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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Ni el Barroco es renacentista ni el Modernismo es abstracto: “Antología del disparate” en una guía oficial de Cuenca

Arco de Esteban Jamete

Alicia Avilés Pozo

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Cuenca es Patrimonio de la Humanidad. Acoge a miles de turistas cada día y buena parte de su belleza bebe de su patrimonio histórico, una mezcla de diferentes estilos que dan fe de un pasado repleto de riqueza cultural. Relatar su historia requiere, por tanto, un amplio conocimiento de cada elemento arquitectónico y también la perfecta ubicación de cada referencia cronológica. Rigor histórico, básicamente.

No es esa precisamente la tónica general de una de las guías oficiales de Cuenca: la centrada en su patrimonio artístico, impresa para su distribución y publicada desde el pasado mes de diciembre en la página oficial de turismo de la ciudad. En esta guía, entre otros errores, se confunde el Renacimiento con el Barroco o el Modernismo con el arte abstracto en la definición de elementos patrimoniales de la ciudad.

Lo ha denunciado el investigador y académico conquense José Antonio Silva, quien ha precisado a elDiarioclm.es que esta crítica la realiza a título personal, aunque es miembro de la Real Academia Conquense de Artes y Letras (RACAL).

Según relata, el pasado mes de diciembre, el Ayuntamiento abrió plazo de presentación de ofertas para la publicación en papel de cinco guías, enmarcadas en el Plan de Sostenibilidad Turística. Pero por entonces estos documentos, según afirma Silva, ya estaban colgados en la web en formato PDF.

“Un texto ampuloso, mal escrito y lleno de errores”

“Llevado de la curiosidad”, el académico consultó una de estas guías, la titulada 'Cuenca. Patrimonio, arte y cultura', cuya parte literaria lleva la firma del actual cronista oficial de la ciudad, Miguel Romero. “Me encontré con un texto ampuloso, mal escrito y lleno de errores, imprecisiones y barbaridades. Más propio de una antología del disparate”, afirma. La gravedad, recalca, es aún mayor puesto que este documento está avalado por el Gobierno de Castilla-La Mancha y el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

Concretamente, el investigador afirma que en la guía se constata una “ignorancia supina” al asegurar, por ejemplo, que en el interior de la catedral de Cuenca se puede admirar “el arco barroco de Esteban Jamete” cuando “esa es la obra más representativa del Renacimiento en la ciudad”.

También critica que se hable de un paisaje urbano con “rascacielos que sujetan sus arbotantes” cuando este último término se refiere a los arcos situados en la parte exterior de los edificios, que transmiten el empuje de una bóveda a un contrafuerte, lo que no es el caso de estas construcciones.

Asimismo, califica de “osadía inconsciente” el hecho de que en la guía se hable de “vidrieras del XVI y vítreos modernistas”. En esta expresión no solo se utiliza el adjetivo “vítreo” como un sustantivo equivalente a vidriera, sino que además incluye como pertenecientes al Modernismo unos vitrales realizados “por destacados representantes del arte abstracto de los últimos decenios”. De hecho, apunta que las mismas vidrieras de la catedral calificadas como modernistas, después vuelven a ser mencionadas como “arte abstracto ideado y plasmado por artistas de la solemnidad vanguardista”.

José Antonio Silva ironiza con esta cuestión. Señala que, en “su concepción del devenir artístico”, el autor de la guía debe entender que el Modernismo “hubo de extenderse mucho en el tiempo”, porque el actual Museo Paleontológico, levantado ya en los primeros años del siglo XXI, le parece también “un edificio en construcción modernista”.

Abundan igualmente referencias anacrónicas. Es el caso de la mención al cronista de los marqueses de Cañete, Juan Pablo Mártir (en la guía aparece sin el “Juan” y como “Martín”) Rizo y a Antonio Ponz. En la guía se relata que ambos describieron el agrietamiento de uno de los arcos del antiguo puente de piedra de San Pablo en 1589. “Pero ni el uno ni el otro pudieron hacerlo, pues el primero nació en 1593 y Ponz más de cien años después, en 1725”.

Otro error que señala el académico es la referencia a que los tres arcos del Ayuntamiento de Cuenca “sostienen el paraninfo municipal como salón de Cortes y Plenos”. Explica Silva que ni el lugar es un paraninfo (“en algunas universidades, salón de actos”) ni en él se han celebrado nunca cortes autonómicas.

El resto de críticas se refieren al uso de determinadas palabras. Por ejemplo, en otra parte de la guía se afirma que Angélicas y Celadoras han “embaucado” rincones cuando esta palabra significa “engañar”; o que el el Museo de Arte Abstracto “entabica pared” con restaurantes recién inaugurados.

Ante “semejante cúmulo de disparates”, el investigador y académico registró en el Ayuntamiento el pasado 20 de diciembre (ocho días antes de que finalizara el plazo de presentación de ofertas para la edición en papel de las guías) una carta dirigida al alcalde de la ciudad, Darío Dolz, en la que le exponía, “las deficiencias del texto del señor Romero”. Le pedía asimismo la retirada de la web del PDF correspondiente y su “cuidadosa revisión” antes de llevarlo a la imprenta.

Su petición no fue atendida y finalmente la guía se encuentra ya impresa y el documento sigue colgado en la web, en ambos casos sin corrección alguna.

Es un despropósito descomunal que se podía haber evitado muy fácilmente y con toda discreción

“O en el Ayuntamiento nadie leyó mi carta, lo que me obligaría a preguntarme sobre la atención que nuestros munícipes prestan a las sugerencias y las iniciativas de los ciudadanos, o, si alguien lo hizo, el asunto no le pareció, como a mí sí me lo parece, un despropósito descomunal que se podía haber evitado muy fácilmente y con toda discreción. Quizá alguien debería ofrecer una explicación”, concluye .

Fuentes el equipo de Gobierno municipal defienden que la guía está elaborada por el cronista oficial de la ciudad, Miguel Romero, y han declinado hacer valoraciones. Sí ha respondido a este periódico el propio cronista. Afirma que si en la guía hay algún error puede ser fruto del “descuido más que del desconocimiento” y que la narrativa utilizada es la propia de este tipo de publicaciones.

Miguel Romero considera que en el caso de que existan algunas “inexactitudes” se podría estudiar su corrección aunque sería “complicado” puesto que la guía ya está en circulación. No obstante, considera que si se trata tan solo de algunos errores puntuales, lo importante es el conjunto de la guía. “Tiene 63 páginas y en el cómputo global no afecta tanto”, añade.

Aunque el académico José Antonio Silva ha realizado estas acusaciones a título personal, no es la primera vez que el cronista de Cuenca protagoniza una polémica. El pasado mes de junio, la RACAL le acusó de haber plagiado al menos una parte de sus textos e intervenciones.

“Somos muchos los que llevamos años soportando estoicamente un chaparrón tras otro, poniéndonos amarillos cada dos por tres con sus textos o sus intervenciones públicas por no querer ponernos colorados una única vez denunciando abiertamente sus errores, sus plagios y sus falsificaciones históricas», se quejó entonces la Real Academia.

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