La floración del tajinaste ‘estalla’ bajo el cielo de La Palma

La primavera, con una paleta de colores única, especialmente gracias a la rápida evolución de la floración de los tajinastes rosado (Echium perezii), continúa dibujando en las cumbres de La Palma un singular y llamativo paisaje.

Unos 360 ejemplares de la citada planta exclusiva de las cumbres de Isla muestran esto días, con inflorescencias en diversas fases de desarrollo, todo su vistoso esplendor.

En concreto, unos 110 ejemplares  lucen sus ramilletes, como se estuvieran adornando la inmensidad de la bóveda celeste de La Palma, a la altura del kilómetro 27,5 de la carretera LP-4,  en el barranco Vizcaíno, en la parte oriental de la Isla, señala el director-conservador del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, Ángel Palomares.

En la vertiente occidental,  añade, en los alrededores del Centro de Visitantes, florecen otros  250, además de los localizados en el cortafuego de la zona.

El tajinaste rosado estuvo a punto de extinguirse, explica Palomares. En los años 80 del siglo pasado, sólo quedaban unos 200 ejemplares refugiados en acantilados (200 ejemplares en el mundo).

Es una especie que muere cuando florece y fructifica. Tarda entre 3 y 5 años en crecer lo suficiente para poder florecer. Se trata de una planta en forma de roseta que puede alcanzar el metro de diámetro antes de florecer. Cuanto más grande es la roseta, mayor es el tamaño de la inflorescencia que aparece después, que tiene miles de flores individuales juntas en forma de pino compacto, pudiendo variar los tamaños que alcanzan, ha detallado Ángel Palomares.

Desde 1990, recuerda, se lleva a cabo un programa de recuperación que incluye siembras y repoblaciones, y entre estas, algunas en zonas accesibles a coches y todoterrenos: carreteras (la del Roque de Los Muchachos) y algún cortafuegos (Reventón y Tabladita).