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¿`Doctor Strange´? No, Dr. Ridiculous

`Doctor Strange´

Vitah Violet

Llegan los estrenos del viernes y echamos un ojo a las críticas de las novedades. Hay que puntualizar que residir en una provincia levantina donde pillar estrenos en versión original, o simplemente estrenos que no sean superproducciones, merece una celebración por todo lo alto, hace que actualmente nuestro listón de expectativas cinematográfica esté, más o menos, a ras de suelo. Pero el cine nos encanta. Así que seguimos intentándolo a toda costa. Y aunque nos joda que la crítica se reduzca a un criterio tan simple, los puntitos verdes y las estrellitas nos encandilan, por más que nos hayan arrastrado a la perdición en muchas ocasiones. Y `Dr. Strange´ tiene muchos. Así que allá fuimos; igual que Dorothy siguió las baldosas amarillas nosotras seguimos las estrellitas y los dichosos puntitos verdes hasta la sala de cine.

Y nos encontramos con un potingue pseudomístico dirigido por Scott Derrickson ( `El exorcismo de Emily Rose´ ,2005) donde Benedict Cumberbatch (el actor que ha transformado a Sherlock Holmes en un sex symbol internacional -“Que el señor nos coja confesadas”, diría mi abuela llegadas a este punto-), es aquí un prestigioso cirujano, arrogante y ambicioso, que tras un accidente de coche no puede seguir ejerciendo y, en plena crisis vital, acude a Tilda Swinton para que lo cure y pueda retomar su superflua vida de éxito. Pero Tilda, que sigue siendo hipnótica aunque aquí se parezca a `El último emperador de Bertolucci´, ve en él al salvador del multiverso: “Quizás él sea el Hombre que estamos esperando” ( la mayúscula es nuestra), le dice Barón Mordo (`Chiwetel Ejiofor, 12 años de esclavitud´, 2013), para despejar sus dudas. Así que Tilda no se lo pondrá fácil: lo lanza a hacer viajes astrales por múltiples dimensiones, le da mamporros a mansalva, y espera, nada más y nada menos, que se desprenda de su ego. Al Doctor le cuesta un par de secuencias sacudirse su prepotencia y estrechez occidentaloide, pero rápidamente se disfraza de Locomía, se deja una perilla aterradora y se salta todas las reglas del monasterio, como se espera que hagan los héroes espabilados.

El problema fundamental de esta película es que nada en ella es digno de mencionarse. Nada resiste un somero análisis. Es un revoltijo de efectos especiales, diálogos a golpe de efecto, humor zafio y charlatenaría disfrazada de profundidad. ¿Por qué entonces los puntos verdes y las estrellitas? ¿De dónde vienen las altas puntuaciones? Y no me vengan con el cuento de que sólo pueden valorarla realmente los amantes del comic, o del mundo Marvel, etc, porque sería un insulto para la comunidad freaky. En fin, que cada cual saque sus propias conclusiones.

La cosa empeora conforme avanza el metraje. Las luchas astrales no tienen desperdicio: el doctor por fin conecta con su cuerpo astral y... ¿qué hace con él? Dar más mamporros. Así de original es la historia. Por no hablar del antagonista en forma de holograma llorica que sucumbe al ingeniosísimo bucle temporal del Doc. Pero ya que estamos aquí tragándonos este bodrio epiléptico, vamos a sacar algo de provecho de la sesión; analicemos el artefacto que sostiene al personaje femenino: la chica.

La chica, obviamente, no es Tilda Swinton. Tilda es la excepción: la mujer que no es mujer, lo exótico, el desafío a la regla y por lo tanto, su confirmación. De hecho, su personaje, la Suprema Sacerdotisa, está basado en `El Anciano´ del comic original, y reina en un monasterio donde la inmensa mayoría de aprendices son hombres y los tés los sirven seres de pelo largo. Pero ella está rapada. Ella no es como ellas.

La que sí es una mujer-mujer es Rachel McAdams, la Dra. Christine Palmer. . Menos mal que por lo menos no es enfermera, susurramos en la oscuridad de la sala. Y que no se nos eche encima el gremio, no tenemos nada en contra de tan estupenda profesión, pero sí del gustillo por que el protagonista masculino mantenga affaires con subalternas, sean del ramo que sean. Cuando la cinta, comienza Christine es la exnovia del Doctor, pero ya se sabe que donde hubo fuego cenizas quedan, y, tras el accidente ella intenta darle unos mimos que él, de muy malas maneras, rechaza. El accidente lo ha llenado de ira y dolor, está demasiado herido como para poder amar. ¿Nos suena de algo este estereotipo masculino? Sí, lo hemos visto miles de veces. Es cansino y como casi siempre, está acompañado de la chica que lo apoya hasta que la trata lo suficientemente mal como para que tenga que poner tierra de por medio. Pero no cuenten con que a los guionistas se les ocurra que ella lo mande a la mierda después de que él le diga, más o menos, eres una mierda. Ella, sin perder los nervios ni subir la voz, le dice:“me marcho, no soporto ver cómo te haces esto”.

Pero que no cunda el pánico, volverán a encontrarse: Dr. Strange, agujero astral o algo semejante mediante, aparece en el hospital sin dar explicaciones- no importa, ella tampoco las pide, la curiosidad no es un atributo que los guionistas hayan contemplado para su personaje- y Christine no duda en curar sus heridas y preguntarle “¿Estás bien?” cuando cesan los mamporros. Ah, también grita y se asusta de un palo de fregona que cae al suelo. Así está escrito el personaje.

En los cómics, Christine Palmer acaba convirtiéndose en `Night Nurse´, y parece ser que los fans se entusiasmaron con esa posibilidad, pero según informó el productor y presidente de Marvel Studios, Kevin Feige a la revista norteamericana Entertainment Weekly, “esa línea de la historia no sucederá en la película”. Lo sentimos, Rachel. Además, tampoco es para tanto: aunque tenga nombre de superhéroe, `Night Nurse´ es en realidad la enfermera de los superhéroes. Qué complicado ser actriz en este mundo, ¿verdad Rachel? Y todavía hay críticos que lamentan lo sosa que es tu interpretación. Que sí, lo es, eso es indiscutible, pero a ver quién es la lista que le pone chicha a un personaje como ése, escrito por guionistas de esa calaña. Y todavía tendrás que aguantar horas de sesiones fotográficas envuelta en tules blancos o, quizás, algún tejido elástico más atrevido, según la línea editorial del magazine de turno. Sosteniendo tu sonrisa de ángel, tan alejada de la “mirada aguda e inteligente” con que tu partener de la peli atraviesa la cámara en los posados. Y después, responderás, “Adoro las películas de Marvel...” cuando te pregunten si te sientes afortunada de interpretar a Christine Palmer. Y para terminar, te preguntarán “¿Qué esperas que el público se lleve de esta película?”, y tú contestarás: “No veo la hora de que llegue ese momento en el que el público vea a Benedict convertido en el superhéroe `Doctor Strange´”.

Y callarás, quién sabe por cuántas razones, todo lo demás.

* Las declaraciones de Rachel McAdams han sido extraídas de la entrevista publicada por La Nación el 2-11-2016.

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