ENTREVISTA

David Barro, director de Es Baluard: “Hay preguntas que sólo pueden hacerse desde los museos sin generar polémica”

Alejandro Alcolea

Mallorca —

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“Cuando me presenté al concurso, sentí muchísimas ganas de poder trabajar y de convertir Palma en una capital del arte”. El nuevo director de Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma, David Barro (Ferrol, Galicia, 1974), comienza su nueva etapa profesional tras ganar el concurso de dirección del museo al que se presentaron 20 candidaturas y cuyo jurado estuvo formado por Guillermo Solana, director del Museo Thyssen-Bornemisza Madrid, el escritor y crítico de arte Fernando Castro Flórez, la comisaria independiente Neus Cortés, el artista Bernardí Roig y la comisaria y gestora cultural Alícia Ventura.

Entre sus principales líneas de acción: dar nuevos pasos para la consolidación del museo como un referente nacional e internacional, un proyecto editorial a partir de la colección y una decidida apuesta por la fidelización del público.

¿Qué le motivó a presentarse a la convocatoria?

En primer lugar, por supuesto, el emplazamiento del museo, que me parece singular, emblemático, con una de las mejores vistas de Palma y situado dentro del contexto histórico, con una arquitectura que ya hace de por sí al museo un reclamo turístico. Por otro lado, su equipo, que tenía la suerte de conocerlo y está bien estructurado, experimentado y es competente, algo que me parece un lujo en los tiempos que corren. También la colección, que me gustaría que pueda ser la vía principal de conocimiento, de investigación y de comunicación. Además, el contexto, el tejido cultural y artístico. 

Cuando me presenté, sentí muchísimas ganas de poder trabajar y de convertir Palma en una capital del arte. Me refiero también a otros espacios institucionales, de una complicidad política para con el arte, así como el tejido de galerías que no sólo es muy bueno, sino que se debería conocer más fuera porque hay programaciones de mucha calidad. Además de todo este cóctel, también me motivó un amor personal por la isla en la cual veraneo ininterrumpidamente desde, precisamente, comisariar una exposición en Es Baluard. 

Cuando me presenté, sentí muchísimas ganas de poder trabajar y de convertir Palma en una capital del arte

¿Tiene previsto publicar su proyecto de dirección?

Sí, me gustaría dar un retoque a algunas cosas, pero no tengo ningún problema en hacer público mi proyecto, al contrario. Creo que presenté un proyecto amplio pensando en todas las partes que rodean a un museo, no solamente enfocado hacia la programación o lo artístico, sino desde una perspectiva que realmente pueda analizar cuestiones de programa a un nivel estructural, como la colección, la política de adquisiciones y las exposiciones, pero también la comunicación, la estructura económica y los recursos.

Creo que la labor de un director de museo no sólo está en el propio museo, sino también más allá de sus muros y en la posibilidad de contribuir a la conciencia cultural y al desarrollo social. Como te decía, me gustaría atar determinadas cosas antes, es decir, ajustarlas y programarlas, para no sacar cosas antes de anunciarlas, pero no tengo ningún problema en que mi proyecto sea público y lo haré.

La labor de un director de museo no sólo está en el propio museo, sino también más allá de sus muros y en la posibilidad de contribuir a la conciencia cultural y al desarrollo social

A lo largo de su trayectoria ya ha desarrollado y colaborado en algunos proyectos en las Illes Balears. Ha sido comisario de una exposición dedicada a Rafa Forteza en el mismo museo, Es Baluard, y también trabajó en el proyecto de Les Clíniques, durante la dirección de Nekane Aramburu. Además, ha comisariado en Casal Solleric y trabajado con diferentes artistas de las islas. ¿Qué relación mantiene a día de hoy con la escena artística de las Illes Balears?

Creo que soy conocedor de gran parte de la escena, la cual, para mí, es excepcional en cuanto a su tejido cultural. Por ejemplo, las exposiciones actuales de Casal Solleric, Fundación Juan March, Caixa Forum o Can Balaguer. Además, la red de galerías es muy buena y me gustaría contribuir, en la medida de mis posibilidades, a que puedan tener un mayor reconocimiento más allá de las islas. Y, por supuesto, conozco un montón de artistas, pero necesito conocer muchísimo más. 

