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Varapalo de Estrasburgo al objetivo de los presos de ETA de acabar con la dispersión

Alrededor de 300 personas reivindican en Vitoria el fin de la dispersión

Aitor Guenaga

La estrategia de los presos de ETA de fiar el final de la política de dispersión a los recursos presentados ante la Cortes de Estrasburgo ha sufrido su primer contratiempo. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha rechazado la queja presentada en 2013 por tres reclusos de la organización terrorista -entre ellos el exjefe militar de ETA Alejandro Zobaran-, que habían alegado estar a más de 800 kilómetros del domicilio familiar al estar recluidos en la prisión de Lyon-Corbas (Francia).

En su resolución, los argumentos empleados por los reclusos etarras “no son suficientes para que constituyan una injerencia en el derecho al respeto de su vida familiar”.

El tribunal, pese a no entrar en el fondo de la demanda y rechazar la queja planteada por los reclusos, pone en cuestión una de las líneas fundamentales recogidas en los recursos (más de 200) que se va a ir presentando en la Corte de Estrasburgo para acabar con la dispersión de los presos etarras: el precedente de la sentencia Vintman y Rodzevillo contra Ucrania, de 23 de octubre de 2014, invocada como jurisprudencia por los letrados de los reclusos.

La Sala, presidida por la jueza alemana Angelika Nußberger y formada por siete magistrados, ha negado que este caso sea comparable con el de Ucrania. Los dos recurrentes ucranianos estaban internados en cárceles a miles de kilómetros de sus domicilios y Vintman no había visto a su madre en 10 años y Rodzevillo sólo recibió 7 visitas en sus 8 años de reclusión. La Corte de Estrasburgo falló a su favor.

Sin “problemas insuperables” para ver a los reclusos

Por contra, según la información aportada en el proceso por el Gobierno francés, y recogida por la resolución judicial, mientras estuvieron detenidos en ese país los tres presos recibieron entre 343 y 453 visitas, y entre 426 y 1.283 comunicaciones telefónicas. El Tribunal de Estrasburgo confirma que los etarras “se beneficiaron de numerosas visitas y conversaciones telefónicas con sus allegados” y añade que “nada demuestra que los desplazamientos efectuados por los familiares hayan planteado problemas insuperables o muy difíciles de resolver”.

La asociación de familiares de presos Etxerat ha denunciado el coste no solo económico, sino en vidas humanas que tiene la política de dispersión. “Esta política que sufrimos en nuestras carnes es algo más que una condena de por vida, tal y como muestra esa falta de reconocimiento de esas 16 personas muertas por la política de dispersión” desde que se puso en marcha en los años 80.

En el caso ahora resuelto, además, el tribunal de alguna manera afea la labor desarrollada por la defensa de los tres presos de ETA, representados por la abogada de Bayona Xantiana Cachenaut al apuntar que las quejas están “manifiestamente mal fundadas”. El Tribunal de Derechos Humanos ha indicado que en la carta que los tres etarras enviaron en 2012 al juez de instrucción “no pidieron de manera clara estar más cerca de sus familias” y “podían haber solicitado una medida de acercamiento”, algo que no plantearon en Francia.

La situación actual de los tres presos a los que Estrasburgo ha rechazado la demanda ha cambiado. El exjefe militar de ETA Alejandro Zobaran Arriola es el único que sigue en prisión, ahora en Saint Martin de Ré, a unos 400 kilómetros de Euskadi. Mientras que Urko Labarca Larrea y Ione Lozano Miranda están ya en libertad.

En la actualidad, según los últimos datos oficiales, en febrero de este año había en total 342 presos de ETA, 264 estaban en España (la comunidad autónoma con más reclusos etarras es Andalucia (96 en total) y 78 repartidos por otros cuatros países de la UE (Francia 75 y Reino Unido, Portugal y Alemana, uno cada uno).

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