La memoria de las plantas en el suelo permite describir los paisajes que observaron los aborígenes canarios

Gara Santana

0

El estudio de los fitolitos, que son microfósiles silíceos vegetales formados en el interior de las plantas, puede ofrecer información sobre cómo eran los paisajes insulares en el pasado. Un equipo de investigación de la Universidad de La Laguna se embarcó en la creación de una colección de de fitolitos, apoyándose sobre las bases sentadas por el trabajo pionero del Dr. José Á. Afonso Vargas, centrada en plantas seleccionadas relevantes para el estudio de las interacciones socio-ecológicas pasadas en las Islas Canarias, ya que estos microfósiles tienen un excelente potencial de preservación en depósitos sedimentarios.

El trabajo ha sido recientemente publicado en la revista Vegetation History and Archaeobotany. “Este trabajo es la base sobre la que futuros estudios documentarán la importancia de ciertas plantas en la historia ecológica del archipiélago, que difícilmente dejan rastros macroscópicos”, asegura Álvaro Castilla Beltrán, uno de los investigadores principales. Beltrán, en declaraciones ofrecidas a este periódico, asegura que es interesante “cualquier información que tengamos sobre el pasado remoto o reciente, de vital importancia para leer hasta qué punto el paisaje ha cambiado, se ha antropizado, que son las modificaciones que el ser humano ejerce sobre el paisaje”.

En este caso, lo que hacen estos investigadores es mirar el suelo y sus sedimentos para ver qué tipo de elementos de estudios pueden conectar con ese paisaje pasado ya imposible de observar porque ha desaparecido en los últimos 2000 años, e incluso, cuando nadie habitaba las islas.

Por el momento, los resultados indican que, entre los taxones seleccionados, las especies dentro de las familias Arecaceae (palmera canaria), Boraginaceae, Cyperaceae, Poaceae y Urticaceae (familia de las ortigas) son las principales productoras nativas de fitolitos en el archipiélago, y estos elementos microscópicos pueden preservarse en contexto arqueológico o en cuencas naturales.

“Podremos intentar determinar cual es el impacto medioambiental que produce el ser humano al llegar a unas islas como las Canarias, las primeras habitadas de La Macaronesia, o de los animales que estas poblaciones humanas trajeron consigo”, explica.

Esta creciente colección de referencia marca un paso significativo hacia la aplicación del análisis de fitolitos para desentrañar la transformación climática y humana a largo plazo de este punto caliente de biodiversidad en un tiempo donde todas las pistas del pasado son válidas para adivinar los paisajes de un futuro incierto por la aceleración de la crisis climática global.