Vengo a trabajar para el contexto, a ser un mediador, y me autoexijo ser un agente activo en la isla. Mi intención es conocer lo máximo posible y de primera mano en estos meses, pero no llego desde cero a este contexto. Llevo casi nueve años ininterrumpidos estando aquí, aunque sea en periodo vacacional, pero siguiendo las programaciones, las galerías y conociendo el trabajo de algunos artistas.

Comentaba que la colección va a ser una parte vertebradora del discurso y del lenguaje del museo. ¿Cómo le gustaría ponerla en valor y, sobre todo, qué planes tienes para la política de adquisiciones?

Uno de los proyectos que me gustaría poner en marcha con la colección es convertirla una referencia editorial, tanto en contenidos como en diseño. Es decir, ampliar su proyección y su distribución para generar impactos a través de ella. Con esta idea, trato no tanto de mostrar la colección, que ya se ha visto muchísimas veces como una exposición permanente, sino que la colección o algunas de sus obras sirvan para armar relatos que se tornen protagonistas tanto en la vía expositiva como en la vía editorial. 

Me gustaría que esas publicaciones sean casi como unos libros de texto que puedan entrar a las universidades, que puedan estar en las librerías y que vayan más allá del concepto de catálogo y, en ese sentido, ampliar su vigencia. Creo que es la manera de apostar por la colección. En cuanto a a la política de adquisiciones, tendré que reunirme con los órganos de gobierno del museo y no lo puedo adelantar por respeto a los ritmos propios del museo y de la gente que trabaja en él.

Uno de los proyectos que me gustaría poner en marcha con la colección es convertirla una referencia editorial

En su presentación como director anunció la idea de convertir al museo en una referencia nacional e internacional. En este sentido, la anterior dirección del museo, a cargo de Imma Prieto, ha dejado el listón muy alto con proyectos como el de Robert Wilson o la acogida del Congreso internacional CIMAM. ¿Cómo se encuentra Es Baluard, que además este año celebra su 20 aniversario, y a dónde le gustaría llevarlo? 

En una de las últimas entrevistas de Imma Prieto como directora, cuyo trabajo respeto muchísimo, decía que Es Baluard está en el mejor momento de toda su historia, y yo lo comparto. Es el mérito de un trabajo de toda la gente que ha estado en el equipo a lo largo del tiempo. Quiero pensar que en un museo, si todo se hace de un modo correcto, cada vez es mejor y más referencia se vuelve. En ese sentido, creo que Imma Prieto hizo una gran labor, pero también la hicieron directoras anteriores a ella. A mí me gusta construir sobre lo construido. No soy de los de hacer tabula rasa y construir desde cero. 

Creo que me encuentro un Es Baluard magnífico. En los últimos años, el museo ha conseguido posicionarse sobre todo en el ámbito profesional del propio sector del mundo del arte, también a un nivel internacional. Pero creo que tenemos trabajo todavía para que sea más conocido no sólo a nivel internacional, sino nacional y también más allá del arte contemporáneo, fuera de nuestro propio contexto. Me gustaría que podamos fidelizar a gente que no es tan afín en estos momentos al arte contemporáneo, pero que puedan encontrar en Es Baluard un museo con el que puedan empatizar. Por supuesto, si yo no creyera que puedo aportar muchas más cosas para mejorar el museo, no estaría aquí. Creo que es un museo que está en un momento muy bien armado y en el cual puedo implementar otros pasos y que lo haga mejorar. 

Me gustaría que podamos fidelizar a gente que no es tan afín en estos momentos al arte contemporáneo, pero que puedan encontrar en Es Baluard un museo con el que puedan empatizar

También quería preguntarle sobre algo que ha comentado, que es esta idea de abordar el museo desde lo social, más allá de su posicionamiento en el sector. ¿Cómo enfrentarse a este reto de llegar a más gente y de fidelizar a los públicos que, al final, es el gran interrogante de todos los museos? 

Bueno, yo creo que con dos cosas: comunicación y empatía. Y creo que todo esto se tiene que hacer sin perder el rigor. Por supuesto, tengo ideas y estrategias para poner en práctica y espero conseguirlo. Cuando hablo de trabajar desde lo social no me refiero a hacer otro tipo de programación o de convertir el museo en un centro cultural. Sabiendo que el museo tiene que tener un tipo de programación muy exigente, vamos a ver de qué manera podemos llegar a la sociedad en general, que ha perdido conexión con el arte contemporáneo.

