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La promesa de disolver los antidisturbios de la Guardia Urbana se encalla en Barcelona

La alcaldesa Ada Colau con el comisionado de seguridad Amadeu Recasens y el jefe de la Guardia Urbana Evelio Vázquez / Ayuntamiento de Barcelona

Jordi Molina

Barcelona —

Disolver los antidisturbios de la policía municipal de Barcelona, conocidas por el acrónimo USP (Unitat de Suport Policial), antes UPAS, no será una tarea fácil. De hecho, “la total disolución” tal y como preveía el programa de Barcelona en Comú, está hoy más lejos que una “reformulación”. En declaraciones a este medio, el comisionado de seguridad, Amadeu Recasens, ha admitido la complejidad de la cuestión y se mostrado abierto a hablar reformular la polémica unidad, en el marco de una gran reestructuración del cuerpo. “Hoy por hoy, está todo abierto”.

La propuesta pasaría por mantener una unidad en el Ayuntamiento y “reubicar” el resto en los Distritos. Una reformulación que, sin embargo, se aleja de la estela iniciada por Badalona y secundada por Sabadell, que han disuelto la unidad de antidisturbios sin matices. Este miércoles, en la Comisión de Presidencia, Derechos de Ciudadanía, Participación y Seguridad y Movilidad celebrada en el Ajuntament de Barcelona, el comisionado ha pospuesto la decisión a un mes vista, cuando anunciará la presentación de su Pla Director.

Será ese documento el que acabe de reflejar la posición definitiva del Ejecutivo, que ha ido matizando su voluntad inicial desde que tomó posesión del cargo. E incluso ha tenido que hacer uso de la unidad, en más de una ocasión. Recasens ha pedido tiempo: “Es importante tener claro qué queremos hacer con la policía y aprobar sus líneas de actuación, si no corremos el riesgo de que sea la organización policial quien acabe tomando decisiones políticas”. Unas palabras que no han gustado a Ciutadans y PP que le han pedido a Recasens que la policía se límite “únicamente a obedecer la ley”.

Para el concejal de Ciutadans, Francisco Sierra, “es evidente” que el equipo de Colau no tocará la USP y que, en consecuencia, “Colau incumple una promesa de mandato”. En declaraciones a este medio, Sierra asegura que Recasens ya ha avanzado extraoficialmente que Barcelona, “por su dimensión y por prevención”, no se puede permitir disolver la USP y ha acusado al Ajuntament de “ser incapaz” de llevar a buen puerto sus propuestas. “Una cosa es hablar en la campaña desconociendo la realidad, y la otra gestionar una cuerpo como la GUB”.

Durante la campaña electoral, la ahora alcaldesa de Barcelona aseguró por activa y por pasiva que prescindiría de esta unidad “de forma progresiva”, que acumulaba algunos casos de excesiva dureza y agentes con expedientes marcados por las irregularidades, como admitía incluso un ex sargento de la Guardia Urbana, José Martínez, que llegó a hablar de “manzanas podridas”. En este apartado, la CUP se ha puesto al lago del gobierno, y ha recordado los antecedentes “de racismo” de la unidad, citando el caso del 4-F, recogido en el documental Ciutat Morta.

Ante las dudas sobre la determinación del equipo de Colau, el número dos de la alcaldesa, Gerardo Pisarello, ha recordado en declaraciones a Catalunya Plural “que no renuncian a su objetivo”, pero se ha mostrado prudente a la hora de concretar en qué consistirá la reformulación del cuerpo.

El Plan Director en el que trabaja Recasens en sintonía con Colau, la máxima responsable de la seguridad en Barcelona, quiere ser la herramienta definitiva que ampare el Plan de Seguridad Ciudadana 2016-2019, que plasmará las políticas me materia de seguridad del gobierno. Este texto supondrá la revisión del Plan 2012-2015 que selló CiU bajo mandato de Xavier Trias, con la voluntad de adaptarlo al nuevo contexto económico y social. Recasens ha insistido en las líneas maestras de su plan, que pivotará sobre tres ejes: “proximidad, seguridad y justicia”.

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