Marina Silva se presenta como la candidata sin dogmas en un Brasil polarizado

La líder ecologista Marina Silva se describió hoy como una candidata sin dogmas para las elecciones presidenciales de octubre, que puede ayudar a Brasil a salir de una profunda crisis provocada por la polarización que vive el país.

“La lógica de la polarización, de juntar a un grupo para combatir al otro, nos llevó al fondo del pozo. Permanecer en ella nos llevará a un pozo sin fondo. Por eso quiero debatir ideas y no polarizar”, afirmó la exministra de Medio Ambiente en el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en una entrevista a corresponsales extranjeros.

La tercera candidata más votada en las dos últimas elecciones presidenciales atribuyó la actual crisis económica y política del país a la polarización provocada por la disputa por poder entre el socialista Partido de los Trabajadores (PT), que gobernó Brasil entre 2003 y 2014, y el centrista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), en el Gobierno entre 1995 y 2002.

Igualmente a la polarización en la actual coyuntura electoral entre el líder socialista y expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que lidera todos los sondeos de intención de voto pese a que está encarcelado por corrupción e inhabilitado electoralmente, y el líder ultraderechista Jair Bolsonaro, un exmilitar defensor de la última dictadura brasileña y que está en segundo lugar en las encuestas.

En medio de esa polarización, Silva defendió una opción de centro que defienda sin dogmas tanto la estabilidad económica conquistada por el PSDB como los avances sociales logrados por el PT.

“Estamos en el comienzo del proceso electoral y cada vez más las propuestas quedarán claras para que el elector pueda hacer la opción correcta, y la opción correcta es un proyecto capaz de conservar las conquistas en el área social y económico; encarar el desafío de un nuevo modelo de desarrollo y, sobretodo, corregir los errores de la mala gestión y de corrupción”, afirmó.

Agregó que, en medio de la polarización entre defensores del mercado y las privatizaciones y defensores de un Estado fuerte, defiende una economía de mercado pero sin dogmas.

“Brasil ya pagó un precio altísimo por haber adoptado una economía de mercado como dogma y por haber adoptado una economía estatista como dogma. Una visión dogmática no es buena en ninguna situación, ni en favor del mercado ni contra del mercado. En los dos casos tuvimos altas pérdidas”, dijo.

Silva, que varía entre el tercer y el quinto lugar en los sondeos de intención de voto para las elecciones de octubre, defendió los fundamentos de las políticas económicas de los gobiernos del PSDB, con metas para alcanzar un superávit fiscal y una inflación baja, con libertad cambiaria.

“Pero tenemos que seguir esos principios sin dogmatismos que impiden las inversiones en programas sociales que son estratégicos o nos impidan intervenir en el mercado para frenar crisis coyunturales”, dijo.

La precandidata y fundadora del partido Red Sustentabilidad aseguró que, para fortalecer una candidatura sin el respaldo de los grandes partidos, viene dialogando con los aliados que la respaldaron en las anteriores campañas electorales y con pequeños partidos con los que tiene afinidades programáticas.

“Pero tenemos criterios para formar alianzas: la concordancia con una programa destinado a sacar a Brasil de la crisis. No vamos a construir alianzas indiscriminadamente tan sólo para alcanzar el poder. Eso fue lo que provocó la actual crisis”, afirmó al referirse a las cuestionables alianzas que hicieron tanto PT como PSDB.

“Pero no creo que todo el mundo en el PT y en el PSDB es corrupto. Quiero hacer un Gobierno de unión”, afirmó.

Silva criticó la estrategia de algunos partidos de atacar a Bolsonaro para minar su favoritismo pero sin presentar propuestas.

“Queremos debatir con él sí, pero sobre la visión que tiene para la economía, para la educación y la salud, para el fortalecimiento de la democracia y para la seguridad”, dijo.

La líder ecologista, sin embargo, atacó directamente a Bolsonaro por su propuesta de distribuir armas para frenar la violencia.

“No creo que esa sea la solución en un país en el que 60.000 personas son asesinadas cada año. No quiero que el símbolo de mi país sea un arma”, dijo.

Sobre los partidarios de Bolsonaro que defienden abiertamente una intervención militar, aseguró que Brasil a duras penas reconquistó la democracia por lo que en ninguna hipótesis puede añorar los tiempos del autoritarismo.

“La sociedad brasileña vive una situación difícil de decepciones políticas muy graves y de problemas económicos, y los políticos tiene la responsabilidad de buscar caminos para evitar que supuestas salidas de supuestos salvadores de patria nos lleven a una situación peor a la que ya vivimos”, dijo.