Mr. Sabas y el león

El 21 de enero de 1935, el Circo Yugoslavo se encontraba ubicado en la Plaza de San Fernando de Santa Cruz de La Palma, en la conocida como “Explanada” ubicada en la salida norte de la capital palmera. Su número más espectacular era el de los feroces leones y su domador Mr, Sabas Jorgevic, a la sazón empresario y director del circo. En las jaulas se encontraban los cinco leones, dos machos y tres hembras en una tarde que se presentaba tranquila pero que habría de pasar a formar parte del anecdotario de la isla.

El investigador Anelio Rodríguez Concepción, ha indagado en esta historia estableciendo los hechos que han permanecido en la memoria de varias generaciones. “Imagínate”, cuenta Rodríguez Concepción, “el revuelo en un lugar pequeño como Santa Cruz de La Palma al escaparse un león”.

A las cinco de la tarde, Mr. Sabas tomaba café con unos amigos cuando escuchó una voz alarmada anunciado que uno de los leones del circo se había escapado. “¡El más fiero de los leones!” puntualiza Anelio Rodríguez en su relato. “Todo el mundo corría de un lado para otro, se refugiaron en sus casas o en sus trabajos”.

Al parecer el león, que respondía al nombre de Sultán, trepó por las barras de la jaula rompiendo la red superior logrando salir y sembrar el pánico entre la población muy a pesar de tratarse de un león viejo y cansado. Durante dos horas un estado de alarma dominó la ciudad.

“La Guardia de Asalto y la Guardia Civil acudieron al lugar acorralando al animal”. Mr. Sabas, que según Anelio Rodríguez “era obeso y acudió corriendo tratando de salvar al animal asegurando que él era capaz de devolverlo a la jaula, que a él le haría caso”. Sin embargo, las fuerzas policiales abatieron a tiros al león en el mismo instante en el que Mr. Sabas llegaba al lugar. En ese instante, el domador, cayó también muerto.

Cuenta la leyenda que Mr. Sabas murió de pena por ver morir al león. Sin embargo, las diferentes crónicas de la época, y así lo afirma también el investigador Anelio Rodríguez, “apuntan a la obesidad del domador y a un síncope por el esfuerzo de la carrera”. Sin embargo, la leyenda siempre es más atractiva.

Mr. Sabas fue enterrado en el cementerio de Santa Cruz de La Palma donde todavía hoy descansan sus restos en una tumba donde “misteriosamente siempre hay una flor” afirma el investigador que forma parte del grupo de amigos que recuperaron su lápida después de que un temporal a finales de 2004 la destruyera.

Anelio Concepción ha investigado esta historia, una de las más curiosas y llamativas de la isla de La Palma tras entrevistarse con la hija de Mr. Sabas en el año 2008, poco antes de su muerte el pasado año con más de noventa años de edad. Asegura que “uno de los hijos de Mr. Sabas fue también domador de leones en el circo Price donde se inició con los cuatro leones que sobrevivieron de aquella historia” y, posteriormente, tuvo una íntima relación con el circo Toti que recorrió las Islas Canarias durante los años cuarenta.