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EH Bildu, el crecimiento “atrapalotodo” de una coalición más allá de Sortu y del pasado de ETA

Pello Otxandiano, en el inicio de la campaña electoral de EH Bildu en Vitoria-Gasteiz

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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Por vez primera en su cuarta participación en unas autonómicas, la coalición EH Bildu puede ganar al PNV. Algunas encuestas apuntan a que incluso puede producirse un doble sorpaso, en escaños y en votos. Esto último nunca se ha producido. La coalición ya es claramente más fuerte en Navarra y a nivel municipal tiene más concejales. Pero, ¿qué es EH Bildu? ¿Y qué no es EH Bildu? Su candidato, Pello Otxandiano, que ha mantenido un perfil bajo en la primera parte de la campaña electoral y que no ha acudido a todos los medios que le han invitado, ha vivido esta semana su momento más complicado.

El pasado de ETA se ha colado de lleno en la conversación. En la Cadena Ser no calificó de “terrorista” a una organización con más de 800 asesinatos, 2.500 heridos y 3.500 atentados. Dos días después, ha pedido perdón a las víctimas si se sintieron ofendidas por esas palabras y ha asegurado que la parte de su organización que sí es heredera de la vieja izquierda abertzale, Sortu, ha pasado de ser “agente de dolor” a dar “pasos” en la reparación de las víctimas, también de las de ETA. EH Bildu confía en que este episodio no trunque su crecimiento como alternativa real al PNV, fundamentado en políticas sociales, ecologistas, feministas y de denuncia de la corrupción y de la mala gestión de los servicios públicos, así como también en una medida estética –para lo que han fichado a la estilista de ERC– y hasta en una modulación del discurso independentista.

EH Bildu, técnicamente “Euskal Herria Bildu”, surgió en 2012. No, no se llama “Bildu”, a secas, como se repite machaconamente. Bildu fue su denominación originaria en 2011, luego se cambió a Amaiur y ya hace doce años, precisamente para unas autonómicas vascas, se consolidó con EH Bildu. Inicialmente era una confluencia de Sortu, el nombre de la relegalizada izquierda abertzale que antes fue Herri Batasuna (HB) o Euskal Herritarrok (EH), entre otras marcas, con Eusko Alkartasuna (EA), una escisión del PNV creada por el primer lehendakari, Carlos Garaikoetxea, con mucho peso en la política vasca en las décadas de 1990 y 2000, y Alternatiba, el grupo liderado por Oskar Matute salido de la extinta marca vasca de IU, Ezker Batua (EB). Fue ideada para las elecciones municipales y forales de 2011 y legalizada en el último instante antes de aquella campaña.

En el estreno, la nueva formación logró gobernar en dos instituciones muy relevantes, Donostia y Gipuzkoa. Es el precedente que repite constantemente el PNV como ejemplo de gestión que desea evitar. De cara a las generales que siguieron a ese ciclo electoral el espacio se amplió con Aralar y el nombre pasó a ser Amaiur. Aralar fue una escisión pacifista de HB liderada por el histórico Patxi Zabaleta que llegó a formar coaliciones con el PNV en Navarra o con IU en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa.

Estructuras propias

Desde entonces, ha pasado de ser una suma de partidos a tener estructuras propias. EH Bildu no funciona con cuotas y tiene órganos y militancia propios. Se puede ser 'bilkide' y no ser miembro de Sortu, de EA o de Alternatiba. Aralar, de hecho, se disolvió como tal en 2017. Esos 'independientes' han adquirido especial relevancia. Suele ser citado como ejemplo de aperturismo el caso de Miren Larrion en Vitoria, que abrió la puerta a grandes resultados en la capital menos nacionalista, aunque su etapa terminó de forma abrupta. Al revés, también hay militantes de los partidos que no lo son de EH Bildu, particularmente los grupos críticos de EA y Alternatiba. Han aparecido también grupos disidentes como GKS o HB (Herritar Batasuna, que recupera las viejas siglas) pero sus campañas abstencionistas no han tenido reflejo en los resultados de EH Bildu, aunque sí han dado lugar a conflictos, por ejemplo, en fiestas populares.

