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Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

Triple salto mortal y a correr. Para ganar

José María Izquierdo

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El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

¡Ufff! de alivio de poco más de media España, ¡aggg! de desesperación de poco menos de media España. Sufrimos, claro que sufrimos, pero pocos minutos después de las once de la mañana recuperábamos la color de nuestras ajadas mejillas. El parto de los montes parió esta vez un ejemplar descomunal, que tantos momentos de zozobra bien se merecían un final wagneriano. Es obvio que la primera intención de Sánchez con la carta y su amenaza de dimisión se ha conseguido con creces: el puñetazo en la mesa, el aldabonazo de atención para acabar -o por lo menos mostrarla en su crudeza- con esa riada imparable de mugre nauseabunda, cóctel deleznable entre una acción vomitiva de la oposición de ese señor dizque moderado, llamado Alberto Núñez Feijóo, una judicatura que incluso se atreve a salir a la calle, con toga y puñetas, a manifestarse contra el Gobierno –¿cabe mayor desvergüenza?–, más esas gotas de angostura que proporcionan a la mezcla el amargor de la bilis y la miseria de una prensa bochornosa, mendaz y generadora de bulos infames. Acusarán al presidente de todo lo imaginable, ya lo hacen desde hace diez años, pero seguro que las buenas gentes de nuestros pueblos y ciudades serán más conscientes después de estos cinco días de la bajeza moral de ese sucio conglomerado. Demasiado tiempo viviendo en el fango, respiremos un poco de aire puro. 

Primer paso, pues, dado con gracia y donosura. Primera pregunta: ¿Servirá este puñetazo en la boca del estómago de una sociedad envenenada por tanto tóxico para reconducir la actividad política hacia caminos de dignidad y decencia? Quizá, sólo quizá, haya servido para concienciar a esa convulsa ciudadanía de la necesidad de pisar el freno ante tanta inmundicia, pero dejen al Ojo opinar, ya saben que el pesimista es sólo un optimista bien informado, que apenas si servirá para hacer un mínimo rasguño en la piel acorazada de la oposición, los jueces y la prensa canallesca. En tan sólo unas horas ya se acumulan evidentes muestras de lo que decimos. El propio Núñez Feijóo, tan desesperado como para recurrir al Rey, lo ha expuesto en toda su crudeza, aún más vociferante que aquel estrambótico pimpollo Casado, por no hablar del señor Abascal, todavía en el paleolítico. No quieren bajar el tono porque es ahí donde saben moverse: en las porquerizas. ¿Cómo explicar si no es así ese batallón de fusileros reclutados por el partido para ejercer de portavoces, desde Gamarra a Tirado, de Álvarez de Toledo a Ester Muñoz o Rafael Hernando? Hozar y más hozar y chufla, chufla, que como no te apartes tú yo sigo aquí: dándome de cabezazos contra el muro. Incluso han sacado a pasear a Aznar, el mentiroso. Por no insistir, ya lo haremos en su momento, en la reacción de esos medios tan entretenidos que llenan de estiércol la atmósfera en la que nos movemos. ¿Citamos a Abc, El Mundo, Okdiario, El Debate? ¿A la basurilla de The Objective o Libertad Digital? Puaj. Ni han parado en estas últimas horas ni pararán. Sólo existen para eso, únicamente les financian para eso, inmersos como están, además, en una loca carrera de emulación. Thomas de Quincey, su guía: se comienza con un asesinato y se acaba por faltar a la buena educación.  

¿Entonces? Pues vayamos al punto y aparte que nos ha garantizado Sánchez: “Por eso asumo ante ustedes mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y con serenidad, por la regeneración pendiente de nuestra democracia y por el avance y la consolidación de derechos y de libertades”. Épicas intenciones que ahora habrá que llevar al papel y al devenir de las cosas de comer. Dicen desde el ala izquierdista del Gobierno, Yolanda Díaz, Íñigo Errejón, incluso Bildu, que la única salida posible a esta crisis es emplearse con fuerza y denuedo en ampliar e incrementar las políticas sociales, vivienda, dependencia, salarios, etc. Es posible. Pero primero hay que solucionar y enfrentar otros problemas. Quizá lo urgente no es lo más importante pero sí lo primero que hay que acometer. Así que manos a la obra. Por lo pronto, enfrentarse a esa barrabasada judicial del juzgado de Instrucción número 41 de Madrid, cuyo titular es su Señoría Ilustrísima don Juan Carlos Peinado, que ha transmutado la broma ridícula del esperpento malparido por Manos Limpias en una cuestión seria y de gran alcance. ¿Y cómo hacerlo? Al Ojo se le ocurre una fórmula: romper la defensa en dos. Por un lado, María Begoña Gómez Fernández, 51 años, una señora con una acreditada vida profesional, que bien haría en defenderse como tal, ciudadana privada, con los abogados que contrate para la ocasión. Ellos serán quienes manejen profesionalmente esta situación, demandas, querellas, inhabilitaciones. Y hágase esa defensa, además, con los dineros que guarde en la hucha doña Begoña, que los fondos públicos no están para defender a particulares. (Díaz-Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez, lean esa frase, por favor).