Radiografía del empleo en el sector turístico canario y sus reivindicaciones: “Hay más carga de trabajo tras la pandemia”

Una distribución más justa de la riqueza y mejores condiciones laborales. Son algunas de las demandas de los trabajadores y trabajadoras del turismo en Canarias al calor de las reivindicaciones que se han intensificado en las últimas semanas clamando por un nuevo modelo de desarrollo. “Después de la pandemia se ha agudizado la carga porque se pretende sacar el mismo trabajo con menos gente”, explica Remedios Moreno, camarera de piso. “Somos la cara visible de los hoteles, pero salimos del trabajo con estrés emocional. Llegamos a casa tan alterados que cuesta horas y horas quedarte dormido. La gran mayoría tenemos turnos partidos y no podemos hacer conciliación familiar”, resume Yeray, que es camarero en un hotel del sur de Gran Canaria. 

Ambos son a su vez delegados sindicales de CCOO en sus espacios de trabajo e insisten en que en aquellos establecimientos sin representación sindical la plantilla se ve más desamparada. En ello incide Gladys Medina, camarera de piso en un hotel de Tenerife, que remarca que de cara a un verano “que pinta como uno de los mejores de estos tiempos”, se hace necesario “que se ajusten las cargas de trabajo y si no hay personal que cierren plazas”. “Cuantos más huéspedes vienen, eso solo supone un sobreesfuerzo para los que están en activo y ahí es donde decimos que hay que frenar ya, poner unos límites, no todo vale”. 

Somos la cara visible de los hoteles, pero salimos del trabajo con estrés emocional

Canarias terminó 2023 con 16,2 millones de turistas. El sector cuenta con récords mes a mes. En marzo, por ejemplo, el número de turistas extranjeros llegados a las Islas creció en un 18,9% al situarse en más de 1,5 millones. Desde principios de año, han arribado al Archipiélago 4,3 millones de visitantes. Ante estas cifras, la respuesta es la misma entre trabajadores y trabajadoras de distintas áreas dentro del turismo: más visitantes supone más trabajo con menos personal. “Si un camarero antes tenía diez comensales ahora tenemos 80”, narra Yeray, que añade que en el hotel donde trabaja, por ejemplo, hay una zona chill out con una barra de bar en la que se acumulan colas de hasta 50 clientes cada día porque no se pone refuerzo de personal. 

“Reivindicamos calidad, ya no somos camareros, somos transportistas”, apunta. Lamenta que durante la pandemia el sector se quejara de que no se iba a poder recuperar durante mucho tiempo y ahora, con los actuales números, no se refuerce el personal. Explica que los metres ahora hacen casi el mismo trabajo que los camareros. “Somos la cara visible de los hoteles y deberían mirar por los trabajadores, por lo menos la concreción del trabajo para conciliar la vida familiar”, destaca. 

Borja Suárez es secretario de Servicios de CCOO y afirma que una de las principales reivindicaciones es la salud laboral, que la patronal no la vea como un gesto sino como una inversión e incide en no hablar de absentismo laboral cuando las cifras demuestran que lo que se da son personas con incapacidad temporal, muchas veces por ansiedad, estrés o problemas de salud mental ocasionados por esa carga laboral. Desde el sindicato apoyan las movilizaciones en Canarias porque inciden en que el modelo debe ser más sostenible y que se reparta la riqueza, que “los grandes datos del turismo repercutan en los trabajadores”. 

Alejandro Pérez es recepcionista en otro hotel del sur de Gran Canaria y también asegura que las empresas no están invirtiendo en salud laboral y pone el ejemplo del hotel en que trabaja donde además no se contribuye a hacer el sector atractivo “por lo que no podemos tampoco fidelizar al personal y estamos siempre enseñando a los compañeros nuevos porque la formación la asumen las personas que estamos allí trabajando”, resume. En su caso, la plantilla ha acudido a inspección de trabajo para reivindicar que el mobiliario no se adapta a la ergonomía de la plantilla y reivindica otras cuestiones como que se colectivicen los incentivos por ventas, “que no añaden a todo el colectivo, que hay una parte que está discriminado”, subraya. 