Al frente de EH Bildu está Arnaldo Otegi. Pero Otegi nunca ha sido candidato a lehendakari en esta etapa. La primera, con él encarcelado, fue Laura Mintegi, profesora universitaria y escritora que no completó la legislatura. Después, con él inhabilitado, emergió Maddalen Iriarte en 2016. Repitió en 2020. En 2023 fue enviada como cabeza de lista a Gipuzkoa y ganó las elecciones forales al PNV, aunque no gobierna por el apoyo del PP al Gobierno alternativo de PNV y PSE-EE. Para 2024, ya sin Iriarte, se especuló con la posibilidad de que Otegi diera el paso pero, finalmente, el elegido fue Otxandiano, ideólogo de muchas de las transformaciones de Sortu primero y de EH Bildu después.

En los últimos días, el PNV ha insistido en que la ciudadanía tiene que elegir entre ellos y “Sortu”. El nombre del principal partido de la coalición y heredero directo de la histórica izquierda abertzale ha aparecido repentinamente en el argumentario de los nacionalistas ahora que ven en riesgo su hegemonía. Otxandiano, finalmente, ha terciado que él representa a algo más que Sortu. Que él es el candidato de EH Bildu en su conjunto aunque, objetivamente, proviene de ahí.

¿Qué representa EH Bildu para los que no proceden de Sortu? “Es esa izquierda civil y amplia por la que soñamos, luchamos y trabajamos. Ese instrumento político para construir una sociedad más justa, más equitativa y materializar todos los derechos que nos corresponden como ciudadanas, también el derecho a decidir que nos corresponde como ciudadanas de Euskal Herria”, indican personas que estuvieron en Aralar. “Es la casa común construida sobre toneladas de luchas, militancia y compromiso a favor del país”, añaden desde Alternatiba, formación fundada por el actual diputado en el Congreso Oskar Matute.

En EA entienden que “EH Bildu es la materialización de la apuesta histórica del partido por articular una colaboración estratégica entre fuerzas abertzales y soberanistas”. “En EA sabemos –y así lo hemos demostrado– que las necesidades del país están por encima de las siglas y creemos que en este momento EH Bildu es la herramienta política más eficaz que tenemos para conseguir los objetivos de país que EA ha tenido desde su fundación: la independencia de Euskal Herria mediante la construcción de un Estado propio en el seno de la Unión Europea, así como la consecución de una sociedad más justa y solidaria. Además, EH Bildu representa en estas elecciones la esperanza del cambio. Un cambio que en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa es imprescindible, que tiene que darse ahora, para poder responder de manera colaborativa a los retos de futuro que tenemos en esta parte del país”, abundan en la formación, dirigida por Eva Blanco.

El profesor Braulio Gómez, responsable del Deustobarómetro de la Universidad de Deusto, indica que EH Bildu ha crecido al actuar como un bloque “atrapalotodo” y no como “partido nicho”. Como dato, recuerda que “un tercio” de los votantes de esta papeleta no son ni siquiera independentistas. En esta campaña ha sido evidente el intento de comerse el espacio de los divididos Sumar y Elkarrekin Podemos Alianza Verde con una apelación al “voto útil”.

“Útiles” también en Madrid

El PNV también fundamentó su crecimiento en el pasado en mostrarse como transversal y útil en Madrid. Allí, en la capital del Estado, EH Bildu ha encontrado con Pedro Sánchez, como ellos admiten, una “ventana de oportunidad” para tener influencia.  “A lo que aspiramos es a ser independientes y soberanos. Sabemos que eso nos da instrumentos para vivir mejor. Somos independentistas, no lo ocultamos y nuestro objetivo final es ése, el conseguir ser independientes para poder vivir mejor. Mientras tanto, haremos todo lo posible para que las cosas nos vayan mejor a todo el mundo. A todo el mundo. A todas las clases populares, naturalmente”, explicó la diputada Mertxe Aizpurua a este periódico preguntada por los pactos sobre pensiones o vivienda que afectan a todos los españoles y no solamente a alaveses, vizcaínos, guipuzcoanos y navarros, sus teóricos 'clientes'.

