GUADALAJARA

Sigüenza gestionará las Salinas de Imón como 'refuerzo' para convertirse en Patrimonio de la Humanidad

El consejero de Educación, Cultura y Deportes, Amador Pastor, ha celebrado la noticia de que las Salinas de Imón, propiedad de un particular y ubicadas en la pedanía con el mismo nombre, sean cedidas al Ayuntamiento de Sigüenza, en la provincia de Guadalajara.

De esto ha dado cuenta el consejero previamente a la celebración, en la localidad de Imón del Consejo Rector de la candidatura a Patrimonio Mundial del 'Paisaje Dulce y Salada de Sigüenza-Atienza', que ha estado presidido por el jefe del Ejecutivo autonómico, Emiliano García-Page.

Durante su intervención, el consejero ha puesto de manifiesto lo importante de una iniciativa que permitirá “rehabilitar y poner en valor la infraestructura”, y con esto acercar al público “el funcionamiento de la extracción de la sal y lo que ha supuesto para la comarca a lo largo de muchos siglos”.

Pastor cree que esta iniciativa ayudará a reforzar la candidatura a Patrimonio de la Humanidad del 'Paisaje Dulce y Salado', “por ser, las propias salinas, uno de los ejes que la articulan”.

Datan del siglo X y fueron las de mayor producción de la península ibérica

Las 'Salinas de Imón' eran las mayores salinas de la zona y durante mucho tiempo las de mayor producción en la península ibérica. Aunque se cree que los romanos en el siglo I después de Cristo ya extraían sal, las salinas se construyen en el siglo X.

En concreto, la última modernización, a la que debe su actual aspecto, es obra de Carlos III en 1720. Estuvieron activas hasta 1996 y en la actualidad se conservan restos de la última cosecha en sus almacenes principales.

El consejero de Educación, Cultura y Deportes también ha destacado el revulsivo que está suponiendo para la comarca la candidatura a Patrimonio Mundial y, en este sentido, ha celebrado el incremento, en los últimos años, de en un ocho por ciento de la población de Sigüenza según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La candidatura

El 'Paisaje Dulce y Salado' de Sigüenza y Atienza' forma parte de la paramera de Sigüenza, que se extiende entre el Sistema Central y la Cordillera Ibérica. La interacción entre el ser humano y este excepcional espacio natural ha conformado un ecosistema propio, definido desde la Edad Media, que se ha mantenido hasta la actualidad sin apenas modificaciones.

El área incluida se extiende desde el Parque Natural del Barranco del río Dulce al sur hasta la villa de Atienza y el río Salado al norte, abarcando una superficie de 219 kilómetros cuadrados encuadrados dentro de la paramera de Sigüenza, una de las representaciones naturales más significativas e íntegras de este tipo paisajístico en la península ibérica.

Los paisajes culturales son bienes que representan las obras conjuntas del hombre y la naturaleza. Ilustran la evolución de la sociedad humana y sus asentamientos a lo largo del tiempo, condicionados por las limitaciones y oportunidades físicas que presenta su entorno natural y por las sucesivas fuerzas sociales, económicas y culturales, tanto externas como internas.