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Blesa declara que las tarjetas eran parte del sueldo y que nunca leyó el correo que bautizó las ‘black’

Miguel Blesa declara en el juicio por las tarjetas black.

Pedro Águeda / Belén Carreño

El que fuera presidente de Caja Madrid Miguel Blesa ha permanecido 75 minutos intentando convencer al tribunal de que las tarjetas que hoy le sientan en el banquillo no eran más que otra forma de “dignificar” el sueldo de consejeros y directivos, un modo de aumentar una retribución que ha defendido como perfectamente legal. “Un complemento retributivo de libre disposición”, ha dicho Blesa. La investigación, sin embargo, ha puesto de manifiesto que esa supuesta parte del sueldo no era declarada a Hacienda por la entidad, algo de lo que Blesa ha intentado desvincularse, descargando la responsabilidad en el área fiscal de Caja Madrid.

Blesa se ha aferrado a que en los 23 años que pasaron desde la aprobación de las tarjetas para los consejeros, en la época de su predecesor, hasta la quiebra de la entidad, ni Hacienda, el Banco de España o los órganos internos pusieron “tacha alguna” a su existencia y funcionamiento. Cuando el fiscal le ha insistido por qué no se declaraba la tarjeta a Hacienda, Blesa ha respondido: “No le puedo contestar, estábamos en la creencia de que esa retención se estaba practicando. Hay que confiar en el responsable funcional de la caja”.

El fiscal ha insistido en que el comité de retribuciones no podía saber que eran retribuciones si no se le informaba de ello. En todo momento, Blesa ha defendido que si las cifras de las retribuciones no se desglosaban ante los controles internos, ni los externos (como los informes a la CNMV), era porque se prefirió hacerlo “de forma agregada” debido a lo “delicado” de la cuestión de las retribuciones de los consejeros.

Las explicaciones no han convencido al fiscal Alejandro Luzón, que ha puesto en aprietos a Blesa en varios momentos ¿Cómo podía tratarse de parte del sueldo una cantidad que podría alcanzarse a gastar o no durante un mes?, ha venido a preguntar el fiscal. “Casa mal”, ha dicho Luzón. Y Blesa ha respondido que se trataba de un pago en especies, de igual forma que se hacía con los seguros de vida o con los créditos a más bajo interés que para los clientes de la entidad. “¿En qué acta se dice que las tarjetas eran para retribuir consejeros?”, ha preguntado infructuosamente el fiscal.

El correo original que dio origen al caso de las black desmonta esta teoría, ya que en él se asegura que eran opacas fiscalmente. Por eso Blesa ha optado por decir que nunca lo había leído. El fiscal Luzón ha dejado pasar una buena parte del interrogatorio antes de mostrar a Blesa este correo electrónico que desveló eldiario.es en diciembre de 2013 y en la que el secretario del Consejo de Administración de entonces, Enrique de la Torre, le informa a su sucesor de la existencia de las “tarjetas black a efectos fiscales”. Blesa iba en copia, pero el acusado ha dicho este viernes que no leía los correos de los directivos en copia y que les advirtió que no lo haría porque recibiría entonces “50, 80 o 100” todos los días.

La defensa ha puesto en duda la existencia y credibilidad del correo, ya que dice que está recogido de forma reconstruida en el informe que hizo KPMG. El hecho de que en el correo se reconozca explícitamente que no había control fiscal en las tarjetas, echaría por tierra parte de la defensa de Blesa.

Sueldos móviles

El fiscal se ha empleado a fondo con otros correos, en los que se habla de mover a voluntad los límites de las tarjetas. ¿Cómo es posible que los consejeros pidieran que les aumentaran ese límite de gasto algunos meses si se trataba de parte de su sueldo? La explicación del expresidente de Caja Madrid ha consistido en que podían gastar más un mes y menos otro hasta no sobrepasar la cantidad de 50.000 euros al año. “Era un límite operativo”, ha dicho Blesa. “Nunca autoricé un aumento”, ha añadido. Un correo electrónico incorporado por Bankia a la causa unos días antes del juicio desmiente esta afirmación, ya que un directivo pide que se le amplíe el límite un mes a 60.000 euros, 10.000 más que la cantidad más elevada que supuestamente tenían asignada para todo el año algunos de los beneficiarios de las black.

El fiscal ha seguido acorralando a Blesa al preguntarle por qué había consejeros que podían sacar dinero en efectivo con un pin en el cajero y otros no, algo que no cuadra si se trataba de parte de su sueldo para todos. “No tengo la seguridad de que algunos no tenían pin”, se ha limitado a contestar Blesa. El expresidente de Caja Madrid también ha dicho desconocer que hubo consejeros que siguieron gastando con la ‘black’ después de abandonar la silla del Consejo.

Según Blesa, los auditores de la entidad debían conocer la existencia de las tarjetas ‘black’ pero no porque se les informara expresamente sino porque tenían “obligación de revisar” toda la documentación interna. “Tienen suficientes pistas”, ha dicho el expresidente de Caja Madrid. “¿Pistas?”, ha replicado de inmediato el fiscal.

A preguntas de su abogado, Blesa ha zanjado: “Siempre he tenido la convicción de que estaba actuando legítimamente y tengo la plena convicción ahora”. Antes del interrogatorio, el tribunal ha rechazado todas las cuestiones previas planteadas por las partes. Así, Bankia y el FROB seguirán ejerciendo la acusación particular y la hoja Excel de los gastos de los consejeros serán válidos como prueba.

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