La relación con el Gobierno ha desactivado también 'de facto' el alejamiento de los presos de ETA –a la par que han desaparecido los 'ongi etorri' o recibimientos a los excarcelados, como constata Covite– y que los socialistas navarros accedieran a darles la alcaldía de Pamplona al apoyar una moción de censura que desalojó del poder a UPN.

Entiende Gómez que EH Bildu “está colonizando” nuevos caladeros de votos. Se comunica en euskera... pero también en castellano, en un castellano mucho más correcto que el que emplean algunos que lo tienen como única lengua. En su efervescencia hay también una cuestión generacional. Pero no sólo. Candidatos de la coalición explican en privado que notan que en sus actos de campaña aprecian que se les acercan personas que no asociarían a sus posiciones anteriores. Al revés, personas que han querido denunciar irregularidades, problemas de gestión o, sobre todo, la situación en la Sanidad pública, han encontrado en EH Bildu un altavoz.

“Viaje a la centralidad”

Precisamente la última responsable de Aralar, Rebeka Ubera, ha capitaneado desde la oposición el seguimiento de la situación de Osakidetza en los últimos años. Es “el viaje a la centralidad”, en palabras de Gómez. “Nuestra fuerza está en la base, en nuestra base militante y social. Lo cuidamos mucho. Se ha invertido mucho –muchísimo– en organización. Le damos mucha importancia, por ejemplo, a tener mesas políticas en todos los pueblos. No somos una formación que tiene una cabeza muy grande y los pies de barro. Lo contrario. Hemos ido a una mejora, profesionalización y sistematización de muchas cosas”, explicaba un relevante dirigente de EH Bildu a este periódico.

EH Bildu tiene ya cerrada una coalición para las europeas con ERC y el BNG. Es el mismo modelo que en 2019. El BNG, organizativamente también una coalición, es muy similar a EH Bildu. Y en Galicia fue la única alternativa real al PP. Y ERC es para los abertzales una inspiración. Esta formación logró superar a la antigua CiU desde la izquierda. Tras el 'procés', el PNV siempre quiso distanciarse de sus antiguos socios, ahora capitaneados por Carles Puigdemont, en vistas de las consecuencias internas para la anteriormente hegemónica derecha nacionalista catalana.

Un dato: EH Bildu ha fichado como asesora de imagen a Marta Pontnou, que transformó a ERC. La coalición en general y sus referentes, incluido Otxandiano, se han pasado a las camisas blancas, a las chaquetas y a la comunicación cuidada al milímetro. El PNV creyó que hasta las gafas de pasta del candidato eran de 'atrezzo'. Pero no, son algo que necesita. Antes, Andoni Ortuzar también avisó que “siguen siendo los de la 'mani' aunque ahora vistan de Armani”.

Pere Aragonès, presidente de la Generalitat, ha sido invitado a acompañar a Otxandiano y Otegi en el cierre de la campaña vasca. Porque otra de las obsesiones de EH Bildu es mostrar perfil gestor. En la campaña, las referencias a su actividad municipalista han sido constantes. Pero Otxandiano incluso se ha llegado a reunir con exconsejeros del Gobierno Vasco de EA, de EB o incluso del PSE-EE que ahora le apoyan. El propio candidato, para mostrar la evolución de lo que fue HB a lo que es EH Bildu, ha recordado que forma parte de su lista también el exmagistrado amenazado por ETA Manuel Díaz de Rábago. A los dirigentes de EH Bildu les gusta denominarse “frente amplio”, como Pepe Mújica en Uruguay. Miran también al Sinn Féin, que mutó de brazo político del IRA a fuerza ganadora tanto en la Irlanda independiente como en la Irlanda británica. “Sonreíd, que vamos a ganar”, le gusta repetir a Otegi desde que estaba en la cárcel hace una década.

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