Jaira: la aventura de fabricar cerveza artesanal en Gran Canaria

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

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“Estábamos entrando a un mercado en el que todo el mundo estaba acostumbrado a una cerveza estándar y buscábamos hacer cosas totalmente distintas”. Así recuerda Aday Araña, responsable y fundador de la cerveza Jaira los inicios de la marca que nació a finales de 2015 y principios de 2016 en Gran Canaria. Practicando en una olla en su casa descubrió que era capaz de hacer un producto bebible y, poco a poco, fue informándose hasta que compró lo necesario para montar su fábrica en el polígono de Arinaga.

Desde hace 30 años su familia se dedica a la distribución de bebidas, pero Aday Araña, junto a su hermano Acaymo y su amigo Borja tenían la inquietud de hacer algo propio, interesante. Acudieron a Barcelona -donde se concentran la mayoría de maestros cerveceros en España- para formarse y unos años después (en 2017) volvieron a viajar a la ciudad condal, pero esta vez a participar en un concurso en el que consiguieron un premio. Se trata del Barcelona Beer Festival, en el que participan centenares de marcas, y ganaron una medalla de bronce por su Buchito.

“Un premio como ese sirve para saber tú mismo si lo que estás haciendo está bien” explica Aday Araña, quien recuerda que en el mundo de la cerveza artesanal lo importante, o por lo menos así lo enfoca Jaira, no es moverse para aumentar los ingresos de venta, sino “hacer cosas diferentes”, experimentando y colaborando con otros compañeros de otras marcas para aprender y retroalimentarse. Una forma de vida en torno a la cerveza.

Aventurarse a fabricar cerveza artesanal en Gran Canaria no es algo sencillo. Aday Araña reconoce que al principio les costó que un cliente pusiera una Jaira en su establecimiento porque era “un producto que nadie comprendía en un sector que prácticaticamente no existía y además a un precio elevado”. En 2018 ya cuentan con 200 puntos de venta repartidos entre Gran Canara en su mayoría, Tenerife y Fuerteventura.

La estrategia que han seguido no ha sido otra que apostar por la calidad. “El nombre de Jaira”, dice Aday Araña, “representa la cabra loca que no obedece al rebaño, pero también tiene un significado familiar. Mis padres, hace años, tenían una granja de cabras en la que hacían queso. El objetivo de esa granja era producir queso de calidad y aquí queremos que ese requisito sea la piedra angular de la fábrica”.

La primera cerveza que sacaron fue la denominada Kölsch (típica cerveza alemana de Colonia), “que es rubia y muy suave”, porque querían que de entrada no provocara mucha sorpresa a quien no estuviese acostumbrado a consumir cervezas artesanales. Y conjuntamente la acompañaron la IPA (Indian Pale Ale) y la de tuno.

“La IPA es una de nuestras primeras cervezas, de las que más hemos vendido y también la hemos trabajado mucho. Es una cerveza de seis grados y medio, levemente tostada y con un amargor bastante redondo. Marida con picante. Este tipo de cervezas son las reinas de las artesanales y conseguir una buena dentro de una fábrica es casi como un reto, lo que marca la diferencia” explica Aday Araña; la de tuno fue la que más visibilidad dio a Jaira en sus inicios y realmente se le añade tuno después de hacer la cerveza. “Los tunos los pela mi padre y él tiene una pequeña finca donde sacamos las frutas y hortalizas que queremos usar. Va sacando los tunos, los pela y los congela. Cuando se diseñó esa etiqueta el ilustrador cogió imágenes de las manos de mi padre para hacerla”.

Y es que Jaira también pone especial atención al etiquetado. “Cada etiqueta tiene una historia detrás o quiere algo de ti. Muchos cerveceros en Península dicen que la cerveza artesana es arte. La cerveza está dentro, pero por fuera representamos esa faceta, lo que nos gusta de las películas, la música, el cine, de las historias o hasta de un lema”, relata Aday Araña.

Para darse a conocer no solamente acuden a cadenas de alimentación o ferias, moviéndose por la Isla, sino que organizan catas en su fábrica. “La gente, cuando se sienta en una mesa, no habla de cerveza, pero sí habla de vinos, de carnes o de pescado. Ya hasta hablan de aceites. Pero cuando hacemos catas ese diálogo arranca solo, cogen la cerveza, la huelen, la beben. Es una labor pedagógica, nos interesa que la gente se culturice en torno a la cerveza y vea que al igual que vinos hay cervezas para maridar la comida con las que se pueden obtener muchos sabores y aromas” cuenta Aday Araña.

El principal problema que se han encontrado a la hora de dar a conocer su producto está en la restauración, concretamente en la figura del camarero, pues este, en Gran Canaria, no vende según Aday Araña. “Cada restaurante tiene un comercial dentro que es su camarero, pero aquí no ofrece los productos. No nos sirve de nada entregar a un cliente la Jaira y que después el camarero no la ofrezca”.

En cuanto a expectativas de futuro, Aday Araña reconoce que les gustaría estar un escalón por encima del que ya están, con cerca de 100.000 litros al año en unas islas que consume una media de “200 millones de litros de cerveza”, aunque afirma que es “un buen número”. Pero busca que Jaira sea “un proyecto diferente, que por una parte sea un producto y por otra sea sociocultural. Que no sea simplemente un negocio para vender, sino tratar de crear cultura de la mano de la cerveza. Hace algo más de un mes hicimos un evento de rap con gente joven que trabajan mucho para que los conozcan y vino gente a cantar, la fábrica se llenó. Ahí es donde queremos ir, a hacer eventos cerveceros de otra manera, no a donde vaya la gente a emborracharse, sino algo más cultural. En un futuro, cuando tengamos el volumen suficiente, queremos hacer eventos musicales, de teatro o de pintura, entre otros”, concluye.

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