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Así se entrenan los soldados españoles para defender el ciberespacio

"Las fuerzas armadas occidentales son increíblemente dependientes del ciberespacio"

Marta Sofía Ruiz

Desde la base militar de Retamares, en Pozuelo de Alarcón, el Mando Conjunto de Ciberdefensa vela por la seguridad del ciberespacio. En permanente aprendizaje, los miembros de esta división del ejército construida desde los cimientos y pionera en el campo se preparan y adquieren nuevas destrezas con el objetivo de proteger lo que denominan el “quinto dominio” —la Red—, campo de batalla inevitable de una gran parte de los conflictos y ataques en la actualidad.

Compuesto por personal militar de los tres ejércitos y por personal civil, el Mando Conjunto nace oficialmente el 19 de febrero de 2013, cuando Pedro Morenés, ministro de Defensa, rubrica la Orden Ministerial que da luz verde a su creación. En constante crecimiento y aprendizaje, el personal de esta división centra sus esfuerzos en combatir las amenazas en el ciberespacio con el objetivo “de proteger a España y a sus ciudadanos”.

“Nuestra primera misión es proteger los sistemas del Ministerio de Defensa de cualquier tipo de amenaza. Aquí, en este mundo [el ciberespacio] no existe la paz absoluta, siempre hay actividad, lo cual en algunos aspectos no está mal porque implica que hay un entrenamiento permanente”, explica a HojaDeRouter.com el general Carlos Gómez López de Medina, comandante jefe de este mando conjunto.

“Además la actividad es muy asimétrica; lo mismo te puede hacer daño un estado que un individuo”, puntualiza.

Aunque Gómez no puede concretar cuántos miembros forman parte de la división, sí que ofrece datos sobre los perfiles tanto del personal civil como del militar, los protectores de lo que él denomina el “quinto dominio” —junto a tierra, mar, aire y espacio exterior— que se preparan para repeler posibles ciberataques e incluso para llevarlos a cabo si fuera necesario.

Entre sus trabajadores militares distingue a dos grupos: los que tienen experiencia previa en sistemas de información, con trabajos y puestos anteriores muy relacionados, y aquellos que no la poseen pero que aportan todo su conocimiento operacional.

“Tenemos la suerte de que hay un número no despreciable de personal con una experiencia de trabajo relacionada que, luego, por afición propia, han buscado especializarse en ciberseguridad. Había bastante gente así cuando se creó el Mando”, concreta. “Luego tenemos otro grupo de personas que no han tenido una formación previa en ese campo pero que tienen muchas ganas de aprender. Les resulta muy sugerente la actividad y quieren aplicar su experiencia operativa”.

Este es el caso de Irene, llegada recientemente a la unidad. “La ciberdefensa siempre me ha parecido interesante, incluso elegante. Me picaba la curiosidad, sobre todo desde la ignorancia de no saber. Después de muchos años en otro destino, yo soy de las personas que viene con muchas ganas de aprender pero no tengo una especialidad que tenga que ver”, explica la soldado.

El personal civil, en cambio, es claramente técnico. “Aquí sí hemos podido contar desde el principio con más especialidad en ciberseguridad”, concreta Gómez. Sin embargo, el general afirma que es difícil captar a personal civil con mucha experiencia porque las empresas privadas ofrecen sueldos muy altos. Por eso buscan más bien captar a “gente 'junior' con un gran potencial” con los que se produce una simbiosis.

José María, licenciado en Ingeniería de las Telecomunicaciones con experiencia previa en la empresa y la Administración es parte de este personal civil. “La ciberseguridad siempre me ha gustado mucho, y en esta unidad puedes tocar desde tecnología a procedimientos y a otros proyectos de infraestructuras. Tienes una experiencia completa”, defiende.

Crecimiento permanente

El general aclara que podrían haber optado por no realizar ninguna misión hasta que estuvieran perfectamente capacitados, pero desde que son un embrión van resolviendo todo lo que pueden. Con puentes tendidos con la OTAN, otras naciones y ministerios e incluso con la empresa privada, su máxima prioridad son las actividades defensivas. En segundo lugar se centran en la ciberinteligencia y, en tercero, en las ofensivas de respuesta y ataque.

“Tengo un jefe de operaciones, un capitán de navío, que pone un ejemplo muy simpático y que refleja muy bien cuál es nuestra situación”, afirma Gómez. “Imagínate que estamos construyendo un barco. Hemos puesto la quilla, pero a medida que lo vamos levantando no tenemos claro si va a ser una fragata u otro tipo de barco, porque tenemos que ir acostumbrándonos a todo lo que hay que hacer. Pero no solo eso; es que hemos echado el barco aún sin terminar al agua y estamos combatiendo con él”, aclara entre risas.

