adelante Andalucía para el 10N, algo que rechazan tanto en su partido como en su principal aliado, Izquierda Unida.

Con todo, Rodríguez ha insistido en reclamar que se rehagan las listas con las que Unidas Podemos concurrió a las elecciones en abril y se utilice su marca. A cambio, ella movilizará a sus bases para apoyar la candidatura de Pablo Iglesias al Congreso. 

Desde Anticapitalistas, el sector al que pertenece Rodríguez, también se ha apelado a “una candidatura amplia de izquierdas” que no necesariamente debe incluir a los de Errejón.

Eso no quiere decir que no haya críticas dentro de Podemos hacia la dirección estatal. O que se defienda la estrategia negociadora seguida por Iglesias. Pero, como ya ocurriera en enero tras la ruptura de Errejón y Manuela Carmena con Podemos, son muchas las voces en el partido que apelan a la responsabilidad para mantener la unidad.

La paz, con todo, está asegurada hasta el 11 de noviembre. De lo que ocurra en las elecciones del 10N dependerá la estabilidad de la actual dirección del partido. Un resultado negativo puede acabar de hacer estallar las costuras ya resentidas de un partido que ha vivido cinco años frenéticos y que se ha visto descapitalizado en diferentes crisis internas que arrastran algunas de sus motivaciones en el momento fundacional de Podemos en 2014.

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