Los artistas que actúan en los hoteles, en precario 

Vicente García es músico y se ha dedicado a amenizar en el sur de Gran Canaria la estancia de los turistas. Tras ser despedido logró demostrar tras acudir a la Justicia  el fraude que había cometido una empresa de espectáculos al tenerlo contratado durante años de manera temporal. Tras la sentencia, llegaron otras en el mismo sentido, pero el colectivo de artistas que actúa en alojamientos turísticos (se calcula que entre 3.000 y 3.500 en el Archipiélago) aún lucha por un convenio en el que se regulen sus condiciones laborales. 

García ahora está jubilado pero es representante sindical del colectivo con UGT y explica que la lucha se encuentra estancada por la falta de voluntad de las patronales. La reivindicación se ha iniciado desde Canarias y el músico recuerda que este colectivo está muy preparado en las Islas, donde han salido personas de renombre. “Los músicos de hostelería nada tienen que ver con otras actividades, son especialistas en un trabajo que todo el mundo puede hacer siendo músicos; hay que saber idiomas, tiene que tener un repertorio y estar al día de lo que se demanda…” A pesar de ello, lamenta que sigan desamparados ya que las empresas no quieren tener relación laboral con ellos y les obligan a ser falsos autónomos. 

La lucha de las camareras de piso 

Si hay una lucha que se ha acentuado en los últimos años y que sigue sin ver visos de mejora es la de las camareras de piso. Marcia Diaz es portavoz de Las Kellys en Gran Canaria y recuerda que la lucha llegó hasta Moncloa hace algunos años, pero desde la pandemia las condiciones laborales empeoraron. “Se despidió a mucha camarera que tenía cierta edad y se disminuyeron las plantillas. La plantilla que quedó era la más joven y la que tenía contrato fijo discontinuo”, asegura. Explica que en su caso, a sus casi 50 años, está de baja médica y que las dolencias que tiene son “consecuencia de esta explotación laboral” tras 25 años trabajando como camarera de piso, en los que 17 de ellos ha trabajado de manera externalizada, en diferentes hoteles y sin puesto fijo. “Necesitamos que las enfermedades profesionales sean reconocidas como tal y que la mutua se haga carga de nosotras porque son enfermedades provocadas por los sobreesfuerzos, por el estrés y la ansiedad”. Recuerda que esa junto a la no externalización y la jubilación anticipada han sido las principales reivindicaciones de este colectivo. 

Que podamos llegar a los 67 años con salud, eso ahora no pasa, no ves a una camarera de pisos llegar a los 60 años incluso, se van antes con una incapacidad

Sobre la afirmación hace unos meses de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) de que no encontraba camareras de pisos, Remedios destaca que “no encuentran personal porque la gente no está dispuesta a que se les explote. Las camareras de piso son el único departamento del hotel que tiene un control de debido cumplimiento, yo no puedo irme de mi puesto de trabajo si no he acabado todo. Cuando llego tengo una orden con lo que tengo que hacer, haya lo que haya detrás de una puerta”, resalta. La trabajadora relata que en ocasiones en una habitación de dos personas, “te puedes encontrar hasta cinco metidas” y que en su caso tiene “suerte” porque trabaja en un hotel de cinco estrellas, pero hay compañeras que en apartamentos de Puerto Rico salen cargadas con bolsas de basura, si carritos… 

Remedios incide en que su sector se encuentra cada vez se encuentra con más exigencias, “con más cosas que hacer en una habitación: reponer agua, café a las cafeteras y demás, pequeñas cositas que se van sumando en el tiempo con el mismo personal y con más número de habitaciones si pueden”, relata. Su principal exigencia es también la salud laboral: “Que podamos llegar a los 67 años con salud, eso ahora no pasa, no ves a una camarera de pisos llegar a los 60 años incluso, se van antes con una incapacidad”, resume. “Se necesita que se hagan los estudios ergonómicos bien, la camarera tiene que moverse por el hotel, o tiene que hacer habitaciones a la otra punta del hotel y ese tiempo no se mide”, insiste, para añadir que tiene compañeras que incluso toman red bull a las 07.00 de la mañana para poder hacer frente a la jornada laboral. 

