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Un viaje por el Valle del Mosela: Desde Trier a Cochem

Paisajes del Valle del Mosela. Pequeñas ciudades medievales y viñedos definen este rincón del oeste de Alemania.

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Tierra de Castillos. El Mosela deja Trier y se embarca en un tramo final marcado por por los meandros, los bosques, los viñedos y las grandes fortalezas medievales. La ruta propuesta cubre unos 180 kilómetros desde la vieja Treveris y Coblenza, la ciudad que ocupa la desembocadura de nuestro río con el mítico Rin. Alemania pura que se deja sentir en sus pueblos, sus villas y sus paisajes. Alemania pura que invita a alejarse de las vertiginosas autopistas (donde uno se asusta por las velocidades que alcanzan los locales) y pegarse al cauce sinuoso del río para poder disfrutar de un viaje a velocidades más pegadas a la tierra. ¿Mucho que ver? Demasiado. La cercanía de Trier y la coincidencia del valle del Mosela con la antigua Via Agrippa que conducía hasta Colonia hace que la presencia de restos romanos siga siendo importante. Lo ideal sería cubrir la ruta en dos días para poder disfrutarla como se merece, pero también puede hacerse en una sola jornada priorizando los lugares donde pararse. Hoy viajaremos hasta la ciudad de Cohen aunque dejando la visita a esta última para la última etapa del viaje.

Para que te hagas una idea, no has recorrido ni una veintena de kilómetros desde Trier y ya tienes dos antiguas villas romanas las de Longuich y la de Mehring.  Y tú dirás, ¿Más romanos? Pues sí. La Villa de Mehring merece mucho la pena pero el verdadero lugar de interés romano de esta zona del río es la ciudad de Neumagen-Dhron. Este lugar fue uno de los centros de producción de vino más importantes y apreciados de todo el imperio. Desde que salimos de Trier, el paisaje se convierte en una sucesión de viñedos que ocupan la práctica totalidad del valle aprovechando los enormes meandros del Mosela (tierras muy fértiles). Las villas que hemos ido dejando atrás en estos primeros 20 kilómetros se dedicaban al vino pero era Noviomagus Treverorum (la actual Neumagen-Dhron) desde donde se centralizaba la producción y el envío del vino por vía fluvial. Una estela funeraria que se encontró aquí y se exhibe en el Museo Renano de Trier reproduce un barco de transporte de vino de aquellos años (Estela de Noviomagi). Hoy se puede dar un paseo por el río en una reproducción del barco además de visitar una pequeña localidad con algunos lugares interesantes.

Un paseo por Bernkastel-Kues.-  El Marktplatz (Plaza del Mercado) de Bernkastel-Kues es para muchos la plaza ‘mayor’ más bonita de Alemania. Este conjunto de antiguas casas medievales de cal y trama de madera es una imagen icónica del Valle del Mosela y, también, uno de los puntos culminantes de este viaje. Colócate junto a la Fuente de San Miguel y haz una panorámica de 360 grados. Nada desentona: el Ayuntamiento renacentista da un toque de distinción a un conjunto en el que nada desentona. A pocos pasos de la plaza tienes la Spitzhäuschen (Karlstrasse, 13) una casa del siglo XV perfectamente conservada convertida en sala de cata de los deliciosos vinos de la región (las viñas se esparcen a pocos metros de las últimas casas del casco histórico). Aquí te vas a encontrar con esa esencia típicamente alemana dejando atrás a la Trier romana. EL otro gran icono de la localidad es la Iglesia de San Miguel (Am Kirchhof, 6), gótica por dentro, barrca por fuera y con un campanario que ofició más de una vez de torre defensiva.

El pueblo es pequeño y se recorre en un par de horas tranquilas. Pero si vas con prisa debes incluir otros dos lugares de interés: el Castillo de Landshut (Burg Landshut,), que aunque está en ruinas ofrece unas vistas brutales sobre el río, los viñedos y la propia ciudad –algunas partes de sus muros son de origen romano- y el Hospital de San Nicolás (Cusanusstrasse, 2), un precioso complejo del siglo XV que sirvió durante siglos como monasterio y hospital de peregrinos. Su claustro es bellísimo. Dos museos en Bernkastel-Kues.- La primera de las propuestas es el El Museum Graacher Tor (Graacher, sn) que está dedicado a la historia de la ciudad y posee una modesta pero interesante colección de objetos históricos, obras de arte y documentos. Y la segunda es la Casa del Cilindro (Adolf-Kolping-Straße, 2) que está dedicado a la historia de la automoción en Alemania y posee una de las mejores y más grandes colecciones de automóviles y motocicletas del país.

Traben –Trarbach o la capital alemana del vino.- Como suele suceder con otras localidades de la zona, cuando hablamos de Traben-Trarbach hablamos de dos antiguos pueblos separados por el Mosela que hoy se han unido en una sola entidad. También hablamos de un pueblo monumental precioso con su castillo, su iglesia, sus casas medievales con tramas de madera y sus paisajes vinícolas. Vino. A lo bestia. En el siglo XX sólo había una ciudad en Europa que exportaba más ‘caldo’ que ésta: la mítica Burdeos. El vino trajo una riqueza brutal que se deja ver en las callejuelas de un pueblo precioso con casonas palaciegas (en una colección que va desde las típicas casas medievales a una de las mayores colecciones de Art-Nouveau de Alemania) que se pagaron gracias a los barriles de vinos que desde aquí se esparcían por toda Europa. También fue el vino el responsable de una nutrida red de túneles y cavas subterráneas que se han convertido en otra seña de identidad del lugar.  Pero el gran punto de interés son las ruinas del Castillo de Grevenburg (acceso por Schottstrasse), una fortaleza del siglo XIV que ha cambiado de manos decenas de veces y la Fortaleza de Mont Royal (acceso desde Traben), una imponente plataforma artillera del XVIII engullida por el bosque. Otra curiosidad del pueblo es el Museo de Buda (Bruno Möhring Platz, 1) un centro que posee más de 20.000 objetos relacionados con el budismo.

Una vuelta de casi 360 grados en Zell.- Pocos kilómetros antes de llegar a Cochem hay que hacer una parada en el Meandro de Zell. Y los mejores lugares para ver como el río casi se toca en una vuelta de 360 grados son el Castillo de Marienburg y el Mirador de Collis-Turm (acceso desde Zell), una pequeña atalaya sobre los viñedos que permite una panorámica amplia sobre la gran curva que describe el Mosela. Desde aquí hasta la ciudad de Cochem apenas hay un paseo en coche de veinte minutos.

Fotos bajo Licencia CC: Elodie M; TijsB; Heribert Bechen; LaurPhil; Polybert49; Carole Raddato

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