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Ecología y ecologismo… ¿Cuál es cuál?

La ecología es la ciencia que estudia los ecosistemas

Paloma Nuche / Fernando Valladares

Doctora en Ecología y responsable de la campaña de Costas de Greenpeace / Doctor en Ciencias Biológicas por la UCM —

Estamos en un momento clave para nuestro planeta y la sociedad es cada vez más consciente de ello. Recientemente supimos que el cambio climático se consolida como la principal preocupación de la ciudadanía a escala global. Ante esta situación no debemos confundir dos disciplinas distintas, pero complementarias, claves las dos para afrontar los retos medioambientales a los que nos enfrentamos hoy. Sus nombres son parecidos y a veces se usan indistintamente: ecología y ecologismo. Del mismo modo que estamos muy familiarizados con la política pero muy poco con la politología, conocemos o hemos escuchado a muchos ecologistas pero a muy pocos ecólogos/as. Veamos qué es qué, en qué se parecen y en qué se diferencian para encaminar bien nuestra preocupación global por la salud del planeta.

La ecología es la ciencia que estudia los ecosistemas, es decir, la combinación de especies (incluyendo al ser humano) y el medio ambiente en el que habitan así como las interacciones entre ellos, mientras que el ecologismo es el movimiento sociopolítico que se preocupa por la protección de la naturaleza. La ecología procura desprenderse de esa etiqueta política que con cierta frecuencia se le adjudica erróneamente. Los y las ecólogas llevamos años intentando que la ciencia a la que nos dedicamos, cuyo objeto de estudio es la naturaleza, reciba el mismo reconocimiento social que otras como, por ejemplo, las matemáticas, la física o la medicina.

La ecología es la ciencia de la que bebe el ecologismo cuando trabaja para conseguir ese mundo ambiental y socialmente justo al que aspira. Un mundo en el que todas las personas tengan acceso a aire y agua limpios y a sistemas de producción de alimentos que no agoten los recursos naturales, que funcionen con energía limpia y renovable. Un mundo, en definitiva, en el que la vida esté en el centro, en el que su cuidado y promoción sean el verdadero objetivo de todas nuestras actividades. Por ello, el ecologismo es una opción política, integradora, que se nutre de los conocimientos generados por la sociología, la antropología, la ciencia política, la filosofía, la economía y, también, la ecología. Del mismo modo, la ecología es una ciencia integradora que combina conocimientos de matemáticas, física, biología, química y muchos ámbitos más de la ciencia y la tecnología.

¿Qué aporta la ecología al ecologismo?

La ecología permite responder a preguntas acerca, por ejemplo, del papel que desempeñan los ecosistemas en el bienestar social, justificando así la necesidad de conservarlos. Una rama de la ecología explica y cuantifica el valor (en términos monetarios o no) de un ecosistema bien conservado que realiza funciones imprescindibles y, por tanto, permite saber cuánto perdemos con su degradación. Por ejemplo, la vegetación bien conservada contribuye a frenar el avance de las sequías, a amortiguar las inundaciones y a proteger la pérdida de suelo frente a la erosión y es, además, un importante sumidero de carbono atmosférico.

La ecología también aspira a responder a preguntas complejas que en un contexto ecologista podrían ayudar a la conservación de especies en peligro -¿cuáles son sus principales amenazas: la destrucción de su hábitat, la contaminación, la sobrepesca...?- y a poner freno a la exorbitante pérdida de biodiversidad mundial, ya que permite identificar aquellas especies clave de un ecosistema concreto de las que dependen muchas otras. La ecología también nos permite dar solución a cuestiones relacionadas con la gestión del territorio, como por ejemplo: ¿qué características corresponden a bosques con mayor capacidad de adaptación a los incendios forestales o al cambio climático?

Por todo ello, es imprescindible que la ecología reciba el reconocimiento que merece como ciencia para que el trabajo, las conclusiones y las propuestas ecologistas basadas en esta disciplina sean tan respetadas como lo son, por ejemplo, las de empresas que basan sus proyectos de innovación en tecnología, economía o matemáticas. Se ha dicho que el siglo XXI es el siglo de la biología. Para muchos, en realidad será el siglo de la ecología. Sea o no así, es la ciencia que más puede iluminar los procesos implicados en la alteración del planeta causada por nuestras actividades y en sus impactos en nuestro bienestar.

¿Qué aporta el ecologismo a la ecología?

Vivimos un momento histórico. Jóvenes y adolescentes de toda Europa se están movilizando para visibilizar la urgencia de actuar contra el cambio climático. ¿Quién sabe si serán futuros ecólogos o ecólogas? Los colectivos naturalistas, ambientalistas, ecologistas o conservacionistas, esto es, la sociedad civil no (necesariamente) científica genera, a través de la sensibilización y la educación ambiental, un deseo por conocer más sobre las leyes que reinan en la naturaleza, un anhelo por estudiar esta ciencia, la ecología.

A menudo, la ciudadanía con conciencia ecologista concentra un gran cantidad de conocimiento especializado del territorio y las especies, son personas aficionadas expertas, y tienen, por tanto, mucho que aportar a la ciencia de la ecología. Por ejemplo, son más proclives a participar en las actividades de ciencia ciudadana que últimamente están proliferando entre la comunidad científica y que tanto valor añadido aportan a la sociedad.

Las organizaciones ecologistas son, a menudo, grandes expertas en comunicación social, una tarea que desde la comunidad científica frecuentemente dejamos de lado en favor del ámbito académico. Comunicar a la sociedad los conocimientos generados por la ecología o hacer llegar estos a la clase política es clave para la protección de la naturaleza que es, en definitiva, nuestro objeto último de estudio.

Es fundamental que se conozca, reconozca y fomente la labor de estos dos ámbitos, la ecología y el ecologismo, porque solo yendo de la mano pueden lograr aquello por lo que tanto luchamos unas y otros: la supervivencia de nuestro planeta.

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