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Los triunfos electorales del PP bajo sospecha

Alberto Fabra y Mariano Rajoy se aplauden mutuamente en mayo de 2014.

Luz Sanchis

El pago en negro de campañas electorales es un clásico en la historia del PP. Y la Operación Taula ha demostrado que la tradición se ha mantenido hasta hace muy poco. La desarticulación de la trama y del grupo municipal de Rita Barberá ha puesto al descubierto que el acto central en la campaña de las elecciones europeas de 2014 se pagó así. Como los actos que en 2003 llevaron a Esperanza Aguirre al poder gracias a las donaciones a Fundescam o los que auparon a Francisco Camps y a Jaume Matas en 2007, entre otros. 

En el acto central más importante que organizó el PP ante las europeas de 2014, la imagen es la de Mariano Rajoy y Miguel Arias Cañete junto a Rita Barberá. También está Alfonso Rus. El fondo es el edificio L'Àgora, de Santiago Calatrava. Al PP el alquiler del espacio le salió por 5.000 euros en vez de por los 40.000 que costaba el alquiler. El partido ya no podía llenar la plaza de toros de Valencia y tuvo que fletar 125 autobuses para llenarlo con 7.000 militantes. Su traslado en autobuses se contrató con una mordida del 3% para, al menos, una de las empresas. 

El vicepresidente de la Diputación de Valencia, Juan José Medina, es uno de los detenidos en la reciente operación policia. El responsable de la campaña contó cómo una de las empresas de transportes recibió contratos de la Diputación, subvenciones de la Generalitat y el encargo de trasladar a los afiliados a los mítines a cambio de la comisión.

Rajoy: “Con vosotros ganamos”

El mitin fue el último gran regalo del PP valenciano a Rajoy. Rus, recién detenido en la última operación contra la corrupción del PP aún estaba al frente de la estructura provincial, llamó a los asistentes a votar a Cañete a su estilo: “O le votáis u os doy una paliza”. Barberá, todavía alcaldesa, se permitió recordar al presidente del Gobierno que de aquella tierra salían “la mayoría de los votos” y que el partido necesitaba “mimos”. Rajoy había practicado una distancia más que prudencial con el PP de la comunidad obligado por los contínuos escándalos, pero la cercanía de las europeas le hizo volver. Rajoy fue sincero en la clausura del mitin: “Os pedimos ayuda porque, con vosotros, ganamos”. 

Los apuntes en los papeles y las confesiones de Luis Bárcenas sobre la contabilidad en B incluyeron el detalle de que el cartel de campaña de Rajoy en 2008 también se pagó con dinero extra. El atuendo del candidato dio para dos anotaciones de 10.000 euros con conceptos como “traje Rajoy” pero las facturas fueron destruidas según el extesorero.

El dopaje electoral se ha practicado en las autonomías que han sido bastiones conservadores como la valenciana, la madrileña o la balear. Así lo reconoció el cuñado del expresidente de Baleares, Jaume Matas, y se ha comprobado en el caso Gürtel con Francisco Camps. Fernando Areal, tesorero del PP balear, confesó ante el juez cómo pagaba con dinero oculto a Hacienda los anuncios electorales de Matas en prensa, radio y televisión. El reconocimiento del delito por parte del exgerente le supuso una reduccion de pena después de haberlo negado durante años

Antes de que Camps compitiera en las urnas, lo hizo por el poder del partido frente a Eduardo Zaplana. El congreso interno se pagó con dinero negro en más de un 60%. Ya como candidato a la Generalitat, la red de empresas de la rama valenciana de Gürtel, con Francisco Correa al frente y Álvaro Pérez como hombre fuerte, organizó para él a través de Orange Market actos en 2007 y 2008 con un coste de más de tres millones de euros sin declarar

Fundescam y el Tamayazo

La prescripción del delito es lo que ha permitido a Esperanza Aguirre salvarse de dar explicaciones por la financiación de la campaña que la llevó a la presidencia de la Comunidad de Madrid. El propio Correa confirmó que en 2003, cuando se produjo el Tamayazo, la aún presidenta del PP madrileño ingresó a través de la fundación Fundescam las donaciones. Entre los más generosos, Arturo Fernández o Gerardo Díaz Ferran, ahora en la cárcel.

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