Gladys Medina, por su parte, remarca que “el sobreesfuerzo de las camareras de piso es el fiel reflejo del turismo descontrolado y de quién paga las consecuencias de todo esto, de esa mala gestión”. Afirma que hay que hacer hincapié en los estudios ergonómicos y cumplirlos pues “no puede ser que algunos hoteles lleven cargas de 25 o 30 habitaciones y otros de 11-12 con las mismas dimensiones”. Insiste en que hay que trabajar en las consecuencias que suponen esas cargas de trabajo y que “es sabido por todo el mundo que las camareras de piso se medican todos los días para trabajar y que con 45-50 años son apartadas del mundo laboral”. 

Clavijo insta a que se “suban los salarios” y la patronal apela al convenio

El presidente de Canarias, Fernando Clavijo (CC) ha pedido ante las movilizaciones en Canarias que los empresarios suban los salarios y que se democratice la riqueza. “Yo ese discurso de Clavijo lo veo populista, viene de una movilización que pedía más cosas”, destaca Borja Suárez, que recuerda que la semana pasada su mismo partido y los que le apoyan votaron en contra de la ecotasa, la moratoria, controlar el crecimiento turístico y limitar la venta de viviendas a extranjeros. 

Tras las manifestaciones también se ha pronunciado Ashotel reclamando vivienda para los trabajadores del sector. La clase trabajadora y los sindicatos sí reivindican que la vivienda vacacional está tensionando las zonas residenciales, que el alquiler se ha vuelto imposible incluso en ciudades cercanas a esas zonas turísticas y que los trabajadores no deberían hacer esos largos trayectos hasta su puesto de trabajo. Un estudio del Gobierno de Canarias, de hecho, evidenció que detrás del “no encuentro camarero” hay cuestiones como los problemas de vivienda que están generando zonas de chabolas en el sur de Gran Canaria o Lanzarote hasta problemas de movilidad. 

El presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de las Palmas (FEHT), José María Mañaricúa, incide en que muchos de los problemas que están afectando son de gestión pública y que no los ha causado la actividad turística y menciona el encarecimiento de la cesta de la compra, de la vivienda y que no se haya construido vivienda pública. En este sentido, recuerda que la crisis de 2009 hizo que quebraran numerosas empresas del país y añade que los problemas de acceso a la vivienda son más acusados en zonas de Lanzarote y del sur de Tenerife, pero en Gran Canaria existen “ciudades residenciales como Vecindario” y otras zonas como El Tablero o Arguineguín. “Canarias no tiene un límite, tiene ocho límites y vendrán dados por la falta de gestión”, apunta. Señala que está de acuerdo con muchas de las reivindicaciones de las manifestaciones pero “la responsabilidad entendemos que no es del turismo, sino de la gestión pública”. 

Así mismo defiende que el convenio de la hostelería de la provincia de Las Palmas es el segundo mejor de toda España. “Es una realidad objetiva. Y, por otro lado, decir que el convenio se establece cada cuatro años y se firma lo firman sindicatos y patronal”, apunta a este periódico. Y sobre la conciliación apunta que la Ley recoje supuestos en los que el trabajador puede acogerse a la conciliación familiar, un tema que apunta que afecta a otros sectores esenciales como la sanidad o el comercio, donde se trabajan fines de semana. 

Sobre el convenio colectivo, Borja Suárez apunta que se firmó en un momento de máxima incertidumbre durante la pandemia y que quizás es un aprendizaje el no firmar convenios por tantos años, sino por menos tiempo, para ir adaptándolo a las circunstancias. No obstante, sigue reclamando especialmente salud laboral para los trabajadores y trabajadoras. “Nosotros vamos a seguir intentando que las patronales se sienten, que entiendan que sus trabajadores tienen problemas y es un problema tan grave como no llegar a final de mes no poder dedicar dinero a  la vivienda y a la cesta de la compra”, afirma.