Al preguntarle por las ciberarmas y sobre si esta división posee material que le permita realizar ataques, el general da una respuesta abierta a distintas interpretaciones que parece confirmar que el mando se encuentra equipado con lo necesario para realizar un ataque. “El Ministerio de Defensa, como sucede en los otros dominios, es el responsable de las acciones ofensivas, y como tal así lo tenemos asumido. Te quiero decir... ¿Tenemos ciberarmas? ¿Tenemos pistolas?”

Maniobras cibernéticas

En constante preparación para defender al país de ciberataques y para pasar a la ofensiva si fuera necesario, el Mando Conjunto participa en distintas maniobras con la OTAN que contribuyen al perfeccionamiento de sus habilidades y al entrenamiento de sus miembros.

“Hay dos ejercicios que se hacen todos los años. Uno se hace en primavera y otro en otoño, organizados por el Centro de Excelencia de Ciberdefensa de Estonia”, aclara el general. En el Locked Shields, celebrado en primavera, cada nación participa con su equipo. En Estonia se encuentra la base del equipo que ataca, el 'red team', y las naciones tienen equipos responsables de defender infraestructuras que pueden ser críticas o militares, los 'blue teams'.

“Hay que proteger pero dando servicio. No se trata simplemente de decir 'levanto una tapia alrededor y no entra nadie'; tienes que seguir proporcionando el servicio aunque sufras un ataque”, explica. Al final los equipos obtienen una puntuación que refleja su desempeño y su habilidad para repeler la agresión.

“Hay otro ejercicio más amplio, llamado Cyber Coalition, en el que la organización va introduciendo distintos eventos en las naciones y estas tienen que reaccionar a los contratiempos”. Por ejemplo, los países tienen que enfrentarse a una infección, que puede ser o no teórica, repelerla y explicar qué pasos se darían o tomarlos de verdad para recuperar el sistema.

Además, este Mando Conjunto busca que se incluya la ciberdefensa en las operaciones militares, combinándola con los demás elementos. “Estamos acostumbrados a ver películas, como La Jungla 4.0, donde todo es muy fácil. La realidad no es así, pero sí que es es posible”.

El general ofrece como ejemplo el caso de un ataque aéreo que se desarrollara en el tercer dominio —el aire—. El ejército presupone que el país adversario tendrá una capacidad de defensa que hará que se dectecten sus aviones, pero si se introduce en la ecuación el quinto dominio y se intenta que su sistema de mando y control no funcione correctamente, la formación de cazabombarderos no será detectada y el resultado será claramente distinto.

“Hay que tener claro que las fuerzas armadas occidentales son increíblemente dependientes del ciberespacio. Sin él retrocedemos sesenta años en el tiempo, porque la gestión de los otros ejércitos es inconcebible hoy en día sin un apoyo informático y de comunicaciones detrás”, puntualiza.

Una estructura repetida

La estructura de Mando Conjunto es una organización que existe, como en España, en otros muchos países de la OTAN. Tienen una fórmula similar en la que personal de los tres ejércitos trabaja conjuntamente en un área bajo las órdenes del Jefe del Estado Mayor de la Defensa.

Se ha barajado si hace falta un ejército aparte, pero hasta ahora nadie lo ha hecho”, afirma Gómez. “Los alemanes han determinado un servicio que es casi un ejército y los israelíes están decidiendo si forman un ejército concreto o si crean una unidad conjunta como nosotros”.

Nos sentimos pioneros”, admite el general. “Tenemos que escribir procedimientos y doctrina que no existe. A veces nos acordamos de lo que haría esa gente que puso en marcha la aviación antes de la Primera Guerra Mundial. Por supuesto es diferente, pero ese sentimiento lo tenemos”.

Con solo tres años de recorrido y todavía en construcción, esta Mando Conjunto cree que es necesario reducir la distancia entre sociedad y Fuerzas Armadas, y especialmente con su división. “Para nosotros es muy importante que nuestra sociedad sepa que sus Fuerzas Armadas combaten en el quinto dominio para proteger los intereses de España y de sus ciudadanos”, concluye.

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Las imágenes de este artículo son propiedad de Christiaan Colen (1 y 3) y Marta Sofía Ruiz (2 y 4)

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