El machismo se aferra a algunos 'txokos' gastronómicos
Joxe María Arakama, vecino de Tolosa, acudió al Defensor del Pueblo Vasco-Ararteko para denunciar la negativa de su sociedad gastronómica ('txoko', en euskera) a admitir la asistencia de mujeres a la cena del denominado ‘Jueves gordo’, uno de los días grandes en los carnavales de Tolosa (Gipuzkoa). Arakama optó por la denuncia ante el Ararteko después de que el Ayuntamiento de Tolosa no actuara y harto de que la negativa a admitir mujeres en el ‘Jueves gordo’ se mantenga año tras año. Hasta hace unos años, las sociedades gastronómicas vascas eran reductos para hombres, pero la presión social y las leyes han ido modificando esa resistencia. Sin embargo, aún queda camino por recorrer, y este caso así lo demuestra.
Como socio miembro de la sociedad Gure Kaiola había presentado en años anteriores una propuesta para que se acabara con la costumbre de no permitir la asistencia de mujeres a esta cena. Como reacción a sus peticiones, la sociedad modificó el procedimiento que venía siendo habitual para apuntarse a la cena, que consistía en apuntar en una lista el nombre del socio (solo son varones) junto con el número de personas invitadas (máximo dos). La nueva fórmula obligaba a escribir el nombre y apellido de las personas invitadas, con objeto de poder reconocer la presencia de mujeres entre las personas apuntadas. A partir de ahí, se añadía al plazo ordinario para apuntarse, un plazo adicional de tres días, que permitía, a la vista de los nombres apuntados, desapuntarse a quienes así lo desearan. Dicha modificación del procedimiento fue aceptada y aplicada por el presidente de la sociedad y corroborada después por la asamblea de socios.
Arakama decidió apuntarse como socio a la tradicional cena junto con dos mujeres invitadas, cuyos nombres tuvo que señalar, de acuerdo con las nuevas reglas. Al día siguiente, en la referida lista, aparecían tachados la totalidad de los socios apuntados a la cena y de sus invitados. Así, a la cena en la sociedad Gure Kaiola solo asistió Arakama y sus dos invitadas. Mientras, los socios que inicialmente se habían apuntado (todos varones) cenaban en un local alquilado cercano a la sede social, servidos por la misma empresa que debía ocuparse de servir la cena en la sede social.
Supresión de ayudas
Ante esta situación, Arakama decidió solicitar al Ayuntamiento de Tolosa que emitiera un informe sobre la posible discriminación de la sociedad Gure Kaiola contra las mujeres y que suprimiera cualquier tipo de ayuda pública que pudiera estar recibiendo. El cambio de equipo de gobierno en el Consistorio tras las elecciones municipales de mayo de 2015 dejó sin respuesta su demanda. “Solo se trata de ser coherente con mi vida, con mi forma de pensar y poder mirar a la cara a mis hijos y no se avergüencen de mi”, explica Arakama. Los estatutos de la sociedad cumplen la formalidad de la Ley de Igualdad, pero “en la práctica no es así”.
Tras su investigación, el Ararteko concluye con una doble recomendación. Por un lado, que el Ayuntamiento de Tolosa “retire cualquier subvención o ayuda pública a la sociedad gastronómica Gure Kaiola, así como a otras sociedades del municipio que discriminen por razón de sexo en su proceso de admisión, funcionamiento, u organización de actividades”. Y, por otra parte, que promueva “medidas tendentes a la eliminación de los estereotipos de género, así como de acción positiva, con objeto de lograr corregir la desigualdad de partida que en estos espacios de Tolosa sufren las mujeres”.
Aunque el Ararteko en su escrito asegura que ante estos supuestos de exclusión de uno de los sexos sin justificación objetiva o razonable debería acudirse, además, ante la jurisdicción civil, esa opción no es posible en este caso porque los estatutos de la asociación Gure Kaiola son estándar y no dicen nada sobre que haya que ser hombre para ser socio, aunque en la práctica casos como este demuestren que lo sea.
