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Manos arriba

La tuitera Cassandra, en el banquillo de la Audiencia Nacional acusada de enaltecimiento del terrorismo

Jesús Cintora

La campaña del miedo ya está lanzada: cuidado con lo que escribís en las redes sociales, porque nada menos que la Audiencia Nacional, la Fiscalía o lo más granado del sistema judicial español puede actuar contra vosotros. Hay bromas que se escriben con mal gusto, por supuesto, pero se están ordenando detenciones y se piden penas de cárcel con una desproporción que busca enviar un aviso a navegantes. Asistimos a una sobreactuación ante Internet en el país donde Rato, Bárcenas, Pujol o Urdangarin están en la calle.

Estamos, de nuevo, ante la doble vara de medir, que tanto daño hace a los que la sufren, pero también a la imagen del propio sistema judicial español. Aquí, un concejal del PP puede desearle “un tiro en la nuca” a Pablo Iglesias en Facebook y salirle gratis, mientras que una joven se enfrenta a una petición de cárcel de la Fiscalía por hacer chistes en Twitter sobre Carrero Blanco, el presidente franquista asesinado por ETA en 1973. A ella la acusan de enaltecer el terrorismo.

No es algo que no hayamos visto ya en las calles de este país. Aquí en las manifestaciones se gritaba “Zapatero con tu abuelo”, fusilado en el golpe del 36, y no pasaba nada, pero no te metas con Carrero que eres sospechoso de defender a los terroristas. Tampoco vimos actuar a la Fiscalía cuando un alcalde y diputado del PP en Lugo dijo que los condenados a muerte por Franco “se lo merecían”. El edil popular siguió en su puesto y tan pichi. Sabemos que hay tantos casos como letras tiene el teclado, pero la justicia va por barrios.

Desproporción y doble vara de medir hay también si vemos al fiscal pedir prisión por unos tuits, al mismo tiempo que hace la vista gorda con el portavoz del partido del Gobierno en el Congreso, Rafael Hernando, que ha menospreciado a las víctimas del franquismo reiteradamente. Suya es esta doctrina: “Algunos se han acordado de su padre, parece ser, cuando había subvenciones para encontrarle”. También esta otra: “Esto de estar todos los días con los muertos para arriba, para abajo, supongo que será el entretenimiento de algunos. A mí me gusta pensar en los vivos y no en los muertos”.

No casa que para unos haya barra libre y para otros, detención, miedo, condena y estigma ante las altas instancias judiciales. Tampoco que lo que podría tratarse como posibles injurias o calumnias termine siendo juzgado con solicitudes de cárcel, echando mano del Código Penal y ni siquiera abordándolo como posible motivo de multa o indemnización, sino con peticiones de penas de prisión.

Se busca el miedo y el escarmiento. Cantantes, tuiteros, titiriteros… se han convertido en peligrosas amenazas. Dependiendo de quién seas. Jiménez Losantos decía por la radio: “Yo es que veo a Errejón, a la Bescansa, a la Rita Maestre y me sale el monte. Si llevo la lupara (una recortada), disparo”. Impune. Por eso, no habrá justicia si el mal no está en disparar, sino en contra quién disparas.

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