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Interior prepara un carnet de “policía honorario” para quien apoye al Cuerpo

Carnet de policía honorario en el proyecto de Real Decreto

Pedro Águeda

El Ministerio del Interior prepara un Real Decreto por el que cualquier ciudadano que acumule “merecimientos” en la labor de apoyar al Cuerpo Nacional de Policía pueda convertirse en “policía nacional honorario”. No será necesario que haya vestido en su vida el uniforme, pero contará con un carnet acreditativo de esa condición que le será entregado en un “acto solemne”, según el proyecto al que ha tenido acceso eldiario.es.

Con la creación del “policía honorario” para agentes jubilados y personas ajenas al Cuerpo, Interior supera la figura del “comisario honorario”, polémica desde que eldiario.es desvelara que Jorge Fernández Díaz había reconocido como tal a su amigo, el director de La Razón, Francisco Marhuenda. La evaluación de los méritos para que un civil se convierta en policía “honorario” seguirá sometida al criterio del Gobierno de turno, a través de los responsables del Ministerio del Interior y de la Policía.

El Real Decreto que ultima Interior desarrolla un extremo de la Ley Orgánica de Régimen de Personal, aprobada por el Congreso hace ahora cuatro años con los únicos votos a favor del PP. En su artículo 86.2, el texto dice: “La distinción de miembro honorario de la Policía Nacional podrá otorgarse a aquellas personas que, no habiendo pertenecido al citado cuerpo, se hubieran distinguido por los merecimientos contraídos en virtud de la labor realizada a favor del mismo”.

Fernández Díaz reconoció a siete comisarios honorarios en su mandato, una cifra muy abultada si se tiene en cuenta que la suma de todos sus antecesores en democracia no había dedicado ese reconocimiento a más de una quincena de personas. A fecha de hoy Interior sigue ocultando el nombre de tres de esos “comisarios honorarios” nombrados por Fernández Diaz.

El entonces ministro del Interior organizó actos privados de entrega del reconocimiento en la sede del Ministerio. Más allá de ostentar el carnet, el reconocimiento de policía honorario que se preparara no incluye beneficio económico u otras ventajas más que ocupar “un lugar preferente” en los actos y ceremonias oficiales.

Polémica en la Policía

El proyecto que pretende aprobar Interior traslada unos requisitos expresados de forma genérica en la Ley y añade algunos otros que están causando polémica en el seno de la Policía. Los agentes jubilados también podrán acceder al carnet de policías honorarios, pero con más exigencias que las que acuerda Interior para las personas ajenas al Cuerpo. Así, deben pedirlo en el momento de pasar a su jubilación y solo serán satisfechos “siempre que se hubiesen distinguido por una labor meritoria y una trayectoria relevante”, dice la Ley. Pero el proyecto añade que, para demostrarlo, deben haber sido condecorados durante su etapa profesional.

El proyecto incluye la necesidad de haber prestado 35 años de “servicio efectivo” y de carecer en su expediente profesional de “anotaciones desfavorables sin cancelar”. Tan solo 200 jubilados se han interesado por su carnet de policía honorario. El coste de la medida, placa-emblema, carnet y título, será de 16,49 euros por persona.

El proyecto debe pasar por el Consejo de Policía antes de ser aprobado. En ese órgano de representación de los sindicatos y de relación con la Administración se pronunciará en contra el representante de la Confederación Española de Policía (CEP). Víctor M. Vigil incide en el hecho de que los policías que no hayan sido condecorados en su carrera no podrán acceder al título honorífico. Este tipo de reconocimiento, por su arbitrariedad, “genera tensiones innecesarias todos los años porque se extiende la sospecha de que se adjudica por criterios políticos o de interés personal, y no como reconocimiento a actitudes heroicas, por ejemplo”, advierte el secretario general de CEP.

Vigil se pregunta qué aporta, más allá de posibles “confusiones” al exhibirlo, otorgar un carnet a una persona ajena al Cuerpo. “Invertir veinte meses en un proyecto normativo así cuando hay muchas prioridades sin abordar, como por ejemplo una Ley de condecoraciones que sustituya a la de 1964 y acabe con las arbitrariedades y amiguismos, nos parece un esfuerzo inútil por parte de la Administración”, concluye.

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