Creo que hay cierta desafección con el arte contemporáneo porque quizás, desde el ámbito profesional y donde por supuesto yo me incluyo, porque me considero un miembro militante del contexto, hemos sido crípticos y no hemos sabido valorar la importancia de comunicar de mejor, de una manera más directa o pensando más en ampliar ese lenguaje de quienes pueden ser nuestro público. Entonces se trata de conseguir empatizar y entender que hay no hay que saberlo todo para conectar con algo, ¿no? Yo digo que el arte es el producto de la generosidad del que lo contempla. ¿Qué quiero decir con eso? Pues que, al final, como espectadores, decidimos hasta dónde queremos llegar, casi con con fe. Pero desde el otro lado, como mediadores, tenemos que intentar ser lo suficientemente atractivos para generar esa conexión sin perder calidad, rigor y exigencia. Eso es lo primero que tiene que tener un museo.

Hace solamente dos años desde que el Consejo Internacional de Museos (ICOM) acordó su definición de museo y todavía se producen conferencias y diálogos sobre este tema. Una de ellas fue hace poco en Es Baluard, con motivo del 20 aniversario. ¿Qué sentido tienen y qué funciones cumplen los museos en la actualidad?

El museo es un espacio para hacerse preguntas, que tiene una capacidad de impacto que podemos utilizar para generar mejoras en lo social y en lo cultural, y me refiero también a lo medioambiental y lo económico. Y esa mejora se produce porque, precisamente, si algo tienen los artistas y los museos es la capacidad de cuestionar lo que nos rodea. 

Hay determinadas preguntas que sólo se pueden hacer en un museo sin generar polémica, aunque a veces se generen. El museo es un lugar que tiene que ser inclusivo, abierto a todo el mundo y que debe funcionar siempre desde el respeto a la diferencia. Si algo nos muestra el museo es lo diferente. A mí me gustaría que Es Baluard pueda ser un museo en el que podamos cargarnos la vida de preguntas sin la necesidad de tener inmediatamente una respuesta. Además, el museo es un lugar de conocimiento, de investigación, pero también de disfrute y del que estaría muy bien que no saliéramos igual de lo que entramos. Debería ser un lugar que, por lo menos, nos haga cuestionar nuestra realidad.

Hay determinadas preguntas que sólo se pueden hacer en un museo sin generar polémica, aunque a veces se generen. Debería ser un lugar que, por lo menos, nos haga cuestionar nuestra realidad

El presupuesto de Es Baluard es considerablemente bajo, en comparación con otros espacios a escala estatal ¿Cómo se plantea el museo desde este escenario? ¿Está abierto a buscar nuevas vías de financiación?

Sí, estoy totalmente abierto a trabajar en mejorar y amplificar las posibilidades económicas. Siempre suelo decir que yo gestiono ideas y oportunidades. Lo que presenté en el concurso de dirección son ideas, pero luego, desde el minuto uno, empiezan las oportunidades y estas tienen mucho que ver con lo económico. A lo mejor, una buena gestión de esas oportunidades hacen que tengamos el doble de presupuesto con el mismo dinero. Digamos que el hecho de llevar muchos proyectos a las espaldas, también desde el lado de lo autónomo, me invita a que pensar de una manera optimista que, en el momento en el que puedo ayudar a manejar el buque insignia el arte contemporáneo en Illes Balears, las oportunidades llegarán. Por supuesto, trabajando. 

Durante sus primeros días como director, ha hablado de que le gustaría generar un museo con personalidad propia. A modo de conclusión, me gustaría preguntarle qué tipo de personalidad le gustaría que tuviese Es Baluard.

Buena pregunta. Es difícil, pero lo que me gustaría es que no se pareciera a ningún otro museo. Que en determinados momentos pueda parecerse a uno, y en otros momentos, a otro, pero que siempre la personalidad sea la de este propio museo. Me gustaría tener como guía a otros museos en determinadas cuestiones y proyectos que podamos hacer, pero que, en líneas generales, fuera un museo imprevisible. ¿Cómo lograrlo? Pues todavía no lo sé [risas]. Aquí voy a ser más gallego y te voy a dejar con la duda.