El PP exhibe en el Congreso a la internacional taurina: “Es la última frontera de nuestra civilización”

Víctor Honorato

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La decisión del ministro de Cultura de eliminar el premio nacional de tauromaquia ha activado las alarmas patrióticas del Partido Popular, que este miércoles ha organizado en el Congreso de los Diputados una mesa de debate sobre el valor cultural del festejo. Representantes de los países donde sigue siendo legal el asunto han comparecido para mostrar su indignación porque en todas partes haya quienes consideren que matar toros con jactancia no merece especial reconocimiento. El más apocalíptico de los intervinientes ha sido el moderador, el columnista de ABC Chapu Apaolaza. Los toros suponen, en su opinión, “la última frontera de nuestra civilización” y quien busque abolirlos lo que realmente quiere es “destruir al ser humano”.

Ha presentado el acto el portavoz parlamentario del PP, Miguel Tellado, cuyo vínculo conocido con el mundo taurino fue ser jefe de prensa del último Gobierno local de Ferrol que organizó corridas, allá por 2007. Aun así, o quizás por ello, se atrevió a decir que “de Ferrol a Algeciras” el capote y la muleta “forman parte indisoluble de nuestra idiosincrasia como pueblo”.

Varios de los delegados que intervinieron por la pervivencia de las corridas suman el interés económico al cultural. Así, por ejemplo, Felipe Negret, empresario de la plaza de toros de Bogotá hasta 2017, a quien lógicamente molestó que el actual presidente, Gustavo Petro, cerrase el coso cuando era alcalde. De lo que se trata aquí, argumentó, es de “detener al fascismo”. Que a nadie se le ocurra sugerir que los toros tienen un componente colonial, pues Bolívar celebró la independencia con una corrida, advirtió. Ahora es el parlamento colombiano el que se plantea prohibir las corridas, pero Negret cree que los tribunales ampararán a los taurinos. “Lo de Barcelona no se entiende”, ha dicho, preocupado porque no hayan vuelto los astados a La Monumental desde que Tribunal Constitucional dijo que no se pueden prohibir.

El mexicano Carlos Camacho ha hablado didácticamente del “sincretismo” que caracteriza a las corridas en México, con especial mención a los mestizajes con la tradición maya. Esto ha dado pie al moderador, muy sensibilizado, para meter baza otra vez y cargar contra las “ideas colonizadoras del animalismo nacido en las grandes ciudades anglosajonas”. Los toros de Ciudad de México han peligrado este año, con interpretaciones contrarias en instancias judiciales sobre si habría que celebrarlas o no. Finalmente, se permitió la feria.

Es España, no “este país”

Donde los toros gozan de buena salud es en Perú. La ley de protección animal del país contiene una excepción para la “tauromaquia y la gallística [las peleas de gallos]”, ha explicado Pablo Gómez de Barbieri, corresponsal taurino del diario El Comercio. Entiende el cronista que puede haber relación en el declive del fervor popular por los toros en la patria madre con que aquí a “España ya no se [la] llama España, sino este país” y “la bandera rojigualda ya no representa a todos”. “Hay que estar vigilantes”, ha prevenido.

El ganadero y presidente de la Fundación del toro de lidia, Victorino Martín, ha alegado que de las corridas hay vestigios desde hace “milenios” y ha apuntado que Felipe II no se atrevió a aplicar una bula papal de Pío V que ordenaba desterrar las corridas. Otro espectáculo multitudinario del que gustaba mucho el monarca eran los autos de fe, pero este particular quedaba fuera del objeto de la mesa. Martín ha aducido que si se acaban los toros se debilitarán “los lazos que nos unen a los españoles”. Los detractores no entienden que a los toros no se va “por diversión”, sino por una cuestión de “identidad adherida al espíritu”.

Molesta a Santiago Aguilar, de la Unión de espectáculos tradicionales de Ecuador, que el parlamento de su país esté estudiando una ley de bienestar animal que contemple el “respeto al ciclo vital del animal”, pero celebra que los tribunales no hayan todavía terciado sobre la constitucionalidad de las corridas. Existe riesgo de que la “lógica demencial política” de los abolicionistas “llegue a normalizarse”, por lo que es mejor esperar a que se calmen las aguas y regrese el raciocinio, en su opinión.

El hombre ante el destino: defensa lírica

El representante portugués, Hélder Milheiro, se ha lamentado, echando por tierra la argumentación de quienes le precedieron en el uso de la palabra: “En Portugal no fuimos tan listos como en España de mantenerlos en las colonias”. Pero ha defendido que los toros portugueses, con suertes más variadas y menos violentas, se parecen más a como eran en tiempos de Alfonso X. MIlheiro ha sido el más lírico de los participantes, aunque su inspiración pueda resultar trillada. Los toros son “el hombre ante el destino”, el “orden ante el caos de la naturaleza”, etcétera. Las fiestas también pierden aficionados generación tras generación en el país vecino, aunque el Tribunal Constitucional declaró en 2019 que no cabe prohibirlos.

En los discursos de los oradores ha habido menciones a Lorca, Vargas Llosa o García Márquez y sus elogios del mundo taurino. El francés François Zumbiehl, antropólogo, ha dicho que también valoraron los toros Camus o Sartre, por mucho que los izquierdistas galos de hoy en día pretendiesen el año pasado llevar el debate sobre la legalidad al Congreso. Al contrario que en España, la defensa de los toros, con tradición en el sur del país, se plantea como una defensa de las minorías. Lo dice la Unesco, ha alegado.