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Sobre este blog

¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros. 

España y el problema de los Objetivos

(c) Pablo Tosco  Oxfam Intermón

Jose María Vera @Chema_Vera

Director de Oxfam Intermón —

Este fin de semana tendrá lugar en Nueva York la Asamblea de Naciones Unidas, una reunión internacional de primer orden a la que asistirá una delegación española encabezada por S. M. el Rey. Es una oportunidad para resituar el papel de nuestro país no sólo con respecto a nuestra influencia en la política global, sino también en relación a la situación de pobreza, exclusión y desigualdad dentro de nuestras fronteras. No se trata de una Asamblea más ya que este año caducan los llamados “Objetivos de Desarrollo del Milenio”, que fueron establecidos en el año 2000 como un compromiso global de lucha contra la pobreza en sus múltiples dimensiones. Hay de todo en los resultados de estos quince años. Avances notables en algunos países y metas como la educación básica. Estancamiento e incluso retrocesos en otras zonas y sectores ante el estallido del cambio climático, el acaparamiento de recursos o los viejos y nuevos conflictos, entre otras plagas.

En Nueva York se presentarán los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que apuntan al año 2030 en sus metas. El marco de 17 objetivos y 169 metas que será aprobado por los Presidentes es potente. Aunque parecen muchas, es la única manera de mantener el esfuerzo concertado en sectores básicos como la salud, la educación o el hambre (se apunta al “hambre cero” en 2030). Y al tiempo incorporar o intensificar compromisos en relación con la desigualdad, el empleo y el cambio climático, entre otras áreas cruciales para lograr la erradicación de la pobreza. Los ODS son relevantes no solo en los países más empobrecidos ya que también son aplicables en su mayoría, en países desarrollados y de renta media.

En el lado oscuro, hay que destacar que la financiación se muestra esquiva por ahora. En Julio tuvo lugar la Conferencia de Addis Abeba sobre Financiación del Desarrollo con unos resultados decepcionantes, tanto en los compromisos de los países ricos sobre ayuda al desarrollo y fondos para luchar contra el cambio climático; como en avanzar en una autoridad fiscal internacional que frene el sumidero de recursos evadidos por grandes empresas y fortunas, a través de la ingeniería tributaria y de esos agujeros negros que son los paraísos fiscales.

Malas noticias para empezar la Asamblea, ya que la buena retórica sin financiación que la respalde, se convierte en esa palabra hueca que abunda en las Cumbres internacionales.

España poco puede mostrar en la arena global. En los países más pobres, los ODS se lograrán combinando varias estrategias. Entre ellas, la Cooperación al Desarrollo es una de las imprescindibles y la bandera de los países desarrollados en su compromiso con los retos globales y la solidaridad. España arrió la bandera y con una reducción del 70%, ya no cabe disimular más con programas enanos a los que se les hace parecer fuertes a base de discursos y del buen hacer de quienes los impulsan. En otros campos España tampoco se distingue, ni lidera, ni se compromete más allá de lo predecible. Falta una política de desarrollo internacional y sobre todo, faltan estadistas creíbles que la impulsen.

Es inaceptable regatear con el flujo de refugiados a Europa y haber laminado la Ayuda Humanitaria, esencial para responder en los campos de refugiados y que escasea al límite en Siria y en los países limítrofes. Si juzgamos su compromiso humanitario efectivo, el gobierno demostró hace ya mucho tiempo que los refugiados sirios -y desplazados yemeníes, centroafricanos, burundeses…- le importan poco.

Lo que tal vez no está considerando nuestro Gobierno  es que los ODS son universales. Hay que contribuir a su consecución global y en los países de menor desarrollo. Y hay que cumplirlos en España con metas e indicadores adaptados a nuestro nivel de desarrollo. En algunos campos como la desigualdad, la pobreza –especialmente la infantil-, el cambio climático o la sanidad universal, España tiene retos descomunales.

En nuestro país hay 13.4 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión y 3.2 millones que sufren privación severa, el doble que en 2007. En la “Liga de la desigualdad Europea” presentada por Oxfam, España ocupa el 7º lugar entre los países más desiguales en renta disponible, tras impuestos y transferencias, lo que muestra la regresividad de nuestro sistema fiscal y su ineficacia para redistribuir y reducir la desigualdad. Las medidas de austeridad han sido causantes de un incremento de la pobreza en un 65%.

Estos son los hechos. Ahora, con pena o gloria relativas, España  pasará el examen, al menos el del discurso, ante la Asamblea General. Dicha la palabra, los ODS abren un largo y exigente camino al nuevo gobierno, tanto en su compromiso y responsabilidad internacionales, como en un cambio en las políticas nacionales que priorice a los más vulnerables y ponga la lucha contra la pobreza y la desigualdad en el centro.

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¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros. 

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