Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

Autores:

Aina Gallego - @ainagallego

Alberto Penadés - @AlbertoPenades

Ferran Martínez i Coma - @fmartinezicoma

Ignacio Jurado - @ignaciojurado

José Fernández-Albertos - @jfalbertos

Leire Salazar - @leire_salazar

Lluís Orriols - @lluisorriols

Marta Romero - @romercruzm

Pablo Fernández-Vázquez - @pfernandezvz

Sebastián Lavezzolo - @SB_Lavezzolo

Víctor Lapuente Giné - @VictorLapuente

Luis Miller - @luismmiller

Lídia Brun - @Lilypurple311

Sandra León Alfonso - @sandraleon_

Héctor Cebolla - @hcebolla

El efecto par-impar (del sistema electoral español)

Ferran Martínez i Coma / Ignacio Lago

0

Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

Autores:

Aina Gallego - @ainagallego

Alberto Penadés - @AlbertoPenades

Ferran Martínez i Coma - @fmartinezicoma

Ignacio Jurado - @ignaciojurado

José Fernández-Albertos - @jfalbertos

Leire Salazar - @leire_salazar

Lluís Orriols - @lluisorriols

Marta Romero - @romercruzm

Pablo Fernández-Vázquez - @pfernandezvz

Sebastián Lavezzolo - @SB_Lavezzolo

Víctor Lapuente Giné - @VictorLapuente

Luis Miller - @luismmiller

Lídia Brun - @Lilypurple311

Sandra León Alfonso - @sandraleon_

Héctor Cebolla - @hcebolla

España tiene un sistema electoral en el que el tamaño de los distritos varía. Así, hay circunscripciones muy pequeñas, como Ceuta y Melilla con un escaño en juego, y distritos más grandes como Valencia Barcelona y Madrid, con 16, 32, 37, respectivamente. Los partidos y candidatos conocen esta realidad y, por eso, concentran esfuerzos -como actos, visitas de candidatos, etc- en unos distritos (en España, las provincias) y no en otros. También sabemos que cuantos más escaños hay en juego, más fragmentado está el voto entre partidos y más partidos ganan escaños. Por ejemplo, en 2023, los representantes de Barcelona provienen de seis partidos, mientras que por Toledo son de tres partidos y por Teruel, dos. Tradicionalmente se ha establecido que a medida que aumenta el número de escaños, también lo hace el de partidos. Y esta relación es positiva: cuantos más escaños en juego, más partidos.

Sin embargo, un hecho que se suele ignorar es que, en todas las elecciones generales, excluyendo Madrid, Barcelona y Valencia, en el resto de las provincias se pusieron en juego entre uno y doce escaños, algo más del 75% de los escaños en liza. Es más, de las 52 provincias, 29 se juegan entre uno y cinco escaños y se consideran provincias pequeñas. El número de escaños en juego en una circunscripción son pares o impares. Y, aquí viene la pregunta, ¿es relevante si el número de escaños en juego es par o impar? Por relevante nos referimos a si los partidos y los votantes tienen en cuenta el hecho de que el distrito sea par o impar.

Por parte de los partidos cabría esperar que el hecho de que se compita en un distrito par o impar es relevante. Imaginemos un país en el que compiten dos partidos grandes (A y B) y varios partidos pequeños. También imaginemos que los votantes se distribuyen de forma uniforme por dicho país que se organiza en distritos de uno, dos, tres, cuatro y cinco escaños para reflejar la distribución de la población. Los escaños se asignan según la regla d’Hondt -la más popular en distritos plurinominales- que consiste en dividir el total de los votos conseguidos por cada partido por los divisores 1, 2, 3, 4 y 5 para obtener unos cocientes y distribuir los escaños a partir de los cocientes más altos. Supongamos que las encuestas predicen un 45% de los votos a cada partido aproximadamente. En tanto que las elecciones son competidas, en los distritos con un número impar de escaños, un simple puñado de votos pueden ser los decisivos para saber quién consigue el último escaño en juego. En cambio, en los distritos de dos y cuatro escaños, el partido ganador debe duplicar el porcentaje de votos del segundo (estrictamente hablando, el doble más un voto) para asegurarse un escaño más. En otras palabras, los partidos A y B deben soportar el costo de obtener un escaño marginal que es mucho menor en distritos de baja magnitud que asignan un número impar de escaños que en distritos de baja magnitud con un número par de escaños.[1] Es lo que en un reciente artículo llamamos el efecto par-impar.