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Marruecos ultima una nueva valla en la frontera con Ceuta con las concertinas que el Gobierno español prometió retirar

Las nuevas concertinas instaladas por Marruecos a unos metros de la valla con Ceuta.

Sonia Moreno

Tánger (Marruecos) —

El Gobierno español no ha retirado aún las concertinas de la valla fronteriza de Ceuta, a lo que se comprometió durante la pasada legislatura por tratarse de un “material lesivo”, y mientras tanto Marruecos está a punto de finalizar una nueva cerca coronada con ese mismo tipo de cuchillas. Cuando comenzó la construcción de la nueva alambrada en terreno marroquí para reforzar la frontera española, adelantada por el diario El Mundo, fuentes de Interior negaron a eldiario.es que se tratase de una medida para frenar la inmigración, sino que buscaba “proteger los campamentos militares” de la zona. En febrero, Fernando Grande-Marlaska insistió en que la información sobre la creación de un nuevo obstáculo en el lado alauí “era mentira”.

Los meses han pasado, las labores de construcción han continuado y el tiempo ha demostrado que Marruecos está a punto de finiquitar una alambrada de cuchillas que complementa a la elevada en el lado español. eldiario.es ha visitado esta nueva valla marroquí, que rodea el perímetro de los ocho kilómetros de las otras verjas existentes en Ceuta. La nueva alambrada tiene unos dos metros de altura y está formada por dos concertinas superpuestas, una encima de otra, a unos metros de las vallas que ya existen en la frontera con Ceuta.

Tras la versión de Interior de hace unos meses, fuentes de la Guardia Civil explican a eldiario.es que “es una medida de contención que permite reaccionar y actuar en la parte española en siete minutos, que es lo que pueden tardar las personas en saltar el vallado, y da un margen de tiempo para que lleguen las patrullas móviles”. Además, Marruecos refuerza el entorno con más agentes de la Gendarmería Real, que operan entre la instalación y el perímetro fronterizo.

Desde el Ministerio del Interior se ha declinado en esta ocasión hacer aclaraciones sobre la naturaleza de esta valla: “Interior nunca ha opinado de posibles infraestructuras, obras o lo que sea de otros países”, aseguran fuentes oficiales.

El camino que recorre la valla está trazado a lo largo de toda la frontera de Ceuta, pero en territorio marroquí. Alrededor de la verja se han creado garitas de control y pequeños cuartelillos para los agentes de vigilancia de la Gendarmería Real. La construcción empezó por las zonas “más vulnerables”, como las denomina el Gobierno español, donde se produjeron los últimos saltos el pasado verano. En la actualidad solo queda por cercar la parte del barrio de Benzú.

En los montes de Beliones –en la carretera que va de Castillejos a Tánger–, donde solían acampar los migrantes para intentar entrar en Europa, ya no hay gente. Sí se puede observar, sin embargo, la alambrada de concertinas, así como excavadoras y material de construcción. Las máquinas siguen trabajando, y los militares que operan en la obra duermen en tiendas de campaña para vigilar el material.

Marruecos dice que “es anterior” a los fondos de la UE

Aunque la construcción del vallado comenzó cuando España anunció la retirada de las concertinas, las autoridades marroquíes mantienen que este proyecto de refuerzo en la frontera es anterior a la llegada del PSOE al gobierno y a los acuerdos económicos con la Unión Europea (UE) del pasado verano, por los que se prometió al país magrebí 140 millones de euros para controlar la migración y evitar que lleguen personas a España.

El director de Inmigración y Vigilancia de Fronteras del Ministerio del Interior marroquí, Khalid Zerouali, aporta más detalles sobre “esa pequeña valla”, según sus palabras, en una entrevista con eldiario.es en su despacho de Rabat. “Se comenzó a construir antes de recibir la donación europea. Es parte de un proyecto de refuerzo de los dispositivos de Marruecos en el Mediterráneo sobre 1.000 kilómetros. Proviene de un análisis que se inició en 2016, cuando habíamos identificado algunas mejoras y ahora estamos incorporándolas”, precisa Zeroauli.

