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El mayor fondo soberano del mundo veta a la petrolera que quiso buscar crudo en el Golfo de Valencia

Manifestación en Castellón en febrero de 2014 contra las prospecciones en el Golfo de Valencia.

Antonio M. Vélez

El fondo soberano de Noruega, el mayor del mundo, ha decidido vetar a la petrolera Cairn Energy, conocida en España por su intento de buscar crudo en aguas del Golfo de Valencia, ante “el riesgo de violaciones particularmente serias de normas éticas fundamentales” por parte de la compañía escocesa.

El fondo de pensiones de Noruega anunció su decisión a finales del mes pasado, atendiendo a una petición formulada en febrero por el Comité de Ética de la entidad estatal.

Este órgano había recomendado excluir de su universo de inversiones a la compañía escocesa y a otra petrolera, la estadounidense Kosmos Energy LTD, por considerar que ambas “contribuyen a serias violaciones de normas éticas fundamentales a través de sus exploraciones de hidrocarburos en aguas profundas del Sáhara Occidental a nombre de las autoridades marroquíes”.

Cairn y Kosmos se unen al largo listado de compañías (más de un centenar)  de todo el mundo vetadas en los últimos años por el fondo noruego por razones tan diversas como casos de corrupción, violaciones de los derechos humanos, daños medioambientales o a la salud o participación en el negocio de las armas, entre otras.

Entre ellas están firmas tan conocidas como Airbus, Lockheed Martin, Boeing, todas las grandes compañías tabaqueras, Rio Tinto, Daewoo, Wal Mart o Barrick Gold, la minera a la que asesora el expresidente José María Aznar. La española Repsol estuvo cerca de entrar en esa lista por su participación en un yacimiento en la amazonia peruana que acabó vendiendo tras la advertencia del Comité de Ética de la entidad.

El Fondo de Pensiones de Noruega (NBIM, por sus siglas en inglés) ganó 334.000 millones de coronas (35.520 millones de euros) en el conjunto de 2015. En mayo pasado, la entidad anunció su intención de demandar al grupo automovilístico alemán Volkswagen, del que es accionista, por el escándalo de la manipulación de emisiones de sus motores diésel.

Cerca de Bush y Tony Blair

Con sede en Edimburgo (Escocia) y presencia en Reino Unido, Noruega, Irlanda, Groenlandia, Malta, Marruecos, Mauritania y Senegal, Cairn Energy fue fundada en 1981 por el antiguo jugador de rugby escocés Sir Bill Gammell.

La empresa, pionera en la búsqueda de petróleo en el Ártico, ya recibió en 2011 críticas de la organización ecologista Greenpeace por esos proyectos de exploración. La ONG, que subrayaba su “enorme influencia entre políticos de relieve como Tony Blair y la familia Bush”, planteó entonces “serios interrogantes sobre su capacidad para hacer frente a un accidente en uno de los ambientes más hostiles de la Tierra”. 

Cairn Energy llegó a tener cinco permisos de exploración de hidrocarburos en la zona del golfo de Valencia, que se extendían mar adentro en una franja que en su punto más cercano a la costa peninsular llegaba a apenas seis kilómetros del faro de Cullera (Valencia) y en la parte insular, a 35 millas de la costa de Ibiza.

Los permisos, tramitados a través de su filial Capricorn Spain Limited Sucursal en España, habían sido concedidos a partir de 2010 por el entonces ministro de Industria, Miguel Sebastián.

Pese al entusiasmo del sucesor de Sebastián en ese departamento, José Manuel Soria, por las prospecciones de crudo, la empresa tuvo un tibio apoyo del Gobierno de Mariano Rajoy a sus proyectos en el Mediterráneo, que pusieron en pie de guerra a las comunidades autónomas de Valencia y, muy especialmente, Baleares, ambas gobernadas entonces por el PP.

La multinacional también había solicitado permisos en el golfo de León (frente a la Costa de Catalunya y Baleares) y en el mar Cantábrico (frente a la costa vasca). Pero acabó cerrando su oficina en Madrid a finales de 2014. El año pasado renunció a los permisos del Golfo de Valencia, que estaban pendientes de la Declaración de Impacto Ambiental.

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