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Cifuentes pone a profesores de Dibujo a dar clase de Matemáticas cuando la ley no lo permite

Cifuentes inaugura junto al consejero de Educación el curso 2016-2017. / Comunidad de Madrid

Sofía Pérez Mendoza

David es profesor de Dibujo pero este año tendrá que dar además Matemáticas, una especialidad para la que no tiene ninguna formación. A Pilar, que estudió Bellas Artes, como David, le ha tocado completar sus horas con Tecnología. Son solo dos de la veintena de funcionarios de carrera a los que la Comunidad de Madrid hace asumir en los institutos materias que no forman parte de su especialidad ni han impartido nunca, una maniobra que contraviene la ley.

“Esto empeora la calidad de la educación y no estoy dispuesto”, dice David, que ha rechazado la plaza asignada y ahora está en un limbo. Pilar también se ha rebelado porque, además de dar varias asignaturas, tiene repartidas sus horas en varios institutos. En una situación similar están otros profesores que no tienen habilitación para dar clase en centros bilingües. “No saben qué hacer con nosotros, hay años que hemos estado haciendo la mitad de horas lectivas y el resto nos lo completaban con guardias”, cuenta Pilar.

Según el real decreto que regula las llamadas “asignaturas afines”, los docentes que aprobaron la oposición por dibujo solo pueden dar Educación Plástica y Visual en Secundaria y Dibujo Técnico, Fundamentos del Arte, Historia del Arte y Técnicas de Expresión Gráfico-Plásticas. El resto de materias quedan fuera de su alcance, una norma que la Comunidad de Madrid no está respetando a la hora de repartir las vacantes para este curso y que ya generó polémica en el pasado, cuando Esperanza Aguirre era presidenta de la región.

Los que deciden cómo se reparten las horas de cada profesor son los propios centros. Es decir, la Consejería de Educación no distribuye los horarios ni elige qué materias imparte cada uno pero sí está enviando a profesores con una sola especialidad a vacantes del tipo 02: plazas que llevan implícito “compartir horario con otra especialidad”. Además, según el testimonio de varios afectados, cuando los docentes reclaman a la administración les advierten de que pueden rechazarlo pero a cambio de que les envíen “a lo que quede”. “Ellos saben que no es legal, pero si tú aceptas...”, añade David.

La Consejería de Educación defiende que “se trata de un proceso totalmente legal”, en respuesta a las preguntas de eldiario.es. “Este tipo de vacante supone completar el horario en el centro con los apoyos docentes que ofrecen los equipos directivos, siempre teniendo en cuenta la formación docente del profesor”, justifican. Pero circunscriben los casos a solo clases de refuerzo para niños y niñas con dificultades (Compensatoria). “Cualquier profesor puede optar a las vacantes de compensatoria, que en cualquier caso son voluntarias”.

Los docentes afectados, reunidos en la Asociación de Profesores de Dibujo de Madrid, quieren evitar culpar de su situación a los directores y directoras de los institutos públicos. “Este año se están volviendo locos para cuadrar los horarios porque faltan docentes. A mí me han puesto estas cuatro horas porque, ya en este estado de necesidad, piensan que puedo dar bien al menos la parte de geometría por mis conocimientos de dibujo técnico”, explica David.

La mayor parte de centros madrileños han pedido sin éxito ampliación de cupo de profesores porque desde este curso las horas de tutoría cuentan dentro de las 20 horas lectivas y el resultado es que faltan manos, denuncian los sindicatos.

Una polémica parecida surgió en el año 2011, cuando Esperanza Aguirre era presidenta de la Comunidad de Madrid. Aguirre entonces optó por señalar a los institutos como culpables: “Si alguien da una materia que no es afín a su especialidad, irá la inspección y se le caerá el pelo a ese instituto y a ese profesor”, dijo.

La diferencia es que, seis años después, el número de institutos bilingües se ha multiplicado, lo que aumenta el número de docentes afectados. Su punto en común es no tener la habilitación de idioma extranjero (nivel C1) que exigen este tipo de centros para dar clase en inglés. Así que estos docentes se quedan apartados por los interinos que, incluso sin aprobar la oposición, sí tienen formación en lengua inglesa. “Somos funcionarios de carrera y llevamos años en expectativa de destino, dando vueltas, compartiendo centro, dando otras cosas...”, se queja Pilar. David se siente igual: “Terminamos quemados y apáticos. Cada año es empezar de cero”, dice.

“No hay sitio para nosotros”

En algunos casos, los docentes no pueden –en muchos casos por circunstancias personales– empezar a estudiar inglés hasta alcanzar el nivel avanzado exigido. “No es cosa de dos días”, dice Mayte, que justifica que no cree en el bilingüismo implantado en Madrid porque es “discriminatorio”.

La Comunidad pide un título de inglés (C1) que está por encima del estándar que exigen el resto de comunidades con sistemas parecidos. “Aun con eso es muy común escuchar a los compañeros hablar de cómo se apañan para dar su asignatura, que a veces los alumnos no les entienden y acaban explicándolo en castellano...”, sostiene la profesora.

Si los docentes no aceptan lo que les toca, “la opción B es irte a hacer sustituciones el resto del año”, precisa David. “No hay sitio para nosotros y cada vez hay menos”, completa Pilar. La profesora relata la incertidumbre de llegar cada año a un centro “a ver qué horas te han puesto”. Este año a ella le han asignado dos centros a la vez, separados por treinta minutos de coche, que debe alternar durante la semana como docente de dibujo y, además, tecnología.

La Asociación de Profesores de Dibujo de Madrid denuncia que de los 60 docentes de Secundaria con la oposición aprobada que hay en Madrid esperando una plaza fija “muy pocos tienen vacante 01” –solo clases de su especialidad–. Si el número de vacante es 02, concretan, “hay que consultar al profesor si tiene la titulación, y en el caso de que ocurra, debe supervisarlo un inspector”. Nada de esto está ocurriendo.

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