El responsable de la vigilancia de las fronteras en el país vecino defiende que “los dispositivos tienen que ser vivos, hay que adaptarlos a la presión para evitar el ataque de las personas que intentan atravesar”. Así, explica que decidieron hacer “una evaluación hace tres años que concluyó que había que mejorar los dispositivos, y están en el transcurso de incorporarse con nuestro presupuesto”.

Una de esas medidas de control, dice, es la valla en construcción paralela a las que ya existen en la frontera con Ceuta. No precisa el coste de esta alambrada en concreto, pero sí sobre el mantenimiento de los dispositivos de control en el norte del país, desde Oujda a Kenitra, “cuestan como mínimo 200 millones al año”.

A pesar de que Marruecos reconoce que se trata de una medida de control migratorio, el ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska, lo ha negado varias veces en lo que va de año. El pasado enero, el departamento que dirige defendió que las cuchillas colocadas por Marruecos en ese punto no forman parte “de una valla entre España y Marruecos” y “no tiene que ver con la frontera”. Asimismo, aseguró que se estaba instalando para “proteger” el campamento militar de la gendarmería marroquí.

En declaraciones a eldiario.es en Rabat durante una visita posterior de los reyes españoles, Grande-Marlaska mantuvo: “Ya dijimos que es mentira”. Añadió que “siempre trabajan en la cooperación y coordinación absoluta porque la frontera de Marruecos y España es una frontera de los dos países”.

“Si entienden que la frontera es hermética, no vendrán”

Con la alambrada, Marruecos busca disuadir la llegada de más personas migrantes al país. “La vulnerabilidad de las fronteras es un gran factor de llamada, y vienen más migrantes. Cuando entiendan que la frontera es hermética, no van a buscar en Marruecos, van a buscar en otros sitios”, sostiene Zerouali.

En 2014, las autoridades marroquíes ya construyeron una cuarta valla de alambrada llena de cuchillas de cinco metros de ancho por tres de alto en Melilla, por la que recibieron 30 millones de euros de la Unión Europea.

Por su parte, España sigue reforzando el control en la frontera de Ceuta con Marruecos e instalará este verano sistemas de videovigilancia, cámaras térmicas y de reconocimiento facial, mientras las concertinas siguen en lo alto de las alambradas. “Para ejecutar la sustitución de las concertinas por elementos disuasorios más efectivos y no lesivos con los derechos humanos hay que cumplir previamente con las tareas de fortalecimiento de la frontera que ya se están realizando”, argumentan fuentes de Interior a eldiario.es

“El circuito cerrado de televisión en Ceuta está terminado, y se están realizando ya los expedientes para el sistema de reconocimiento facial, que estará ejecutado en verano. Además también se ha avanzado en los trámites administrativos para la obra en el puesto del Tarajal”, detallan estas mismas fuentes.

Zerouali declina opinar sobre la retirada de las concertinas del lado español. Se limita a contestar que “nosotros lo hacemos porque somos un Estado responsable y no podemos dejar el acceso fácil a los traficantes o a los criminales que se aprovechan de la vulnerabilidad de los migrantes”.

Cuando se retiren las concertinas, quedarán las que Marruecos está terminando de instalar a solo unos metros de las actuales, razón por la cual desde las ONG acusan a España de lavarse las manos y delegar en Marruecos.

En 2018 se produjeron tres saltos a la valla de Ceuta, en enero, julio y agosto, en los que consiguieron entrar en España 918 personas, aunque 116 fueron devueltas a Marruecos por el convenio bilateral, prácticamente en desuso, de 1992, que permite la expulsión de ciudadanos de terceros países si Marruecos los acepta. El operativo recibió una lluvia de críticas y su legalidad fue cuestionada por expertos. Dos meses después, la devolución exprés se repetía con 55 personas que lograron sortear la triple valla que separa Marruecos de Melilla y no pidieron asilo. Zerouali adelanta que no siempre aceptarán aplicar el acuerdo: “Dependerá de que nuestros agentes vean que esas personas realmente han entrado por nuestro país”.

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